Casas de madera para desalojados por las catástrofes
Alumnos de Arquitectura e Ingeniería de Valencia ensayan prototipos de viviendas para situaciones de emergencia habitacional
En marzo de 2021 varias explosiones en el arsenal de una base militar localizada en la ciudad de Bata, la más poblada de Guinea Ecuatorial, se llevó por delante la vida de más de un centenar de personas, hirió a otras 600, y asoló el barrio de Nkoa Ntoma. Fue una catástrofe. Dos años después, un grupo de 20 alumnos —de la Escuela Superior de Arquitectura y de Ingeniería de la Edificación— de la Universidad Politécnica de Valencia, han elaborado un prototipo a escala real de vivienda, hecha íntegramente en madera, para exportarlo al país africano y que los guineanos puedan reconstruir el barrio que voló por los aires como si se tratara de un mueble de Ikea.
El proyecto universitario lo ha impulsado la Consejería de Vivienda y Arquitectura Bioclimática del Gobierno valenciano a través de la Cátedra Maderamen. “Gracias a ella hemos conseguido incluir una asignatura optativa en la Escuela de Arquitectura sobre estructuras de madera. Se buscó un caso donde hubiera emergencia habitacional y cooperación internacional y se localizó en la ciudad de Bata, donde en 2021 saltaron por los aires más de 700 viviendas. Congregaciones religiosas como los jesuitas y otras ONG están allí construyendo como pueden casas para los desalojados, así que pensamos que los alumnos podían pensar y ejecutar un modelo de vivienda basado en la arquitectura circular, es decir, que se pueda montar y desmontar, que tenga materiales nobles y se adecue a la realidad de Guinea Ecuatorial, a su clima, a su régimen de viento y de lluvias, y a su forma de habitar, muy en la calle”, explica la directora de la Cátedra, Begoña Serrano.
La idea es que el año que viene —la fiebre de Marburgo que se ha extendido por el país africano hace inviable hacerlo antes— un grupo de alumnos pueda viajar a Guinea y enseñar a la gente a que autoconstruya su vivienda. Allí madera hay de sobra. “Igual que en España se venden por las carreteras sacos de naranjas o cajas de tomates, allí venden madera por todos sitios. Tienen una madera buenísima en comparación con la nuestra”, añade Serrano de la materia prima.
Otro de los propósitos del taller impartido en la Cátedra Maderamen ha sido informar y hacer reflexionar a la comunidad universitaria sobre los impactos medioambientales del sector de la construcción y el papel trascendental de los procesos circulares y de los materiales naturales (con reducida huella de carbono y renovables) en el camino hacia la descarbonización en el sector de la construcción. “Desde las administraciones públicas debemos liderar y pilotar los procesos de transformación en el sector de la construcción hacia una arquitectura más respetuosa con el medio ambiente”, añade el director de Calidad, Rehabilitación y Eficiencia Energética de la Generalitat, Alberto Rubio.
Los estudiantes han levantado la casa en poco más de siete día pero la estructura ya se ha desmontado y se trasladará al barrio Cementerio de Alicante, una zona vulnerable y necesitada de viviendas. Los alumnos de la Universidad de Alicante acabarán la casa (tabiquería y acabados) y la organización Arquitectura sin Fronteras la dejará instalada permanentemente en el barrio alicantino, al oeste de la capital.
La casa es enteramente de madera de pino y con una superficie de 30 metros cuadrados, aunque cuando se termine en Alicante será algo más grande. La Cátedra, con el convenio de la Consejería de Vivienda, ideó hace dos años, en plena pandemia, un balcón para adosar a los edificios que carecían de una salida al exterior en sus fachadas. Y también barruntan hacer otro año un prototipo de casa fácil de montar para zonas castigadas por las inundaciones, como es la Comunidad Valenciana.
Celia Plana, de 19 años, que estudia segundo de Ingeniería de la Edificación, es una de los 20 alumnos que han diseñado y construido la casa. Le interesa la madera “me recuerda al bosque, a la naturaleza. No transmite frío como la piedra, es un elemento cálido al tacto y es sostenible porque si te sobra material puedes convertirlo en serrín y hacer un contrachapado para revestir una pared”. A Jorge Civera, de 21 y en cuarto de carrera, la madera le gusta por las prestaciones que tiene para determinados aspectos. “Es verdad que para edificios de gran envergadura el hormigón está bien pero hay cosas para las que puedes utilizar la madera. Porque usar el hormigón es gastar de más y contaminar de más. Con la madera, la construcción es más circular”, añade.
Repensar la construcción
“Se está volviendo a repensar la forma de construir, reinterpretándola porque la producción de hormigón produce muchas emisiones de CO2. Por el contrario, la madera es un material que absorbe mucho dióxido de carbono durante su crecimiento y además la única energía necesitaría para producirla es el sol. Se considera un material muy interesante. Las escuelas de arquitectura y las ingenierías perdieron hace décadas el trabajo con madera y con la Cátedra se han recuperado. Esta escuela es pionera pero estoy segura de que en cinco años se va a dar en muchos más sitios porque la sociedad lo está pidiendo”, concluye la directora de la Cátedra Maderamen.
Las universidades de Navarra y, sobre todo, de Galicia, han sido muy punteras en la recuperación de la madera para la construcción. “Tienen mucho bosque y un interés político en desarrollar este tipo de proyectos. En Galicia hay unas políticas medioambientales para plantar árboles y de ahí están obteniendo la madera. Hay un cambio de paradigma. Han hecho secciones mixtas con madera para no tener que meter tanto hormigón, pero tampoco la madera lo va a solucionar todo”, apunta Serrano.
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