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El PP cedió al órdago de Vox ante la amenaza de repetir las elecciones en Aragón

Abascal dinamitó el plan de Azcón de ser investido con el apoyo del PAR y la abstención de los ultras y Teruel Existe

Jorge Azcón (izquierda) y Alejandro Nolasco, en una reunión en Zaragoza el 13 de junio.
Jorge Azcón (izquierda) y Alejandro Nolasco, en una reunión en Zaragoza el 13 de junio.Fabián Simón / Europa press
Miguel González

El aragonés es el cuarto gobierno autonómico en el que va a entrar Vox, tras los de Castilla y León, Comunidad Valenciana y Extremadura. Sin embargo, a diferencia de los tres anteriores, el popular Jorge Azcón no buscaba el voto de los siete diputados del partido ultra para ser elegido presidente: le bastaba con su abstención. ¿Hubiera votado Vox con la izquierda en contra de la investidura de Azcón? Esa es la pregunta que estaba sobre la mesa desde las elecciones del 28-M.

El plan de Azcón era sumar a sus 28 escaños el del Partido Aragonés Regionalista (PAR) y así tener, en las Cortes regionales, un voto más que el conjunto de la izquierda —PSOE (23), Cha (3), Podemos (1) e Izquierda Unida (1)―, según reconocen fuentes del PP regional. Pero esa ecuación pasaba, añaden las mismas fuentes, “por la abstención de Vox y de Aragón Existe, y ambos acabaron resultando incompatibles”.

El candidato de Vox, Alejandro Nolasco, lo dejó claro desde un principio. “Si esperan que nos abstengamos ante un Gobierno en el que no estemos, por ahí no vamos a pasar”, declaró el 5 de julio. En ese momento, el PP pensaba que se trataba de una demanda de máximos que se rebajaría durante la negociación.

El modelo para Azcón, admiten fuentes del PP, era el de Baleares: un pacto programático que incluyera ceder a Vox la presidencia del Parlamento regional, pero sin entrar en el Gobierno. El 23 de junio, el acuerdo parecía encauzado con la elección de la ultra Marta Fernández como presidenta de las Cortes regionales con el apoyo de los populares. La nueva titular del segundo cargo institucional de la comunidad se apresuró a borrar sus cuentas en las redes sociales, donde había dejado constancia de su negacionismo del cambio climático y de la covid y había escrito de la ministra de Igualdad, Irene Montero: “Solo sabe arrodillarse para medrar”. En paralelo, el PP selló un acuerdo con Teruel Existe para gobernar la diputación turolense, pavimentando así el camino para que los tres diputados de Tomás Guitarte se abstuvieran en la investidura de Azcón.

Las elecciones generales del 23 de julio impusieron un inevitable frenazo a las negociaciones. Los resultados de las urnas, aunque no cambiaran la aritmética de la investidura, sirvieron para que los partidos midieran la temperatura de la opinión pública ante una eventual repetición electoral. En Aragón, el PP ganó con el 36,3% de los votos, 12 puntos más que en 2019, pero prácticamente los mismos de las autonómicas; mientras que Vox bajó más de tres puntos respecto a las anteriores generales, pero tuvo 2,5 más que un mes y medio antes, con el 14,6%. Y sobre todo: el PSOE se mantenía firme en el 31%, mejorando ligeramente respecto al 28-M, pese a su reciente derrota.

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Sin posibilidad de negociar su entrada en el Gobierno nacional, pues los escaños de Vox no bastaban a Feijóo para completar mayoría en el Congreso, el partido ultra redobló su apuesta en las dos comunidades pendientes de formar gobierno en las que era decisivo, Aragón y Murcia: o todo (entrar en el Gobierno) o nada (voto en contra). Las preguntas eran de nuevo las mismas: ¿votaría Vox con la izquierda contra el PP? Y eso, ¿qué efecto tendría en unas elecciones repetidas?

Ana Alós, portavoz del PP, firma el pacto con Alejandro Nolasco, de Vox, en ausencia del líder autonómico del PP y futuro presidente, Jorge Azcón.
Ana Alós, portavoz del PP, firma el pacto con Alejandro Nolasco, de Vox, en ausencia del líder autonómico del PP y futuro presidente, Jorge Azcón.Fabián Simón (Europa Press)

Un antiguo dirigente de Vox asegura que este no habría podido mantener su órdago hasta el final y se habría acabado absteniendo. Pero Azcón no quiso comprobarlo. El 23 de agosto era la fecha límite para repetir elecciones, si ese día no había nuevo presidente, y el pasado jueves, 20 días antes del deadline, dio su brazo a torcer. Al día siguiente, el ultra Nolasco y la portavoz popular Ana Alós –el presidenciable Azcón no asistió al acto— firmaron un acuerdo de 80 puntos que incluía la derogación de la ley regional de memoria democrática o la reforma de la ley Trans, además de una vicepresidencia y dos consejerías para Vox. El trasvase del Ebro, el asunto que frontalmente les enfrenta, se orillaba como si no existiera.

Desde la oposición se asegura que “Azcón no las tenía todas consigo si iba a repetición de elecciones”, mientras el PP responde: “No hemos querido entrar en el juego de la inestabilidad; hemos apostado por un gobierno estable y sólido”. El pacto PP-Vox se extenderá a los ayuntamientos de Zaragoza y Huesca, donde los alcaldes populares completarán mayoría absoluta con los concejales ultras.

El lunes, el PP retomará las negociaciones con el único diputado del PAR, Alberto Izquierdo, quien aún no ha revelado el sentido de su voto. “Estamos estudiando el documento [del pacto PP-Vox] y vamos a pedir muchas explicaciones en temas como el trasvase. Es tibio y poco aragonesista”, avisa. Azcón ya tiene mayoría absoluta, pero el apoyo del PAR le permitiría reequilibrar un poco la imagen de un gobierno escorado hacia la derecha extrema.

Vendida la piel del oso en Aragón, todas las miradas se vuelven ahora hacia Murcia, donde el popular Fernando López Miras se niega a meter a Vox en su gobierno. Después de que los ultras votaran a principios de julio contra su investidura, el plazo para elegir presidente antes de que se convoquen automáticamente elecciones acaba el 7 de septiembre. “Vox no va a ceder, y menos tras lo sucedido en Aragón, veremos si el PP aguanta el pulso”, avisa un antiguo colaborador de Abascal.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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