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La raya entre ganar solo, perder o despeñarse

El PP cifra su éxito en no depender de Vox mientras que el PSOE no puede permitirse bajar de sus 33 escaños actuales

El consejero de Presidencia, Administración Pública e Interior de la Junta, Elías Bendodo, en la suelta de ejemplares de Cárabo y Búho chico este domingo en Málaga. Foto: ÁLEX ZEA (EUROPA PRESS) | Vídeo: EPV
Anabel Díez

La noche del 2 de diciembre de 2018 el entonces presidente del PP, Pablo Casado, se felicitó por el resultado de las elecciones andaluzas. Desde hacía muchos años no habían sido tan malos para su partido en Andalucía, pero tan sorprendente alegría se sostenía en la mera suma de bloques. El PSOE, liderado por Susana Díaz, había ganado las elecciones, sí, pero no tenía con quien sumar. No le daba con las izquierdas andaluzas ni tampoco con Ciudadanos, compañeros de coalición hasta pocas semanas antes. El PP pudo formar Gobierno contra todo pronóstico y Juan Manuel Moreno Bonilla fue investido presidente con los votos de Ciudadanos y Vox. Enseguida, se enterró el pésimo resultado del PP y el foco se puso en el perdedor. Gana el que puede gobernar y después de 36 años de gobiernos consecutivos, el PSOE pasaba a la oposición con 33 escaños. Bajar de ese resultado en las elecciones del 19 de junio significa que se añada a la imposibilidad de gobernar, ya asumida, la gravedad de que pueda ser el preludio de derrotas socialistas.

¿Qué es perder y qué es fracasar en las elecciones andaluzas? Cada partido presenta sus características propias y las penas y las alegrías no tienen un denominador común. El PP funda sus temores en la capacidad de exigir que pueda ejercer Vox, pero las encuestas lo colocan el primero de la fila.

El PSOE se autojustifica con que ha tenido que dedicar la mitad de la legislatura, acortada en unos meses por las elecciones anticipadas, a arreglar su casa, tras la lucha interna que terminó con la derrota de Susana Díaz y la victoria de Juan Espadas en las primarias del partido. Esas cuitas internas, aparentemente solventadas, no han dejado al PSOE ocuparse en demasía de hacer oposición. La comprensión sobre ese hecho no será tanta después del 19-J: un mal resultado no tiene paliativos cuando un partido se mira al espejo. Además, la derrota se endosará a Pedro Sánchez.

El acuerdo de los partidos de la izquierda del PSOE, con excepción de Adelante Andalucía, liderado por Teresa Rodríguez, que hace tiempo decidió volar sola, salió pero muy a trompicones. Al final, se impusieron la proporcionalidad y la realidad; la candidata de IU, Inmaculada Nieto, encabeza la coalición, no el representante de Podemos. Nadie discute en Andalucía la preeminencia sobre el terreno de IU sobre Podemos. El ruido de la fricción durante las conversaciones sepultó el éxito de los negociadores de atraer a Más País a la coalición.

Este es el primer acercamiento del partido de Íñigo Errejón a IU y Podemos tras la dramática separación que protagonizó en el ámbito nacional. En la izquierda de la izquierda quieren ver a Yolanda Díaz como referente de Por Andalucía y que su proyecto de frente amplio comience con estas elecciones.

No solo es relevante el resultado de Por Andalucía en la perspectiva electoral andaluza, sino para ver si la vicepresidenta Díaz, muy implicada en la elección de la candidata, sale fortalecida para la discusión con Podemos sobre la construcción de su proyecto. En la encuesta de 40dB. para EL PAÍS, publicada hace una semana, Por Andalucía va por delante de Adelante Andalucía por 2,6 puntos. En el contexto nacional se pueden colocar en la misma bancada a Yolanda Díaz y al líder de IU, Alberto Garzón. Sus caminos ya se han encontrado; al igual que el del líder del PP con el andalucismo. Este mismo estudio de 40dB. coloca al PP en el 36% de los votos, seguido del PSOE con el 26%, y el 16,4% de Vox. Ciudadanos baja al 6%. “No voy con el PSOE ni a coger billetes de 500 euros”, proclamó ayer el candidato del partido liberal, Juan Marín. La impronta antiPSOE continúa fuerte y sostenida en Ciudadanos, en el sur y casi en toda España, a pesar de que la estrategia de Albert Rivera, facilitador siempre de gobiernos del PP, ha sido más que cuestionada por sus sucesores.

Si Moreno Bonilla pudiera completar mayoría con un puñado de escaños de Ciudadanos, el sueño más codiciado se habrá hecho realidad. El PP lanza un mensaje de moderación para todos los andaluces. Mucha Andalucía, sin necesidad de recursos argumentativos venidos de fuera, según la apuesta del PP andaluz. No hay necesidad de convencer de ello al líder del partido, Alberto Núñez Feijóo, ducho en una materia practicada durante muchos años en Galicia. El fracaso, muy relativo del PP porque podrán gobernar, se medirá por la influencia que adquiera Vox. El PSOE va con la carta de la acción del Gobierno central en Andalucía y la remembranza de que ha sido el partido de los andaluces y que esa experiencia no se borra. Todo por repetir, al menos, el resultado de 2018. Si lo obtiene, perdería, pero sin despeñarse.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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