Los socialistas ganan en Euskadi y empatan a cinco escaños con el PNV y EH Bildu

Los socialistas son la fuerza más votada en el País Vasco. Cuando todo apuntaba a que iba a producirse una lucha directa entre el PNV y EH Bildu por la supremacía en esta comunidad autónoma, el PSE-EE ha dado la gran sorpresa electoral al obtener un triunfo inesperado. El mapa vasco deja un escenario muy igualado entre estos tres partidos, que consiguen cinco diputados cada uno, superado el 99% del escrutinio. Los socialistas y los independentistas ganan un escaño con respecto a hace cuatro años, mientras que el PNV, el gran derrotado este 23-J en Euskadi, pierde uno de los seis que tenía. El PP queda como cuarta fuerza, con dos escaños (uno más) y Sumar solo tendrá un asiento en la Cámara baja, frente a los tres con que contaba Podemos.

El PSE no había ganado las elecciones generales en Euskadi desde 2008, cuando José Luis Rodríguez Zapatero se impuso a Mariano Rajoy. Entonces, el PSE-EE consiguió nueve diputados vascos. La victoria socialista en esta comunidad autónoma, con el 25,3% de los sufragios emitidos, se ha visto favorecida por el tono general que fue adquiriendo el tramo final de la campaña electoral, en la que se acentuó la polarización entre los bloques progresista y conservador. También han sido determinantes las apelaciones que el partido de Pedro Sánchez ha realizado a la movilización del electorado abstencionista y a que la remontada era posible para vencer a los populares en el conjunto de España. Los socialistas vascos han superado las 288.000 papeletas.

El PNV es el que peor parado sale de esta cita. Ya había presentado síntomas de desgaste en los pasados comicios municipales de mayo y se ha vuelto a confirmar esa tendencia a la baja. Su campaña se ha centrado en entablar una pugna casi directa con EH Bildu por demostrar quién es el mejor altavoz en Madrid. El partido que preside Andoni Ortuzar se ha quedado en el 24% de los votos válidos, a mucha distancia del 32,2% que amasó en 2019. A un año vista de la celebración de las autonómicas —este suele ser el terreno de juego que más le beneficia—, la fuerza hegemónica vasca está empezando a perder fuelle y observa que EH Bildu en las municipales y ahora el PSE en las generales han empezado a comerle terreno. El PNV presenta la cara más triste de la jornada electoral. Se ha dejado más de 100.000 votos con relación a los que sumó en la anterior convocatoria al Congreso. Son sus peores resultados desde los años 80.

EH Bildu ha obtenido unos buenos resultados, pero por debajo de lo que apuntaban las encuestas. Los sondeos abrían la puerta a una victoria de los soberanistas en el País Vasco, pero finalmente se quedan en el tercer puesto. Eso sí, a muy poca distancia del PNV. Hay menos de 1.000 votos de diferencia entre estos dos partidos. No obstante, el partido abertzale consigue aumentar un escaño su representación en el Congreso. Pasa de tener cuatro a cinco diputados vascos, a los que hay que añadir el conseguido en Navarra (suma seis en total). Aún está lejos de su techo electoral en unas generales, conseguido en 2011 bajo la marca Amaiur y que reunió a seis congresistas vascos y otro más navarro.

La derecha flojea en esta comunidad autónoma. Pese a que los populares han ganado enteros (pasan de uno a dos asientos), siguen siendo la cuarta fuerza política vasca. Al mismo tiempo, la representación del bloque conservador en esta comunidad autónoma sigue siendo reducida. Desaparecidos UPyD y Ciudadanos, Vox tampoco consigue convencer al electorado vasco y vuelve a quedarse sin representación.

Sumar venía de una muy buena posición cuando en 2016 se estrenó como Podemos y hace cuatro años mantuvo el tipo con tres representantes en la Cámara baja. Sin embargo, el partido que lidera Yolanda Díaz ha dejado escapar muchos sufragios esta vez. La principal transferencia se ha podido dar hacia las siglas socialistas, pese a que EH Bildu confiaba en que iba a poder captar a una parte de los votantes de Podemos. Los de Arnaldo Otegi han incidido durante la campaña en un discurso próximo a las tesis de Sumar, sin realizar apenas referencias a la independencia o al derecho a decidir ni a la situación de los presos de ETA, como acostumbraba esta formación. A tenor de los resultados, el reparto de los votos de la izquierda, en este caso, ha sido capitalizado en mayor medida por el PSE-EE.

Los resultados globales pronostican que las dos formaciones nacionalistas van a tener influencia en la política nacional. Tanto el PNV como EH Bildu han adelantado claramente que durante la próxima legislatura se van a colocar en el bando contrario a la derecha. Van a ser un obstáculo para la vuelta de la derecha al poder, según han repetido estas últimas semanas. Sus preferencias están claras. Si a Sánchez le salen los números para mantenerse en La Moncloa, los nacionalistas podrían volver a favorecer la gobernabilidad del tándem progresista formado por el PSOE y Sumar.

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