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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Elx, referente del destrozo

La política del alcalde, Pablo Ruz habla de ciudadanos de primera y de segunda. Lanza un mensaje a quienes nos salimos del molde clásico: no quiere espacio para nosotros

Un ciclista pasa por la calzada de una calle de Elche mientras los operarios eliminan las señales del carril bici.
Un ciclista pasa por la calzada de una calle de Elche mientras los operarios eliminan las señales del carril bici.Joaquín de haro
ESTHER DÍEZ VALERO

El carril bici es más que una infraestructura de movilidad. Es el símbolo de un modelo de ciudad. Sólo así se explica la virulencia que los gobiernos de PP y Vox han desplegado contra este elemento avalado por los expertos para mejorar las condiciones de vida en los municipios. Lo peor es que no hay debate objetivo, porque las derechas han abandonado la razón en este asunto.

Elx, desgraciadamente, se ha convertido en referente del destrozo. Hemos pasado de ser una ciudad que asentaba una malla ciclista potente a ser noticia por la supresión de estas infraestructuras. Eso implica que las personas que circulamos en bicicleta ahora lo haremos en condiciones de peligro. También supone que los vecinos y vecinas que disfrutaban de calles humanizadas tendrán que volver a soportar el nocivo cóctel de humo, velocidad y ruidos.

Pero esta decisión del alcalde, Pablo Ruz, tiene una trascendencia mayor. Es una política que habla de ciudadanos de primera y de segunda. Ruz lanza un mensaje a quienes nos salimos del molde clásico: no quiere espacio para nosotros. Está en contra de democratizar el espacio público. Nuestra libertad de movernos con seguridad en el medio de transporte que decidamos no es importante.

Por eso, el desmantelamiento de los carriles bici no es la anécdota oscura de un alcalde sonriente. Marca un peligroso camino en lo que de verdad importa, en el modelo de ciudad que construimos, en nuestro derecho a la ciudad como vecinas y vecinos.

Es una decisión que hace de Elx una ciudad más sucia, antigua y excluyente. Así de claro y simple. No lo olviden, Pablo Ruz era quien pronosticaba el desastre por la peatonalización de la Corrredora.

Estos son días en los que escuchamos mensajes insultantes por parte del nuevo alcalde y su equipo. Dicen que sí quieren carriles bici, pero no estos. Se aferran a informes policiales que ignoran la seguridad de los ciclistas. Incluso intentan convencernos de las bondades de compartir carriles con los coches.

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No entienden por qué no nos conformamos con las migajas. Son los que llevan años ridiculizándome por usar la bicicleta. Y ese el fondo del asunto, creen que Elx sólo les pertenece a unos pocos, en una mezcla de mediocridad, elitismo y fanatismo. Tanto que incluso están dispuestos a perder los fondos europeos, dinero de todas y todos, por hacer cumplir su amenaza.

Pero, pese a Ruz, seguiremos pedaleando, seguiremos reivindicando la bici y un nuevo horizonte para Elx, en el que podamos seguir caminando hacia el municipio inclusivo, abierto, verde y saludable que merecemos. Nos avala la ciencia y el sentido común. Nos impulsa el más lícito de los deseos, que todas y todos podamos vivir en mejores condiciones. Igual la bici sí es un elemento subversivo, el que consigue democratizar el municipio frente a quienes quieren perpetuar los privilegios de unos pocos.



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