Cómo hincarle el diente a las Fallas de Valencia si es tu primera vez
Recorrer los monumentos más espectaculares, someterse al ensordecedor ruido de una ‘mascletà’ o recuperar fuerzas con un chocolate con buñuelos son algunas de las experiencias imprescindibles
Las Fallas de Valencia, declaradas por la Unesco Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en 2016, atraen cada año a cientos de miles de visitantes a una fiesta que funde arte, pólvora, música y fuego. Fueron las fiestas nacionales más buscadas en Google por los españoles en 2022, seguidas de la Feria de Abril, los Sanfermines o el Carnaval de Cádiz, según la empresa de posicionamiento web agenciaseo.eu. El listado de actos falleros es interminable; así que estas son algunas recomendaciones básicas para conocer una fiesta multitudinaria y muy popular.
Ruta por las fallas más espectaculares. En Valencia se plantan cada año cerca de 800 monumentos, entre infantiles y grandes, por toda la ciudad. La plantà (o montaje en la calle) de las fallas infantiles ha sido este miércoles y la de los grandes será este jueves. Se organizan por categorías en función de su complejidad y presupuesto. Las más espectaculares -a veces superan los 20 metros de altura- son las de la sección Especial, que son un total de nueve en 2023. Entre las más conocidas y que compiten cada año por el primer premio de un concurso ya tradicional están la Falla del Pilar, Convento Jerusalén-Matemático Marzal, Na Jordana, Sueca-Literato Azorín, l’Antiga de Campanar o Almirante Cadarso-Conde Altea, entre otras. Hay que pagar entrada para verlas de cerca y sin colas. La falla de la plaza del Ayuntamiento, que este año diseña por primera vez una mujer, representa a toda la ciudad y está fuera de concurso. Se aconseja calzado cómodo porque hay cortes de calles por toda la ciudad y lo aconsejable es desplazarse andando.
Las mascletàes, el festival de ruido. El calendario pirotécnico de las Fallas comienza el último domingo de febrero con la Crida [Llamada], acto en el que el alcalde entrega las llaves de la ciudad a las reinas de la fiesta y estas invitan a todo el mundo a sumergirse en una celebración con la que los valencianos despiden el invierno o dan la bienvenida a la primavera, según se prefiera. Del 1 al 19 de marzo tiene lugar todos los días —si el tiempo lo permite— a las 14.00 horas en la plaza del Ayuntamiento la tradicional mascletà; el atronador disparo de decenas de kilos de pólvora. Miles de personas atestan la plaza los 10 minutos de emocionante estruendo y luego se disuelven rápidamente para tomar el aperitivo o volver a casa.
Castillos y la Nit del Foc. Si algo brilla con intensidad en las noches falleras de marzo son los castillos. Este año hay previstos fuegos artificiales el jueves 16 de marzo a las 12 de la noche y el viernes 17 de marzo a la 1 de la madrugada, entre el puente del Reino y el puente de Monteolivete (a la altura del Palau de les Arts). En el mismo punto pero mención aparte merece la Nit del Foc, considerada única por la cantidad y variedad de cohetes que surcan el cielo esa noche. Se celebra la noche del 18 de marzo —en realidad, la hora prevista es la 1 de la madrugada del día 19-. En 20 minutos, Pirotecnia del Mediterráneo disparará 2.000 kilos de pólvora.
Ofrenda de flores a la Virgen. Durante los días 17 y 18 de marzo es imposible desplazarse por el centro de Valencia sin tropezarse una y otra vez con el desfile de miles de falleros que llevan sus ramos de flores a la Virgen de los Desamparados. El catafalco de la patrona de la ciudad se instala en mitad de la plaza de la Mare de Deu (o de la Virgen) y un ejército de voluntarios (els vestidors) emplea los ramos de diferentes colores para confeccionar un manto de flores a la Virgen, conocida popularmente como la Geperudeta. La imagen, envuelta en flores, se mantiene unos días en la plaza para que el público la visite.
La Crema y vuelta a empezar. La noche del 19 de marzo, festividad de San Josep, Valencia quema las fallas que se han estado haciendo el año anterior, recoge sus cenizas y empieza al día siguiente a pensar cuál será el próximo. Como dicen los artistas falleros, su año va de marzo a marzo, no de enero a diciembre. A las 20.00 horas se queman las fallas infantiles, media hora más tarde la ganadora de 2023, y a las 21.00 horas se prende el monumento infantil municipal en la plaza del Ayuntamiento. En el caso de las fallas grandes, la crema comienza a las 22,00 horas, media hora más tarde arde la ganadora, y a las 23,00 horas la municipal. De previa, hay un pequeño castillo de fuegos artificiales. Los días grandes de fiesta caen en fin de semana, por lo que se esperan miles de visitantes.
Buñuelos y chocolate u horchata. Valencia en Fallas es andar y andar y hay que reponer fuerzas. De desayuno, a media mañana, de merienda o para aguantar toda la noche, la mejor opción es el chocolate con buñuelos. También se venden churros en muchos puntos pero lo típico e imprescindible son esos rollos de masa frita con un agujero en medio. En pleno centro, junto a la plaza de la Reina, son recomendables Chocolates Valor o Santa Catalina pero el lugar con más “sabor” es la plaza del Collado, a la que puedes llegar de camino a visitar la Lonja, donde además puedes cambiar el chocolate por una horchata. Si tienes un poquito de tiempo y te queda energía, acércate a Mari Toñi, en la calle Alboraya, que nunca defrauda. Y tampoco hay problema si eres celíaco, también algo más alejado del centro pero con mucho ambiente fallero, en la calle Jesús, hay un puesto con churros y buñuelos gluten free.
Bocadillos y tapas. A la hora de comer y, sobre todo, después de la mascletà, encontrar mesa en el centro de Valencia es casi tan imposible como que no te tiren un petardo a los pies. Así que no se debe descartar un buen bocadillo o una reserva con tiempo. En la plaza del Collado, muy cerca del puesto de buñuelos, está el bar Kiosco en el que destaca el bocadillo de blanco y negro (longaniza y morcilla) con habas. Se podrá degustar un buen bocadillo de calamares en Casa Mundo, al lado de la plaza del Ayuntamiento, en la calle peatonal de don Juan de Austria.
Con paciencia y casi a cualquier hora, uno puede acercarse al bar La Pilareta, en la plaza del Tossal para comer las mejores clotxinas (mejillón autóctono) de Valencia. Es un lugar emblemático que no decepciona ni por el encanto del local ni por la oferta gastronómica. Y, a la búsqueda de un buen producto cocinado en su punto exacto en clásicos como la sepia sucia, las patatas bravas o unas alcachofitas fritas, sin duda, L´Aplec, en el barrio del Carmen (calle Roteros), en el que incluso se agradece perderse por las callejuelas. Huir del bullicio es muy complicado pero el kiosco La Pérgola (Alameda) puede ser un remanso de paz para disfrutar de alguna tapa o del famoso bocadillo Bombón (lomo, champiñones, queso y una salsa secreta).
Comerse una paella. Si eres de los que, bajo ningún concepto, vas a dejar Valencia sin comer una paella o un buen arroz, lo mejor es ir hacia la zona de la Malvarrosa. Cualquiera de los restaurantes del paseo Neptuno saciarán esas ganas sin hacer decaer el mito. También frente a la playa, en la Patacona, se puede encontrar todo un paseo con establecimientos más “modernos” y muy frecuentados por turistas.
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