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Abascal usa los disturbios en Francia para lanzar un ataque contra la comunidad musulmana

El líder de Vox asegura en Barcelona que “Europa está amenazada por turbas de antieuropeos”, en alusión a los descendientes de inmigrantes africanos

El líder de Vox, Santiago Abascal, durante el acto celebrado el sábado por el partido ultra en Barcelona. Foto: ALBERT GARCIA
Miguel González

El líder de Vox, Santiago Abascal, aprovechó los disturbios que sacuden Francia desde que el martes la policía mató de un disparo a Nahel, un joven de 17 años, a las afueras de París, para lanzar el sábado en Barcelona un ataque indiscriminado contra los musulmanes europeos. Aunque no mencionó expresamente la religión que profesan, dejó claro que se refería a ellos cuando dijo: “Hay una Europa amenazada por turbas de antieuropeos que destrozan comisarías, queman bibliotecas y apuñalan para robar un móvil, que no están dispuestos a adaptarse a nuestra manera de vivir y a nuestras leyes y que piensan que somos nosotros los que nos tenemos que adaptar”.

Frente a quienes atribuyen la ola de violencia a la pobreza y marginación que sufren los hijos de inmigrantes, aseguró que esta nunca “ha llevado a los europeos [se supone que de religión cristiana] a apuñalar a bebés en el sur de Francia, degollar a profesores en la periferia de París, irrumpir armados en conciertos como en Bataclán, entrar a machetazos en una parroquia como ocurrió en Algeciras o atropellar con furgonetas a viandantes como aquí en Barcelona”. La retahíla de actos de terrorismo yihadista, en Francia y España, la mezcló con su supuesta pretensión de “tapar completamente la cara a sus mujeres”, propia de las corrientes más integristas del islam, o con la petición de la CUP de retirar el jamón de alguna fiesta popular en Cataluña “para que no se ofendan”, en referencia a la prohibición de consumir productos de cerdo, que comparte la confesión musulmana con el judaísmo. “Europa no puede seguir importando más inmigración procedente de países musulmanes”, resumió su discurso la cuenta oficial de Vox en Twitter.

Hace días que las redes sociales de Vox se han inundado de vídeos de los actos de vandalismo en Francia y han dado altavoz al discurso del ultraderechista francés Éric Zemmour, más agresivo contra los descendientes de inmigrantes africanos que la propia Marine Le Pen. El sábado, en Barcelona, Abascal lo hizo suyo. “Las calles [de Francia] están arrasadas por manadas de violentos que no reconocen la autoridad del Estado y ni siquiera se sienten franceses”, dijo.

Pero el problema no se limita al país vecino. En Cataluña, aseguró el líder de Vox, “hoy nacen más extranjeros que españoles, proliferan el salafismo y las mezquitas fundamentalistas y crece la inseguridad”. En ese batiburrillo, les atribuyó también la supuesta importación de “delitos desconocidos” en España, como las violaciones grupales, lo que no avala ningún estudio. “¿De qué sirve una Europa verde sin europeos o con los europeos sojuzgados como en Francia?”, añadió, criticando los planes de la UE para descarbonizar la economía y dando por descontado que los hijos de inmigrantes no son europeos. “No es la desigualdad, es la cultura. No es el color de la piel, es lo que algunas personas tienen en la cabeza”, remató, aludiendo a la supuesta incompatibilidad de la cultura musulmana y la occidental. Como cómplices de la barbarie, acusó “a esos que se hacen llamar antifas, que no son más que la delincuencia socialista de siempre”.

El ataque contra los musulmanes —en ningún momento diferenció a los fanáticos y violentos de los tolerantes y pacíficos— le sirvió también para presentarse como defensor de homosexuales y mujeres. Para justificar su empeño en retirar la bandera del arcoíris de la fachada de los ayuntamientos e instituciones autonómicas que ha pasado a controlar Vox, en coalición con el PP, apeló a una sentencia del Supremo que prohíbe colgar en las sedes institucionales más enseñas que las oficiales. Y añadió que los homosexuales que votan a Vox no se sienten representados por ningún lobby, en alusión al movimiento LGTBI y su enseña, sino por la bandera española. “No vamos a dar un solo paso atrás en la defensa de nuestras posiciones”, advirtió.

Abascal apuntó de nuevo contra los musulmanes (en España hay más de 2,3 millones) al asegurar que “las personas homosexuales se sienten más protegidas por nosotros que por el señor Sánchez y el señor Macron”, ya que ambos “han importado un tipo de inmigrante que denigra a la mujer y piensa que a los homosexuales hay que colgarlos de una grúa”, en alusión a Irán. Según el líder de Vox, los gais tienen problemas para pasear en Francia debido a esos inmigrantes, mientras que “andan tranquilos por la calle en Polonia y Hungría”, ya que controlan sus fronteras. Se trata de dos países gobernados por la ultraderecha que han sido expedientados por discriminar y denigrar a los homosexuales.

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Unas 700 personas asistieron al mitin de Abascal, en la plaza del Mar, a pocos metros de la playa de la Barceloneta, donde muchos bañistas tomaban el sol ajenos al acto político. El mitin se desarrolló con tranquilidad, bajo la mirada de algunos sorprendidos turistas extranjeros, y el propio Abascal, satisfecho de poder reunir a sus fieles en la capital catalana, se permitió unas palabras en catalán. “Els carrers són nostres també [las calles son nuestras también]”, dijo, parafraseando al fundador de su antiguo partido, el PP, Manuel Fraga Iribarne.

Solo al final del acto, unos 200 manifestantes, procedentes de la marcha del Orgullo, se acercaron a las inmediaciones y profirieron gritos de “fuera fascistas de nuestros barrios” o “no pasarán”. Los Mossos d’ Esquadra, que tenían cuatro furgones en la zona, se pusieron los cascos antidisturbios y se interpusieron entre este grupo y los asistentes al mitin, impidiendo que se encontraran. La comitiva de vehículos en la que viajaba Abascal abandonó la zona cuando ya se habían marchado los manifestantes sin que se produjeran incidentes.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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