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Las playas al sur del Puerto de Valencia perdieron un 70% de superficie en los últimos 30 años

Un estudio de la Universitat de València constata que la mayor reducción de los arenales se produjo tras la ampliación de la infraestructura en 2010, que ahora se completará con una nueva terminal

Ferran Bono
Evolución del puerto de Valencia en los últimos 30 años y su afectación en las playas del sur, que recoge el estudio de la Universitat de València.
Evolución del puerto de Valencia en los últimos 30 años y su afectación en las playas del sur, que recoge el estudio de la Universitat de València.

Investigadores del Institut Cavanilles de la Universitat de València (UV) desvelan en un artículo publicado en la revista Urban Science que la superficie de tres playas al sur del puerto de Valencia (Pinedo, El Saler y La Garrofera) han pasado de tener 170 hectáreas de arena en la década de los años 90 a 43 en 2022, un 70% de reducción.

La metodología, con imágenes por satélite, se utiliza para conocer el volumen de arena de los desiertos y esta investigación se ha aplicado por primera vez a playas. Se constata, además, que la mayor reducción fue tras la ampliación del Puerto de València entre los años 2010 y 2012. La restauración de 2023 de los arenales, que el Ministerio de Transición Ecológica finalizó el pasado año, ha aumentado la superficie de arena hasta las 112 hectáreas, según ha informado la institución académica en un comunicado.

El estudio muestra una “relación directa” entre la expansión del Puerto de València con la creación de la Marina Real Juan Carlos I y la preparación para las pruebas de la Copa del América la reducción de superficie de las playas. Por la dinámica de las corrientes marinas (norte-sur) en esta parte del Mediterráneo, las playas del norte de las grandes infraestructuras crecen y las del sur pierden arena.

El pasado mes de diciembre, el Gobierno autorizó definitivamente el fin de la ampliación norte del puerto con la construcción de una nueva terminal y el relleno del dique de abrigo ya erigido en 2012, que supondrá una inversión pública y privada cercana a los 1.600 millones de euros. Esta última ampliación cuenta con la oposición política de Sumar, socio de los socialistas en el Gobierno, Compromís y Podemos, además de colectivos vecinales y ecologistas de la ciudad, y la aprobación del PSPV-PSOE, PP y Vox, así como de la Generalitat, ahora dirigida por estos dos últimos partidos.

El área de estudio incluye los aproximadamente ocho kilómetros desde la actual desembocadura del río Turia, al sur del Puerto de València, hasta la Gola de Pujol, precisamente en la que ha intervenido Costas, dependiente de Transición Ecológica, con una inversión de 29 millones de euros.

La metodología empleada en el estudio “llena un vacío importante en la investigación actual. Hasta el momento no se ha implementado el seguimiento específico de la capa de arena en playas mediante índices espectrales diseñados para dunas de arena. Esta novedosa aplicación en contextos costeros abre una nueva perspectiva en el campo de la investigación”, explican Juan M. Soria, Rebeca Pérez González y Juan Víctor Molner Polit, investigadora e investigadores del Institut Cavanilles de Biodiversitat y Biologia Evolutiva de la UV.

Las imágenes de los satélites Landsat-5, Landsat-8 y Sentinel-2 constatan cómo las labores de mantenimiento y mejora de los años 2004-2010 fruto de proyectos LIFE “consiguieron mantener artificialmente las tres playas, hasta que la nueva ampliación del Puerto desperdició este esfuerzo”, según ha detallado Juan M. Soria, también profesor del Departamento de Microbiología y Ecología de la UV.

Las imágenes aéreas muestran también que desde 2013 hasta 2022, como consecuencia del efecto de la ampliación del Puerto y la reducción de las actividades de rehabilitación en el área, se produjo una reducción de aproximadamente 90 hectáreas de arena. Así, entre julio de 2013 y el mismo mes de 2014, según la observación de Landsat 8, la superficie de arena se redujo de 54,63 hectáreas a 37,26 en la playa de Pinedo; de 37,08 a 23,04 en la del Saler; y de 47,61 hectáreas a 31,23 en La Garrofera.

Por el contrario, las acciones de restauración de finales de 2023, con la aportación de arena, han permitido aumentar la superficie, que ha pasado entre el 7 de septiembre y el 6 de noviembre de 22,91 hectáreas a 42,49 en Pinedo, de 9,30 a 38,64 en El Saler, y de 11,73 a 31,77 en La Garrofera. Las imágenes también permiten comprobar que, en el extremo sur de la zona restaurada, en la Gola de Pujol, la construcción del dique norte ha facilitado el asentamiento de arena a ambos lados.

Imégenes por satélite

El trabajo utilizó once imágenes para el período 1984-2013; ocho para la fase 2013-2015 y desde 2015 hasta 2023 se han usado 15 imágenes. El volumen de arena se obtuvo calculando el número de píxeles que la arena ocupaba en cada imagen, según la resolución espacial de cada satélite: 900 m2 en los casos de Landsat 5 y Landsat 8 y 100 m2 en el caso de Sentinel-2.

De este modo se estimó la superficie de arena, que se convirtió a hectáreas para hacer las magnitudes más entendibles. Se utilizaron los índices NDSAI con las imágenes del satélite Landsat-5 y NDESI para Landsat-8 y Sentinel-2. Originalmente no se diseñaron para playas, sino para calcular la superficie de las dunas del desierto.

Otro índice de arena normalizado (NSI), para otras regiones templadas con más variación en la arena a lo largo del año, arrojó mejores resultados que los de este estudio, si bien los autores remarcan el uso de los primeros por las características del clima mediterráneo, de transición al desértico según las zonas.



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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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