Un ejército para ayudar a los pueblos arrasados: “Aquí necesitamos a la UME”
El Gobierno ya ha desplegado en las zonas destrozadas por la dana más de 2.000 militares, a los que se añadirán otros 5.000, que son acogidos con esperanza por la población
“Parece un escenario de guerra”, afirmaba este sábado un fotógrafo con experiencia en conflictos bélicos en cuanto aterrizó en la zona cero de una dana que ha devastado las poblaciones del sur de Valencia. Los boquetes en las naves industriales de los polígonos de Sedaví o Alfafar se parecen a los que deja un bombazo. Hay coches empotrados como proyectiles. Son numerosas las comparaciones bélicas. Y muy visible es la presencia del Ejército y de la Unidad Militar de Emergencias (UME), con sus enormes vehículos, sus operaciones de rescate y esfuerzos por retirar el lodo de las calles. En las peores horas, inmediatamente después de la riada, los vecinos afectados los recibieron con mucha angustia, todo el mundo deseaba que entraran en todas las localidades arrasadas por el agua. Y aún hoy, otras poblaciones afectadas reclaman su presencia con desesperación.
Desde que comenzaron a llegar, los efectivos de la UME han rescatado con lanchas a personas refugiadas en los tejados de las crecidas de barrancos y ríos, trasladado en brazos a dependientes a lugar seguro e incluso, a estas horas, su sola presencia tranquiliza por las noches a los vecinos, impidiendo indirectamente episodios de inseguridad o saqueo en los barrios. Los vecinos quieren por eso más policía y guardia civil en sus calles. Están día y noche y no dan abasto. Los voluntarios ayudan mucho, pero ahora son sobre todo los militares los que retiran muebles desvencijados, limpian montañas de barrio o despejan calles. Operarios de diversas empresas y servicios públicos remolcan e intentar desmontar los diques formados por los vehículos amontonados. “Aquí, hay mucho trabajo que hacer. Necesitamos a la UME”, comenta un vecino de Massanassa, mientras otea el panorama desolador alrededor de su casa. La gente aprecia la labor de esta unidad.
En la avenida que recibe los nombres de Camí Nou o Camí Real y une las poblaciones del sur de Valencia de Benetússer, Alfafar, Massanassa, Catarroja y Albal, en la zona anegada por la tromba de agua, hay una actividad frenética este sábado para restablecer un poco de normalidad. Varios policías nacionales también ayudan a los agentes locales a dirigir el tráfico, complicado y peligroso por el gran número de personas en tránsito y el suelo tan resbaladizo por el lodo. Un enorme camión militar está en una calle paralela, frente a la boca de un garaje, donde varios guardias civiles están intentando recuperar los cuerpos sin vida de personas que entraron a por sus coches y nunca salieron. Ya han sacado a dos. Un buzo del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil (GEAS), exhausto, pide agua a una voluntaria de la Cruz Roja. Otro recupera la respiración. Han podido bajar al primer sótano, pero no al segundo, aún inundado. Además, se desprende un fuerte olor a gasolina y gasóleo.
Los vecinos creen que hay muchos muertos en los garajes. Se dicen muchas cosas, pero es verdad que los garajes se han convertido en una trampa mortal, y a ellos solo pueden acceder cuerpos muy especializados con ayuda de potentes bombas de achique. El aparcamiento del cercano centro comercial MN4, en Alfafar, está a rebosar de agua y lodo. Nadie ha podido entrar aún. Un camión de bomberos está achicando agua. Su cuba tiene capacidad para 15.000 litros, pero ahí abajo, en las dos plantas subterráneas debe haber millones de litros, apunta uno. “Aquí tiene que venir el ejército, la UME, no sé, pero a este ritmo se tardará mucho”, opina un vigilante del centro comercial.
En las primeras horas de la dana, el Gobierno envió a las zonas inundadas 1.200 efectivos de esta unidad de emergencias creada en tiempos de José Luis Rodríguez Zapatero, y a primera hora del pasado viernes, Defensa añadió otros 500 militares al despliegue de las Fuerzas Armadas en la Comunidad Valenciana. “Desde el primer momento que se declaró la situación de emergencia, se desplegó la UME en la zona que se adjudicó. A día de hoy [por el viernes] tenemos 2.000 militares que están desplegados de los tres Ejércitos”, explicó la ministra de Defensa, Margarita Robles. Una cifra que se elevaba este sábado hasta los 2.553 efectivos, según el ministerio.
El alcance de la catástrofe y la necesidad de medios en la zona cero de la dana han llevado al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras la petición de su homólogo en la Generalitat, Carlos Mazón, a ordenar el envío de otros 5.000 militares más, además del despliegue de policías nacionales y guardias civiles, el mayor conocido “en tiempos de paz”.
Las unidades militares llegadas del resto de España se encargan de mejorar los accesos y la movilidad por carretera, permiten el suministro regular de agua embotellada en un puñado de municipios en los que todavía no hay recursos potables, y reparten raciones de comida y bienes de primera necesidad, inciden los responsables del Ministerio de Defensa.
En la noche del viernes al sábado, los efectivos continuaron con las labores de búsqueda de desaparecidos, achique de agua y despeje de viales. El ritmo es incesante. El teniente Iván Barrantes, del cuerpo de Marines, se afana con otros militares en facilitar el acceso principal a las viviendas, en estos momentos, llenas de enseres destrozados, ramas, barro e incluso vehículos, en la avenida de Ausiàs March de Massanassa. Necesitan despejar la vía para que los camiones puedan pasar y entregar material a la población. El teniente Senent, del Regimiento de Ingenieros 1, con base en una localidad de Burgos, está al mando de una sección de zapadores que, ayudados de maquinaria pesada, limpian carreteras y calles en la localidad de Chiva. Y la teniente María del Carmen García Cuadrado, que llegó con su unidad la noche del viernes a Valencia, trabajaba desde primeras horas del sábado en facilitar el tránsito por las calles de Algemesí, retirando enseres y escombros.
La UME y la Guardia Civil también está ayudando a Adif, responsable de la infraestructura ferroviaria, muy afectada por la riada del martes en toda la provincia, para despejar las vías de Cercanías de barro y vehículos arrastrados por la tromba de agua. Esta tarea es “fundamental” para evaluar el estado de la infraestructura y empezar las obras de reconstrucción, apuntan fuentes del Ministerio de Defensa.
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