Abascal complica el plan de Feijóo de “no dar miedo” en Cataluña
El líder de Vox sugiere un 155 de hierro en la comunidad autónoma mientras el del PP lanzó el lunes en Barcelona mensajes de distensión afirmando que el PP “ha cometido errores en Cataluña”
La batalla catalana es clave en las elecciones del 23 de julio. Lo es porque de los llamados cuatro motores electorales, las cuatro comunidades más pobladas ―Andalucía, Madrid, Comunidad Valenciana y Cataluña― esta última es la única en la que el PSOE gana sobradamente al PP. El partido de Alberto Núñez Feijóo es consciente de su debilidad, pero al tiempo cree que está en condiciones de crecer hasta alcanzar seis u ocho escaños en estas generales, frente a los exiguos dos que logró en 2019, por los 12 del PSC; aunque todavía lejos de los 11 diputados de su marca de 2011, cuando el PSC solo le superaba por tres. En esta ocasión, el PP cree que puede crecer con un discurso centrado en materia económica gracias a que Feijóo “no da miedo” en Cataluña, defienden fuentes del PP catalán. No es el caso, sin embargo, de Santiago Abascal. El líder de Vox, potencial socio de los populares según todas las encuestas, defendió el martes una “intervención duradera” en Cataluña frente a un artículo 155 que fue “de chiste”. Abascal, que augura que la tensión volverá a las calles catalanas si hay un Gobierno de coalición PP-Vox tras el 23-J, ha irrumpido en la campaña del PP para torpedear su estrategia.
El contraste entre los discursos de los dos líderes de la derecha sobre Cataluña esta campaña es evidente. En el Turó Parc, un elegante parque situado en una acaudalada zona de Barcelona, Feijóo se dedicó el lunes por la tarde a prometer rebajas fiscales ante un millar de simpatizantes. “Son ustedes el pueblo de España que más paga, ¡el que más aporta!”, clamó el líder del PP entre aplausos del público, donde algunos portaban banderas españolas. Feijóo centró su intervención en la economía, cosechando los mayores aplausos cuando habló de su propuesta de “echar a los okupas en 24 horas”. Todo estaba medido en sus palabras, centradas en la economía y con guiños catalanistas. Así, aunque no era la primera vez que lo hacía, Feijóo quiso verbalizarlo en la campaña de las generales, y reconoció que el PP “ha cometido errores en Cataluña”. Aunque no dijo cuáles, el mensaje era de distensión.
Todo lo contrario de lo que dice Abascal, que defiende que el PP ha cometido errores en Cataluña, pero por demasiado blando. A pesar de que fue un Gobierno del PP, el de Mariano Rajoy, el que promovió la intervención de la autonomía por la aplicación del artículo 155 de la Constitución, ante el intento de secesión unilateral, al líder de Vox el PP le parece tibio. “La ventaja de un Gobierno en el que esté Vox es que no va a pasar igual que con un Gobierno con mayoría absoluta [del PP] como el del señor Rajoy: nosotros no vamos a tener esos titubeos”, dijo el líder de Vox el martes en un desayuno informativo en Madrid en el que trató de marcarle la línea política sobre Cataluña al presidente del PP, en el caso de que ambos partidos formen un Gobierno de coalición tras las elecciones del domingo.
Preguntado por si cree que las tensiones volverían a Cataluña en caso de que en La Moncloa gobernasen PP y Vox, Abascal respondió que no tiene “ninguna duda”. Cuando se le insistió en si es posible volver a vivir situaciones como las de 2017, año en que se celebró el referéndum ilegal del 1-O y el Parlamento catalán declaró la independencia, subrayó: “Y peores, no tengo ninguna duda”.
Frente a una situación como la que se produjo entonces, remachó Abascal, no basta con intervenir la autonomía “unos pocos meses”, sino que es precisa “una intervención sostenida y duradera y utilizar todos los resortes del Estado para convencer a la población en Cataluña y restaurar la concordia”.
El discurso beligerante de Abascal preocupa en el PP catalán, que está tratando de enfatizar su perfil más moderado para captar votantes “de la billetera”, ejemplifican fuentes de la dirección del partido en referencia al electorado más acaudalado. “Nos van a votar incluso independentistas que son empresarios y quieren impuestos bajos”, aseguran fuentes del PP de Cataluña, muy confiados en el cambio de clima que dicen observar con respecto a su marca, que lleva años denostada.
Los populares reaccionaron rápido a las soflamas del líder de Vox pidiendo mano dura en Cataluña. El cabeza de lista del PP por Barcelona, Nacho Martín Blanco, un ex de Ciudadanos de perfil moderado que ha sustituido a la aguerrida Cayetana Álvarez de Toledo, llegó a decir el martes que ve “pulsiones guerracivilistas” en el discurso de la extrema derecha. El PP “no va a hacer absolutamente nada que alimente el sentimiento de agravio que los nacionalistas alimentan”, remachó Martín Blanco.
Pero aunque Vox va más mucho más lejos que el PP y propone acabar con el Estado de las autonomías y, mientras, vaciarlo de competencias, ambos partidos coinciden en querer revertir por completo la agenda política para Cataluña del Gobierno progresista. Están de acuerdo en restituir el delito de sedición y las penas por malversación, así como recuperar el delito de referéndum ilegal. La clave es cuándo lo harían y cómo podría eso alterar la paz social en Cataluña. “Habría que hacerlo pronto, lejos de las elecciones catalanas, quizá Feijóo lo haga en los 100 primeros días de Gobierno”, reflexiona una fuente de la dirección popular de origen catalán. No obstante, en el PP creen que primero “habrá que leer bien el resultado del 23-J en Cataluña”, porque “no es lo mismo si el independentismo aparece movilizado o desmovilizado”. Tanto en la campaña como si ganan, los populares quieren ir con pies de plomo, mientras su posible socio pretende todo lo contrario.
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