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El PP achaca a “un boicot” la avería del ascensor del colegio de Alicante en el que una madre sube a cuestas a su hijo

El consejero de Educación, José Antonio Rovira, se suma a las sospechas del alcalde, Luis Barcala, dirigidas hacia la dirección del centro

Rafa Burgos
María Jesús Aguilar, subiendo a cuestas a su hijo Arturo, en una imagen cedida, en el colegio Voramar.
María Jesús Aguilar, subiendo a cuestas a su hijo Arturo, en una imagen cedida, en el colegio Voramar.

El consejero valenciano de Educación, José Antonio Rovira, acusa a la dirección del CEIP Voramar, en el que una madre sube las escaleras con su hijo con movilidad reducida a cuestas, de un presunto “boicot” de la instalación del ascensor. Rovira se basa en lo que le ha trasladado el alcalde de Alicante, el también popular Luis Barcala, quien le ha informado de que los técnicos responsables de subsanar la avería sospechan de la manipulación de la infraestructura, tal como sugirió también la concejal de Educación, Mari Carmen de España, en una rueda de prensa, en la que afirmó que “alguno debería dar explicaciones” y que no quiere pensar que “a algunos les molesta que hagamos las cosas bien”. El PP en pleno se blinda de esta forma ante su responsabilidad del mantenimiento de los centros escolares. La ministra de Educación, Pilar Alegría, ha subrayado que la reparación debe correr a cargo del ayuntamiento y ha urgido al colegio a encontrar una solución alternativa para que el niño afectado pueda asistir a clase.

Como ya publicó EL PAÍS, el curso comenzó en el CEIP Voramar de Alicante con el ascensor averiado. Esta circunstancia obliga a María Jesús Aguilar, madre de Arturo, un niño de 11 años con movilidad reducida, a subirlo a cuestas por las escaleras hasta su aula, situada en el primer piso, al menos dos veces al día. En un vídeo grabado por el Ampa del centro escolar alicantino, Aguilar acarreaba a su hijo mientras ascendía veinte escalones, lo dejaba sentado, bajaba a recoger la silla de ruedas que necesita el estudiante para moverse de un lado a otro. Era la tercera vez que se estropeaba la instalación desde el pasado mes de marzo. Los técnicos municipales que han acudido a repararlo han señalado siempre que la placa eléctrica del elevador está en malas condiciones y que la instalación es muy antigua y habría que renovarla por completo.

La denuncia pública de la situación, que afecta a unos siete u ocho alumnos de los 600 matriculados en el colegio, obligó este martes a una comparecencia de la edil responsable de Educación. De España sugirió que en el parte facilitado por los técnicos había “sorpresas” y aseguró que no había constancia de que se hubiera informado de esta tercera avería del ascensor. Bajo su discurso se entreveía una tácita acusación a la dirección del centro, ratificada esta mañana por Rovira en una entrevista concedida a la televisión autonómica À Punt. A juicio de los dirigentes populares, los responsables del colegio han manipulado el ascensor. “Cada vez se rompe por causas distintas”, ha afirmado el consejero, “había un problema en la placa base y, cuando estuvo solucionado, ahora hubo otra rotura por otra historia y los técnicos no se explican por qué se había roto otra vez”. En el consistorio esperan el informe completo emitido por los técnicos.

Sin embargo, el especialista enviado por el ayuntamiento al centro sí explicó lo que había pasado, según apunta María Mira, presidenta del AMPA del Voramar. “El técnico, en presencia de dos representantes de la asociación, admitió que el panel eléctrico se había deteriorado otra vez y que necesitaba una reparación de mayor calado”, explica. “Pero además, indicó que unas filtraciones de agua que afectan al sótano habían inundado en parte el foso del ascensor”, por lo que el motor también había sufrido daños. “Dijo que esto ya no se solucionaba con el parche habitual y que precisa de una intervención más costosa y de mayor duración” o bien, “poner un ascensor nuevo”.

Rovira afeó también al centro que podían “haber cambiado la planificación” para que Arturo y sus compañeros en la misma situación pudieran asistir a clase en la planta baja, ocupada actualmente por los alumnos de menor edad. “Quizá no lo han planificado adecuadamente”, espetó el consejero. Unas declaraciones similares, pero en un tono radicalmente distinto, a las vertidas por la ministra de Educación, Pilar Alegría, que urgió al centro escolar a una reparación inmediata del ascensor averiado o a buscar una alternativa para Arturo. “Lamento mucho que el derecho que tiene ese niño a recibir una educación de calidad sea absolutamente mermado”, señaló la ministra en una entrevista concedida a Radiocable.

Alegría recordó que la competencia del mantenimiento de centros escolares es “del ayuntamiento”, pero propuso “algún tipo de cambio dentro del centro educativo para que puedan trasladar algún aula y el niño no tenga que subir las escaleras” a la espalda de su madre. “Se pueden buscar fórmulas para que ese derecho a la educación que tienen todos los niños llegue a todos, con la responsabilidad que tiene las administraciones en dar una respuesta”, dijo la ministra. “A la hora de inaugurar o abrir un colegio a principios de curso”, prosiguió, “puede surgir algún problema, pero cuando eso sucede, las administraciones autonómicas tienen que tener un plan para que los niños reciban la atención de calidad que se merecen y, por supuesto, que los profesores puedan trabajar en espacios de calidad”.

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