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“Olvidaos de razonar con un suicida en una cornisa”

Bomberos y policías locales valencianos reciben formación sobre cómo actuar ante una conducta suicida y prevenir las muertes

Dolors López, durante la  formación a policías y bomberos para prevenir suicidios.
Dolors López, durante la formación a policías y bomberos para prevenir suicidios.Mònica Torres
María Fabra

“El suicidio se puede prevenir”. Esa es la premisa con la que trabaja Dolors López, una docente que, tras sufrir en sus carnes las consecuencias del suicidio de una hija, empezó a buscar respuestas que no encontró. “Dejé de buscar esas respuestas y me puse a investigar”, recuerda. Fue después de bucear en muchas fuentes cuando verificó que, pese a la existencia de planes de prevención, no existía ninguna formación para los profesionales que intervienen en las tentativas de suicidio o trabajan con quienes acumulan más factores de riesgo. Diseñó un plan para educadores, el Plan de Formación del Profesorado en prevención, que actualmente imparten cuatro profesionales, y ahora recorre pueblos y ciudades con un curso compactado y exprés dirigido, sobre todo, a policías locales y bomberos. “Olvidaos de razonar con un suicida en una cornisa”, les espeta. “Ahí arriba, no vais a conseguir que hablen si no es a través de las emociones, hay que sacarles de su túnel mental”, añade.

El suicidio es ya la primera causa de muerte no natural en España y, según el Observatorio del Suicidio de España, duplican ya las de los accidentes de tráfico y son 13,6 veces más que las provocadas por homicidios. Según la OMS, cada 7,5 minutos hay una persona intentando quitarse la vida en España. Además, el suicidio es, después de los tumores, la principal causa de muerte entre los 15 y los 29 años.

Tanto policías como bomberos son los profesionales que primero intervienen, habitualmente, en esos casos. Y a ellos se dirige con cuestiones muy concretas. “Tenéis que conseguir que acepte vuestra presencia. No hagáis ningún movimiento sin anunciárselo antes, intentad sacarle de su túnel mental, ofrecedle un cigarrillo o preguntadle si tiene frío, no les toquéis si no es con su permiso, que acepten vuestra presencia y vuestra palabra”, expone ante la mirada de unos cuantos uniformados que no paran de hacer fotos con sus teléfonos móviles a la proyección en la que detalla también qué no se debe hacer. “No le digáis que todo irá bien, no lo sabéis, no le deis falsas garantías, no os derrumbéis con ellos y no les retéis a que sigan con su intención”, continúa. López asegura que se ha encontrado con más un profesional que ha admitido que esa ha sido su reacción ante un suicida: “Tírate si eres valiente”.

Lo atestigua también Nacho Donet, que está al mando de las patrullas de seguridad ciudadana del Ayuntamiento de Gandía. “Es un mito que nos ha desmontado y nos ha dado herramientas para saber tratarlo porque, hasta ahora, carecíamos de formación específica. Hay protocolos pero actuábamos casi por instinto”, reconoce. “Somos autodidactas y no sabemos si estamos haciendo lo correcto”, añade un bombero del Consorcio de Valencia.

Objetivo: salvar vidas

“Poneos en que quien protagoniza el intento de suicidio acaba de asesinar a su pareja”, reta a los asistentes. “No vais a actuar igual porque no es un comportamiento propiamente suicida, sino consecuencia de lo que acaba de hacer”, informa. “No vais a actuar igual porque para vosotros tampoco es lo mismo, vuestros sentimientos están enfrentados, pero vuestra obligación es salvarlo”, dice. Esta es una de las cosas que más llama la atención de Ángeles Miñana, policía de la unidad de violencia de género de Gandía. “Tenemos que saber enfrentarnos a nuestros sentimientos, pero el objetivo es salvar su vida”, concluye.

Dolors López se dirige a ellos como “agentes de vida”. Y sonríe. Casi siempre, sonríe. No solo les cuenta cómo afrontar un intento suicida, sino también cómo actuar tras una tentativa. Y no solo por los servicios en los que puedan intervenir, sino también para saber cómo han de actuar ante compañeros que lo hayan intentado. La tasa de suicidios en España es de 8,31 por cada 100.000 habitantes, según el Instituto Nacional de Estadística, pero entre policías y guardias civiles es mucho más elevada. “Estábamos hablando de ti y de lo preocupados que nos tenías, sabemos lo que ha ocurrido y queremos que sepas que estamos aquí para ayudarte”. Esas son las palabras que sugiere López ante la vuelta de un compañero que ha intentado suicidarse. “No ignoréis el hecho, hacedle saber que tiene apoyo”, les insta. Y repite, una y otra vez, que quienes se suicidan no quieren morir, quieren dejar de sufrir.

No solo bomberos y policía. También trabajadores de Servicios sociales acuden a la formación. “Nos llegan muchas personas después de un intento de suicidio. Aunque tenemos protocolos, no teníamos esta formación que nos está dando herramientas para tratarlos”, afirma Gemma Pellicer, funcionaria del Ayuntamiento de Gandía. “Es muy importante que tengamos en cuenta la necesidad de una red social de la que nos ha hablado y que sepamos detectarla”, explica.

Además de cómo afrontar el intento de suicidio, el curso trata también de prevenir. Entre el 30% y el 40% de los suicidas han tenido tentativas previas, lo que lo convierte en la principal llamada de aviso, ya que no existe un perfil determinado. Señales de alarma, factores de riesgo y no tener miedo a afrontar el tema, que sigue siendo tabú en muchos ámbitos, son algunas de las claves. ”Hablar del suicidio no aumenta el riesgo y puede ser la única y la última oportunidad”, mantiene Dolors López. A ella le conminaron a hacerlo cuando perdió a su hija. “Me decían que dijera que fue un accidente”, recuerda. Pasó el duelo y escribió Te nombro, un desgarrador relato de ese “viaje terrible” que pasan las madres y padres “huérfanos” de hijos. Ha pasado a convertirse en un referente cuando se habla de suicidio y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, contó con ella para el anuncio de una inversión de 100 millones para el Plan de Salud Mental. Pero ella se identifica con los calificativos de la solapa de su libro: “Valenciana universal, solidaria, viajera y comprometida, feminista, docente, amiga, compañera, hija, madre, bruja...”

Existen varios teléfonos de ayuda y para la prevención del suicidios como el Teléfono de la Esperanza (717 003 717), el teléfono contra el Suicidio (024) o el Teléfono de Ayuda a Niños y Adolescentes de la Fundación ANAR (900 20 20 10), así como colectivos de profesionales como Papageno con guías de ayuda o artículos de prevención para los familiares o para cualquier profesional que esté interesado en la conducta suicida.

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