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El 4-M de los artistas

Andrés Trapiello: “No existe la madrileñofobia. Es mentira”

El escritor define Madrid como “una de las pocas ciudades sin prisa por saber qué es”

El escritor Andrés Trapiello se asoma al balcón de su casa en el centro de Madrid, el lunes.
El escritor Andrés Trapiello se asoma al balcón de su casa en el centro de Madrid, el lunes.Jaime Villanueva

Ha conseguido desmontar el mito retorcido de la madrileñofobia. Su libro Madrid (Destino) es la revelación de la temporada literaria y, dice Andrés Trapiello (León, 1953), se vende más fuera de la capital que dentro. Fue vendedor a domicilio, poeta a tiempo completo, diletante activista de la Movida, es editor de malditos y guardián del Rastro. Hoy merece que lo llamemos cronista ácido de la Corte.

Pregunta. ¿Qué es Madrid?

Respuesta. Una de las pocas ciudades sin prisa por saber qué es. No hay una, sino tantas como madrileños. Por eso es uno de los lugares más tolerantes que conozco.

P. ¿Por qué?

R. El Madrid de uno no es el Madrid de otro. Resulta muy fácil ponerse de acuerdo. El barrio de cada cual es el pueblo de cada cual. Una de sus grandes fortunas y hallazgos ha sido lo de los Madriles.

P. ¿Un plural y una pluralidad?

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R. Hecho por unas gentes que no se sienten superiores, ni por venir de fuera ni por hacer nacido en Madrid, porque eso no da derecho a nada. Esta ciudad solo es posible por el mestizaje y la extranjería de todos nosotros.

P. Los Madriles, que en su onda expansiva se extienden a toda la región. ¿Ha quedado demasiado fagocitada por la capital?

R. Es que el progreso, para eso, es malo. Los arrabales y los pueblos de alrededor tenían hasta su lirismo. En Madrid hay dos grandes expansiones, al caer la cerca en 1868. Después, tras la Guerra Civil, con la gran emigración y con gente del bando perdedor que viene a refugiarse.

P. ¿A buscar el anonimato y a perpetuar así esa identidad sin identidad?

R. Eso es, y en una ciudad que fue cervantina hasta hace muy poco. Si ves Barajas o Navalcarnero a principios del siglo XX son como en el siglo XVI. Así conservó su carácter rural. Eso no se pierde ni cuando se hace Corte, ahí añade a su carácter rural, otro artesanal, pero no se deshace del primero.

P. En Madrid pasan las cosas de golpe. De golpe se convierte en capital, de golpe se ve sobrepasada por el desarrollismo, el golpe del terrorismo la llena de heridas, el del coronavirus la acorrala, ¿de dónde saca su resistencia?

R. Los madrileños no se dan mucha importancia. Las dificultades, las pestes, las guerras, las revueltas, los motines, el hambre la han hecho resistente, dura quizás, porque cuando sales de tu lugar de origen ya vienes algo desgarrado, curtido. Todos hemos venido llorados. Ahora que está más expuesta al virus, proyecta sus promedios. Hace las cuentas de la vieja y dice: me puedo morir del virus, pero también de tristeza, de neurosis y de hambre, por eso prefiero que se abran las tiendas y los bares.

P. Ese es el cálculo que ha hecho [la presidenta regional, Isabel] Díaz Ayuso.

R. Y ahora Ángel Gabilondo [candidato socialista a la Comunidad], también. Ni más ni menos que aplicar el sentido común de no subir impuestos o abrir los bares. Básicamente, lo que le queda a él es votar por Ayuso.

P. ¿O viceversa? No andamos tan polarizados entonces, según usted, pero, ¿dónde está el centro?

R. ¡A mí que me registren! Yo he hecho todo por el centro. Me comprometí con UPyD y Ciudadanos. Pero no hacemos más que perder.

P. Menos Toni Cantó. Lo suyo, ¿qué ha sido?

R. Hombre, eso, bonito, no fue.

P. ¿Se acuerda de Ignacio Aguado?

R. Fíjate, nos hemos olvidado de él en 20 días. No tenía muchas luces, se pasó el tiempo enredando.

P. ¿Y Ayuso? ¿Es Esperanza Aguirre en moreno?

R. Yo la encuentro mejor porque tiene menos virtudes y talento político que Aguirre y llegar adonde ha llegado le ha debido costar diez veces más. No es Ortega y Gasset, pero a lo mejor lo que necesitamos es una Manuela Malasaña o, mejor, una Manola Malasaña.

P. ¿Le ve cosas en común con Pablo Iglesias [candidato de Unidas Podemos]? ¿La manola y el chulapo?

R. Le debemos a ella haberlo sacado de La Moncloa; si lo saca ya de la política, le deberíamos dos.

P. ¿El casticismo es bueno o es malo?

R. Si es parodia o degeneración de lo popular, malo, pero tiene un eco, una raíz que, como defendía Unamuno, puede ser buena. Si lo utilizas para el populismo, el recorrido es pequeño. Si a través de él descubres lo bueno sepultado de una canción, un romance o un modo de vestir, es bueno. Mucha gente confunde casticismo con caspicismo, de caspa. Pero a Madrid ni se le tiene fobia ni tirria fuera. No existe la madrileñofobia. Es mentira.

P. ¿Y qué le gustaría a usted que fuera Madrid?

R. Que siga exactamente igual. Para empeorarlo estamos a tiempo. Cuanto menos se toquen las cosas, mejor. Quizás que recupere los arrabales, como se ha hecho en Madrid Río. Espacios naturales protegidos con fácil acceso: acercarlo al campo, ruralizarlo.

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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