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España suma más de 4.500 kilómetros de cuevas y cada año se descubren 50 kilómetros más

El país aglutina el 19% de las simas más profundas del planeta. Espeleólogos gallegos y asturianos hallan dos kilómetros desconocidos, una nueva entrada y una laguna subterránea en el Geoparque Mundial de la Unesco Montañas do Courel

Dos espeleólogos exploran la sima Aradelas, en O Courel (Lugo).
Dos espeleólogos exploran la sima Aradelas, en O Courel (Lugo).Daniel Ballesteros

A finales de octubre, Galicia sumó un nuevo hallazgo al queso emmental de la España subterránea. Equipos espeleológicos gallegos y asturianos anunciaron el descubrimiento de dos kilómetros más de galerías y pozos vírgenes en la cueva más profunda de la comunidad, la sima Aradelas, al norte del Geoparque Mundial de la Unesco Montañas do Courel. Sin embargo Aradelas no es, ni de muy, muy lejos, la más profunda o la más larga cavidad natural de España. Según explica Daniel Ballesteros, coordinador del comité científico del Geoparque y primer geólogo que ha realizado un cálculo del conjunto, el país atesora el 19% de las simas más hondas de la Tierra (de más de un kilómetro de profundidad), suma más de 4.500 kilómetros de cuevas y cada año aparecen y se cartografían al menos otros 50 kilómetros, casi siempre en cavidades que ya habían sido descubiertas por anteriores equipos.


Por hacerse una idea, los 4.500 kilómetros de conductos bajo tierra, puestos en fila, servirían para viajar desde Madrid a Guinea Ecuatorial, a Kuwait, a Sudán, a la República Centroafricana o a Santo Tomé y Príncipe; también para pasar de largo la mayoría de las grandes ciudades europeas, incluso Moscú. “Sí... realmente hay muchas cuevas en España. Pero a diferencia del queso, donde los huecos se disponen aleatoriamente, las cuevas están organizadas por la posición de los ríos, manantiales o flujos de aguas subterráneas”, ilustra el geólogo gallego, que publicó por primera vez sus cálculos en la revista especializada Cota Cero en 2022. “No es solo un trabajo mío”, insiste varias veces, “mi parte consistió en recopilar y hacer la cuenta, con unas cifras que cambian constantemente, a medida que hay nuevos hallazgos”.

Para conseguir los datos, es preciso comprobar muchas fuentes, porque una misma cavidad suele aparecer con mediciones muy dispares si la información no está actualizada y la cartografía no está completa. “Este es un trabajo de todos los equipos”, nacionales e internacionales, que llevan internándose en las cuevas desde hace más de un siglo, “no solo en las más grandes y hermosas, sino en las más angostas y desagradables”. Hoy en España hay alrededor de 10.000 espeleólogos, de los que unos 8.000 están federados, con un porcentaje cada vez mayor de mujeres de menos de 50 años. De los 30 integrantes del equipo que se internó recientemente en Aradelas para explorar sus nuevos kilómetros conocidos, ocho (Susana Fernández, Susana Gutiérrez, Elvira Legaspi, Yaiza Linaje, Ana Belén Mosquera, Inma Pumariño y Carolina y Eva Rodríguez) eran espeleólogas.

La espeleóloga Inma Pumariño en Aradelas.
La espeleóloga Inma Pumariño en Aradelas.D. Ballesteros

“Desde hace más de 100 años, generaciones y generaciones de espeleólogos y espeleólogas han hallado, explorado, topografiado, fotografiado, filmado y descrito las cuevas de España. Somos un referente espeleológico a nivel mundial”, defiende Valladares, y por este “patrimonio geológico subterráneo excepcional” la Unesco ha declarado en España 17 geoparques. En nuestro territorio, desgrana el experto, “hay 280 cuevas que superan los tres kilómetros” y, de estas cavidades, “77 tienen más de 10 kilómetros de recorrido”. “La cueva más larga incluye 212 kilómetros de conductos subterráneos”, es el Sistema del Alto Tejuelo (San Roque de Riomiera, Cantabria), que ocupa el número 11º en la lista mundial. Pero uno de los rasgos más característicos de las cuevas de España, recalca Ballesteros, es “su gran verticalidad”. La más profunda, la Torca del Cerro del Cuevón (Cabrales, Asturias, Picos de Europa), alcanza 1,6 kilómetros de desnivel y ocupa el octavo puesto del mundo. En España se cuentan, de momento, 118 simas con más de 500 metros de desnivel y 173 de entre 300 metros y medio kilómetro.

