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La década ‘horribilis’ del PP catalán

Alejandro Fernández, líder del partido, se propone reconstruir el espacio tras los pésimos resultados del 14-F

Alejandro Fernández, candidato del PP, en la rueda de prensa tras las elecciones del 14-F.
Alejandro Fernández, candidato del PP, en la rueda de prensa tras las elecciones del 14-F.David Borrat (EFE)
Àngels Piñol

Pablo Casado, presidente del Partido Popular, viajó en otoño cada semana a Cataluña para volcarse en la precampaña de las elecciones autonómicas del 14-F. Acompañando a Alejandro Fernández, líder del partido y candidato por Barcelona, Casado se reunió con empresarios, payeses y comerciantes de las cuatro provincias para apuntalar las expectativas electorales del partido. El esfuerzo fue casi en vano: el 14-F hizo añicos los sondeos que vaticinaban el tirón del PP que acabó pasando de cuatro a tres diputados.

El balance, con la pérdida de ese escaño y 76.000 votos, deja a los populares como una formación escuálida en Cataluña con representación solo en Barcelona. Los populares se han quedado sin el diputado por Tarragona —en las elecciones de 2017 lo conservaron al límite— y ahora solo cuentan con tres escaños: el de Fernández y los que ocupan los dos fichajes del partido: Lorena Roldán, excandidata de Ciudadanos, que cambió de lista in extremis y la edil Eva Parera, la mano derecha de Manuel Valls en el Ayuntamiento barcelonés.

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Los resultados del 14-F han confirmado otra vez al PP como última fuerza del Parlament —es octava— y ha remachado la que ha acabado siendo su década horribilis. Nada hacía predecir que fuera a tener este final después de que arrancara ese periodo tocando el cielo en 2010 con 18 diputados —los tiempos en que Alicia Sánchez-Camacho, ya en 2011, pactaba los presupuestos con Artur Mas— y que siguió con los nueve ediles en Barcelona o los 19 diputados en 2012. La explosión de procés fue para el PP una pesadilla: a partir de ahí empezó a embarrancar —salvo una tímida reacción en las segundas elecciones generales de 2019— hasta quedarse de nuevo lejos de lograr grupo parlamentario (se precisa el 5% de votos y logró el 3,85%).

Todos los sondeos auguraban, sin embargo, que el PP empezaba a remontar tras su particular travesía del desierto que comenzó tras la consulta del 9-N en 2014 y que se confirmó con el hundimiento en el 21-D de 2017 al perder buena parte de sus apoyos en favor de Ciudadanos (Cs). La sensación de miembros destacados del partido es que no supieron responder con firmeza al procés. En cualquier caso, el CIS, en la encuesta que pronosticó la victoria del PSC, le adjudicaba siete escaños y el último sondeo del CEO, el CIS catalán, nueve. No se cumplió el plan de que recuperaba espacio que le había arrebatado Ciudadanos. Enzarzados en una discusión sobre quien lo ocupaba, fue al final Vox el que les superó: 11 escaños frente a los seis de Cs y los tres del PP.

Lluís Orriols, profesor y vicedecano de estudios de Ciencia Política de la Universidad Carlos III de Madrid, admite que el desplome popular le sorprendió menos que Junts no superara a ERC. Orriols sostiene que el PP catalán ha sufrido el procés pero que también es deudor de la crisis general del partido por los casos de corrupción. “Hay elementos de contagio y otro añadido: desde la irrupción de Ciudadanos no ha sido capaz de aglutinar el anti-independentismo. Ahora el electorado ha visto más útil a Vox”, dice, añadiendo que el PP ha sufrido esa fuga de votos y también no haberse renovado para recuperar el voto de centro-derecha.

En un intenso comité ejecutivo post 14-F, Fernández dijo que la salida a escena de Bárcenas perjudicó “enormemente” la campaña del PP. Y también la baja participación, pero no usó ese dato como excusa en alusión a la victoria del PSC. Su objetivo es reconstruir el espacio constitucionalista y liberal en torno al PP e impulsar un plan de implantación territorial. En el Parlament, seguirán reivindicando “la libertad educativa, en contra de la ocupación ilegal y la moderación fiscal”. “La política catalana es tan volátil que quien tenía mayoría absoluta (CDC) pasa a cero escaños”, afirmó. “Tenemos el objetivo de acertar en la estrategia futura”, sentenció.

Relevo por una denuncia de malos tratos

El PP ha relevado de su cargo y ha expedientado a Albert Fernández Saltiveri, vicesecretario de comunicación, tras una denuncia de malos tratos presentada contra él por Irene Pardo, su expareja y presidenta de Nuevas Generaciones, avanzó 'Ara'. La denuncia va acompañada de un informe médico con lesiones. Saltiveri dijo no tener constancia y que, en todo caso, es falsa. En enero, Dani Serrano renunció a la secretaría general del PP al trascender que el Tribunal Superior de Justicia le investigaba por un caso de agresión sexual denunciado por una militante con la que mantuvo una relación. Serrano lo negó y lo achacó a un intento de extorsión.



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