El Portitxol de Xàbia, de los fenicios a Instagram, la mayor concentración de anclas y selfis
En la bahía de lo localidad alicantina se dan la mano el pasado comercial del Mediterráneo y su atractivo turístico para las redes
Desde hace más de 2.500 años, el Portitxol de Xàbia es un atractivo punto de refugio, descanso y comercio en el Mediterráneo. Se trata de un puerto natural formado por la isla que recibe ese nombre y la cala de La Barraca en el que se han encontrado restos arqueológicos desde la época fenicia, siglo VII a.C. y al que se le atribuye una intensa actividad comercial coincidiendo con el final del imperio romano. Además, en los últimos años ha visto relanzada su fama tanto por la importancia de los restos que están saliendo a la luz como por las redes sociales. Las casetas de los antiguos pescadores con sus puertas azules sirven de postal del verano para famosos y anónimos y las noticias de pecios hundidos y de tesoros de monedas de oro dan brillo a su aura. Todo, bajo una intensa presión urbanística.
Situada entre el Cap Prim, donde hay restos de un yacimiento del Bronce Tardío, y el Cap Negre, el Portitxol ofrece una protección natural sobre los vientos predominantes en la zona y proporciona un lugar seguro para que ahora acudan embarcaciones de recreo y veleros y para que antes y durante siglos fondearan pequeñas barcas de cabotaje e intercambio comercial con el ‘camí de Cabanes’ como vía de salida terrestre a las mercancías. “En esta bahía se da la mayor concentración de anclas conocida del Mediterráneo, no hay otra igual”, afirma Ximo Bolufer, arqueólogo municipal.
El Museo Soler-Blasco acoge aquellas que tenían riesgo de ser expoliadas pero hay más. “Hay más de doscientas solo en la parte sur de la isla pero seguro que hay muchas más enterradas. Es un sitio digno de estudio”, completa Álex Pérez, uno de los investigadores de la Universitat de Alacant que ha participado en las recientes campañas arqueológicas. “La colección de anclas, ceps y núcleos de plomo de Xàbia es única. Antes de los ceps, se usaban unas cajas de madera con núcleos de plomo dentro y Xàbia puede presumir de tener una de las colecciones más importantes”, apunta.
En el fondo del mar de este enclave esperan más sorpresas. “Hay localizados ya otras seis embarcaciones hundidas, una de ellas con una carga de ánforas púnicas en buen estado. El derelicto (barco hundido) más antiguo puede ser del siglo III a.C, hay uno de los siglos II o III, dos de los siglos IV y V y otro del XVIII”, resume. “Íbamos para hacer una campaña de un año, llevamos cuatro y no vamos a salir de ahí en la vida. Es una maravilla”, afirma.
La isla del tesoro
Aunque los restos de los barcos tienen una mayor importancia científica al constatar que fue un puerto, hubo otro descubrimiento que saltó a los grandes medios. Una historia de película en la que participó Pérez. En pleno mes de agosto de 2021, dos veraneantes habituales, Luis Lens y César Gimeno, dándose un baño con sus gafas, tubos y aletas descubrieron ocho monedas antiguas, que al final fueron un total de 53 y que gracias a su excelente estado de conservación se dataron entre los siglos IV y V d.C. “Contactaron conmigo y fui con ellos a ver. Es algo que solo pasa una vez en la vida. A mí se me salía el regulador. Fue algo impresionante”, explica Pérez, que aventura que el ‘tesoro’ puede corresponder tanto a un naufragio como a un escondite de una acaudalada familia romana.
El agradecimiento a los buceadores se comparte con el que existe a la familia Pons, que es la propietaria de la isla. Declarada Bien de Interés Cultural en 2018, ahora además tiene la máxima protección ambiental porque se usa para varios programas de especies endémicas. “Sin ellos, sin su sensibilidad y sus valores, nada de esto sería posible. No sólo nos facilitan los trabajos sino que nos animan”, afirma Bolufer. Este año se ha hecho un primer sondeo arqueológico en la isla y los resultados son prometedores. “Hemos encontrado unas fosas, vestigios de estructuras romanas y material cerámico romano de entre siglos III y V dC. Eso se ha comprobado y el año que viene haremos una excavación más amplia”, explica Pérez.
Cuentan ambos que el abancalamiento de la isla en los siglos XIX y XX para el cultivo de uva, al igual que pasó en casi cualquier espacio de esta comarca, sirvió de alerta arqueológica, aunque también estropeó restos. “Los labradores descubrieron los dos enterramientos que conocemos. Hablan de un ‘caminet’ dos tumbas y una base de columna tosca que tenía dentro unas cenizas. Desgraciadamente alguien expolió esa pieza”, lamenta Bolufer.
La cala del postureo
Pero no sólo los arqueólogos se sienten ahora atraídos por este paraje. Tras muchos años a la sombra de la cercana Granadella, decenas de famosos han querido dejar constancia de su paso por allí estos últimos veranos. De Matt Damon a Alejandro Sanz pasando por Macarena García pero también ‘influencers’ como Aida Domènech que como Dulceida tiene 3,2 millones de seguidores en instagram. Solo en esta red y solo etiquetadas (bien como Portixol, Portitxol o Cala Barraca) hay más de siete mil fotos, la inmensa mayoría con las puertas de madera azul y el encalado blanco de fondo.
Esa imagen es también un clásico de las últimas campañas de la Generalitat para promocionar el turismo en la Comunitat Valenciana. Del Mediterráneo en Vivo a Quien lo ha vivido, lo sabe. Allí han hecho sesiones de fotos Pilar Rubio o los Gemeliers. También es escenario de rodajes, algo que viene de lejos. Al menos, desde El hombre de la isla, dirigida en 1959 por Vicente Escrivá y protagonizada por Paco Rabal. En estos últimos años, ha sido decorado de series como Vergüenza o El Inmortal (ambas de Movistar +). Entre los primeros cautivados por esta cala en la época moderna estuvo el pintor Joaquín Sorolla. Su obra Isla del cap Martí (1905) (Museo Sorolla) mira la isla del Portitxol desde un cercano cabo.
El influjo sigue en marcha y llega también a la literatura. Hace ahora un año que se publicó El dolçainer del Portitxol, un cuento musical sobre los orígenes de la fiesta de Sant Joan y hace unos pocos más, Federico Ibáñez Soler, exdirector de la editorial Castalia y director general del Libro a principios de los 90, convirtió este paraje en protagonista del cuento ‘La decisión de Portícolo el silvano’, un semidiós que encarnaba el espíritu de la isla.
La historia negra
Mucho más antigua y real es la historia de Cristòfol de L’Illa. La llegada del ejército francés en 1812 provocó que algunos vecinos de Xàbia se escondiera por temor a represalias. Uno de los que lo hicieron fue un regidor del ayuntamiento, que huyó a la isla con su mujer embarazada. Allí parió a Cristòfol en una cueva e inauguraron una saga, els de l’illa. Según recogió la prensa, décadas después ese hombre regresó a la isla para quitarse la vida ahorcándose delante de su hijo. El Portitxol lo tiene todo, también su historia negra.
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