En Folgoso do Courel, al este de la provincia de Lugo, Aradelas no era del todo desconocida: los vecinos de la comarca, y sobre todo los de la aldea de Campelo, saben desde siempre de su existencia, y la parte de la que se tenía constancia fue explorada por espeleólogos por primera vez en 1972. Los clubes Santa Clara y Montañeiros Celtas de Vigo llegaron en 1973 a los 120 metros de profundidad, y 14 años después el Espéleo Club Aradelas, ya bautizado con el nombre de la sima en 1985 y con base en Vigo, elaboró el primer mapa tras descubrir nuevos pozos y pasajes. Con el paso de las décadas, fueron apareciendo nuevas salas y alcanzándose cotas más bajas, y Aradelas se convirtió en un enclave importante de la espeleología en Galicia, un territorio mucho menos pródigo en cuevas que las comunidades vecinas en la cornisa cantábrica.

Lago Hydra, recién descubierto en Aradelas.
Lago Hydra, recién descubierto en Aradelas.Ignacio Ra

Pero este año llegó la mayor sorpresa: se descubrieron dos kilómetros nuevos de galerías, salas y pozos mediante la escalada en el interior de la sima y por el trabajo coordinado de nueve entidades gallegas y dos colectivos asturianos, todos volcados en la exploración de paisajes subterráneos. El nuevo mapa resultante incluye ya 2,2 kilómetros de conductos muy diversos y abundancia de espeleotemas (estalactitas, estalagmitas, columnas, gours, pisolitas, helicitas o excéntricas). Hasta se descubrió un lago de aguas color turquesa, Hydra, que fue investigado con espeleobuceo. Tiene unos 30 metros de largo y cuatro de profundidad.

Los investigadores de la cavidad encontraron incluso un nuevo acceso, y a esa nueva sala la llamaron Cova Emilio, en recuerdo del espeleólogo y maestro de escuela recientemente fallecido Emilio Ballesteros, padre de Daniel, miembro de Montañeiros Celtas de Vigo y responsable de sembrar el amor por este deporte en muchos de sus alumnos del colegio Ándersen en esta ciudad. Ahora, Aradelas va camino de representar la cuarta parte de los más de 10 kilómetros de cuevas conocidas en O Courel. La existencia de una segunda entrada a la sima “incrementa sustancialmente su valor deportivo”, reinvindicaba en un comunicado de prensa el Geoparque, “porque permite travesías”, recorridos subterráneos entrando con una boca y saliendo por la otra.

Un 18% de España de rocas solubles

En todas las listas mundiales de cuevas extensas y profundas aparecen citadas las dos que son récord en España, pero también otras muchas. Sus posiciones en la escala no son para nada desdeñables, sobre todo si se tiene en cuenta que han de medirse con la más larga conocida del planeta, Cueva Mammoth (Kentucky, Estados Unidos), con 685,6 kilómetros de pasajes explorados, y con la más honda registrada hasta ahora, Verióvkina (República autónoma de Abjasia, Georgia), con un desnivel de 2.212 metros hacia el interior de la Tierra.

Descenso en Aradelas.
Descenso en Aradelas.D. Ballesteros

La cantidad de cuevas en España se debe a la abundancia en grandes zonas del país de “calizas, mármoles, yesos” y otras rocas solubles en agua (a temperatura ambiente) o “karstificables”, dominantes en el 18% del paisaje español, explica el geólogo de la Universidad de Oviedo. En las Islas Canarias, se desarrollaron cuevas en rocas volcánicas; en Galicia, en suelo granítico; y en la costa, hay grutas marinas conformadas por el pertinaz trabajo de las olas. “El otro factor geológico” que determina la enorme riqueza subterránea en España se relaciona con la profundidad de las simas. “El levantamiento del relieve y encajamiento de los ríos durante decenas de millones de años condicionó la existencia de un desnivel de hasta 2,5 kilómetros entre las cumbres de las montañas y los fondos de los valles”, describe Valladares. Esto favorece que el agua de la lluvia y de la nieve fundida “se infiltre masivamente en el karst”, y descienda toda esa altitud a través del medio subterráneo, buscando una salida, hasta aflorar como manantiales en los valles.

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