Detenidos otros ocho manifestantes por los disturbios en una protesta de mejilloneros gallegos de hace tres meses
La concentración celebrada ante la sede de la Xunta se saldó con 16 policías heridos y se decomisó numeroso material de fabricación casera que fue empleado con “gran violencia” contra los agentes
La Policía Nacional ha detenido en Galicia a ocho personas vinculadas al sector mejillonero a las que se les imputan delitos de desórdenes públicos, atentado a agentes de la autoridad y lesiones, según informó este miércoles la Dirección General de la Policía en un comunicado. Los arrestados habían participado en la manifestación convocada el pasado 13 de abril por este sector frente a la sede administrativa del Gobierno gallego en Santiago para protestar contra las políticas de la Consellería do Mar que regulan la extracción de mejilla (semilla de mejillón) en zonas rocosas y acantilados donde también se cultiva percebe. La movilización acabó en una carga policial con 16 agentes antidisturbios heridos y dos manifestantes detenidos, a los que se unen los ocho de ahora.
La movilización en la que participaron centenares de empresarios mejilloneros y trabajadores del sector no contaba con la autorización de la Delegación del Gobierno en Galicia al no haber sido previamente comunicada. Pese a ello, la protesta llegó a concentrar alrededor de 450 personas frente al edificio de la Xunta, según han informado fuentes del Ministerio de Interior.
Ese día, el grupo de manifestantes se trasladó a la sede de la Comisaría de Santiago. Allí “acometieron con gran violencia contra el dispositivo policial”, incide la Policía, formado por agentes adscritos a la Unidad de Intervención Policial (UIP) y Unidad de Prevención y Reacción (UPR). El choque derivó en una carga policial y fueron detenidas dos personas por el lanzamiento de piedras y otros artefactos contra los efectivos policiales. Varias personas resultaron heridas, tanto agentes como manifestantes, y tuvieron que ser atendidos en centros hospitalarios de la ciudad.
Tras prestar declaración, a los dos arrestados se les imputaron delitos de desórdenes públicos, atentado a agente de la autoridad y daños en el mobiliario público. Ahora, tras varias semanas de investigación por agentes adscritos a la comisaría de policía de la capital gallega, se ha podido identificar a los que, según los investigadores, son los “principales partícipes de estos hechos”. Se han practicado así ocho nuevas detenciones por su presunta participación en estos disturbios. A los nuevos arrestados se les acusa de los mismos delitos, han informado las mismas fuentes.
Según la policía, durante estos graves incidentes se decomisó numeroso material utilizado por los manifestantes, como palos de gran tamaño, petardos, tornillos, tuercas, cadenas, rejillas metálicas de los desagües, bolardos metálicos, entre otros, así como utensilios de fabricación casera para el lanzamiento de objetos.
La protesta de los mejilloneros, que venían concentrándose desde hacía meses en Santiago para exigir la apertura de zonas de extracción de mejilla, arrancó pasadas las 8 de la mañana frente a la sede de la Xunta, coincidiendo con la reunión semanal del Gobierno gallego. Los manifestantes demandaban la dimisión de la consejera de Mar, Rosa Quintana, que ahora deja el puesto para unirse a las candidaturas electorales del PP de cara al 23-J. El despliegue policial sorprendió a los mejilloneros. Se lanzaron piedras a las cristaleras del edificio administrativo de San Caetano y después contra un coche patrulla. Algunos manifestantes intentaron incluso trepar por la verja para acceder al interior, lo que desató una batalla campal entre agentes y mejilloneros.
La presencia policial fue justificada por la Delegación del Gobierno esgrimiendo que anteriores concentraciones en la capital gallega habían provocado situaciones caóticas de tráfico. Los agentes dispararon pelotas de goma cuando los manifestantes marcharon por las calles del casco viejo compostelano haciendo estallar petardos contra la comisaría, una intervención policial que fue calificada de “desproporcionada” por el sector mejillonero.
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