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Fraude electoral en la residencia de ancianos

El PSOE denuncia que el alcalde y director del geriátrico de Moraleja de Sayago (Zamora) obligó a los mayores a apoyar a su partido, Zamora Sí

Juan Navarro
Moraleja de Sayago, Zamora
Un guardia civil interroga a un grupo de personas en la residencia de ancianos de Moraleja de Sayago (Zamora) este jueves.EMILIO FRAILE

Las denuncias por presunto fraude electoral en la pequeña localidad de Moraleja de Sayago (Zamora, 290 habitantes) ha llevado a la Guardia Civil a interrogar este jueves a varios usuarios de la residencia de ancianos de Moraleja de Sayago (Zamora, 290 habitantes). El PSOE acusa al alcalde, Ángel Villamor, también responsable del geriátrico donde muchos residentes padecen problemas cognitivos, de forzar a los residentes que pidieron el voto por correo a que voten por su partido (Zamora Sí). El responsable del centro ciñe todo a una “caza de brujas” en su contra y pide confiar en el criterio de los residentes, porque, afirma: “Los mayores no son tontos”.

El despliegue de la Guardia Civil ha sorprendido en un centro donde normalmente reina la tranquilidad. Varios ancianos pasean por el patio interior, otros charlan junto al tradicional juego de la rana y la sala de la televisión congrega a quienes se dedican tranquilamente a ver la vida pasar, que no es poco a cierta edad. Purificación Nava, de 72 años y sentada en una silla de ruedas, ha visto cerrarse el círculo: “Pasé 30 años trabajando como asistenta en casa de un guardia civil”. Hoy ve el trasiego de los agentes y cómo reclaman a las empleadas el contacto de los 27 nombres presuntamente implicados en las presiones del alcalde para inducir a su voto en las elecciones del domingo.

El PSOE explica que las personas supuestamente inducidas a votar al candidato de Zamora Sí “son muy mayores y con enfermedades con deterioro cognitivo tales que le harían incapaces de decidir el partido político que van a votar”. El aspirante socialista, Samuel Mayor, denunció que la residencia la administra la Fundación La Paz y que su dirección recae en Ángel Villamor y en su hija, de ahí que consideren que pueden tener intereses personales en sugestionar el sufragio e instar a los ancianos a pedir el voto por correo y votarlos a ellos. El secretario provincial y el candidato socialista en Moraleja, Antidio Fagúndez y Samuel Mayor, han comparecido en Zamora para detallar que los hechos expuestos ante la justicia los conocieron a instancias de los internos: “Nos transmiten que cuando pidieron el voto por correo la gerencia solo les dio la oportunidad de meter la papeleta de Zamora Sí”. La formación ha pedido medidas cautelares para que los sufragios “no influyan en las elecciones”, pues la escasa población local implica que un puñado de votos decanten el resultado. Los socialistas han admitido desconocer “exactamente el número” de casos sospechosos entre los 70 usuarios.

Interior de la residencia de Moraleja de Sayago (Zamora).
Interior de la residencia de Moraleja de Sayago (Zamora).EMILIO FRAILE

El acusado observa el trajín y la sorpresa de los residentes mientras proclama su inocencia. “Es una caza de brujas, me quieren poner pegas”, afirma Villamor mientras charla con la plantilla y con algún usuario bromista que le dice: “Ahí andamos, sobre ruedas”. El acusado, de 64 años, indica que varios mayores le solicitaron anticipar su voto por correo y que él ayudó en todo, sin influenciar: “Los mayores no son tontos”. La policía judicial acudió el miércoles y las entrevistas a los ancianos, vaticina, ratificarán la limpidez del asunto. “El denunciante me tiene odio personal, me perjudica fuera, pero no en lo municipal, aquí me apoyan”, afirma el regidor, con 24 años en el cargo. Primero perteneció al PSOE y luego saltó a Ahora Decide, pero dejó el partido tras una polémica por anticipar su vacunación contra el coronavirus, pues esgrimió que trabajaba en el geriátrico y debía ser inmunizado para atender a los mayores. En estas elecciones intentará revalidar el cargo bajo el amparo de Zamora Ya.

Las rutinas siguen igual, los carritos con la comida con caldos y morcilla con verduras siguen circulando y las conversaciones de los presentes no abordan demasiado el tema del día. Muchos ni se han enterado hasta que han sido citados a declarar. Feliciana Rodríguez, de 85 años, sale muy asombrada de hablar con los guardias civiles. “¡Me han preguntado muchas cosas, si he votado obligada o no!”, anuncia la mujer, satisfecha con la amabilidad de las autoridades pero extrañada por tal dispositivo. “Yo he votado a quien he querido, nunca me han obligado y he dicho la verdad, yo soy del pueblo de toda la vida y espero estar aquí hasta el final”, comenta antes de volver a sus quehaceres. Alfonso Martín, de 76, valora la amabilidad habitual del director de la residencia y consideraría “lógico” que reclamase para su partido el voto de los residentes. Eso sí, tampoco ha percibido influencia alguna: “No me ha dicho ni mu”. Villamor espera que la sorpresa desatada en la residencia pronto amaine y los mayores, electores y usuarios a la par, sigan apaciblemente con sus andanzas: “Si ellos me preguntan, les digo que me voten a mí, tonto lo justo… pero no es el caso”.

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Sobre la firma

Juan Navarro
Colaborador de EL PAÍS en Castilla y León, Asturias y Cantabria desde 2019. Aprendió en esRadio, La Moncloa, en comunicación corporativa, buscándose la vida y pisando calle. Graduado en Periodismo en la Universidad de Valladolid, máster en Periodismo Multimedia de la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo EL PAÍS.

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