Muchas de las playas del sur de Valencia están al límite de los 30 metros de anchura esenciales
El litoral más meridional de la ciudad ha perdido 300.000 metros cúbicos de arena por los temporales que han azotado la costa de 2015 a 2020
Las playas del sur de Valencia han perdido durante los últimos cinco años volumen de arena y las dunas de la primera línea han sufrido un potente retroceso. Muchas de ellas están al límite de los 30 metros de anchura, una situación que “podría resultar problemática para cubrir las funciones esenciales que se le supone a una playa, según el estudio Regresión de las Playas del Sur de València, encargado por el Ayuntamiento de Valencia y elaborado por el Grupo de cartografía geoambiental y teledetección de la Universidad Politécnica. A mediados de octubre del año pasado, el impacto erosivo de todos los temporales acaecidos de 2015 a 2020, se llevaron más de 300.000 metros cúbicos de arena del litoral más meridional de Valencia.
El estudio, elaborado por Josep E. Pardo, Jesús M. Palomar y Carlos Cabezas, analiza los cambios sufridos por las playas de Valencia a raíz de los temporales acaecidos en los últimos cinco años y evidencia cómo las playas de todo el municipio presentan globalmente una situación deficitaria respecto a la situación de partida de 2015. Las playas del norte del puerto de Valencia presentan anchuras sustancialmente mayores a las del sur y en estas últimas —prácticamente desde las playas de Pinedo hasta el campo de golf— hay un predominio de playas estrechas. A partir de la Punta y hasta la gola del Perelló las anchuras aumentan pero en ningún caso son como las del norte de la ciudad.
Todas las playas del sur hasta un poco más al sur del Casal de Esplai están en ese límite la mayor parte del tiempo, lo que evidencia una situación de fragilidad importante “que ha de tomarse en consideración”, recoge el estudio de Pardo.
“Es llamativo además como las playas de la Malladeta norte y sur, la de l’Alcatí y las del campo de golf (todas situadas al sur de la gola del Pujol) se recuperaban y llegaban a esa anchura pero, tras los temporales de diciembre de 2016 y enero de 2017, retrocedieron. Y, tras el advenimiento del Gloria, en enero de 2020, la situación todavía se ha exacerbado más, afectando en ocasiones a la playa de la Punta o a segmentos de la Platja de l’Arbre del Gos, incluso de forma muy puntual a las del Recatí, en el Perellonet, que normalmente presentan anchuras mayores a los 50 metros.
¿Dóndé ha ido a parar toda esa arena arrastrada durante los temporales?. “Si bien no hay una respuesta definitiva al no haberse comparado batimetrías de la zona costera, hemos de suponer que han ido a depositarse a profundidades en que, con oleajes medios, no alcanza a ser removilizada y, por tanto, no se facilita la recuperación de la forma previa del perfil de playa”, responde el informe.
El estudio llama la atención sobre la parte norte del puerto de Valencia, donde “es de suponer que debe haber llegado una ingente cantidad de sedimentos ya que el dique norte funciona como una trampa total a las arenas que las corrientes longitudinales arrastran hacia el sur. Que en este sector no se aprecie una acumulación de arena después de temporales tan extremos sugiere que es muy poco el sedimento que se redirige desde el norte, y el que migró mar adentro ha quedado a una profundidad inalcanzable para los oleajes que facilitan la recuperación de la playa”, concluye.
El vicealcalde Sergi Campillo ha insistido, a la vista de estos datos, que el cambio climático es una realidad “que estamos notando en nuestras costas y ciudades”, con noches tropicales, veranos más largos e intensos de calor y un confort térmico menor. “Hay un elemento muy peocupante, que es el calentamiento de la superficie del mar porque alimenta la virulencia de los temporales”, ha afirmado Campillo, quien ha destacado la pérdida de 300.000 metros cúbicos de arena.
Campillo ha puesto en cuestión proyectos como la ampliación norte del puerto: “Todos las infraestructuras deben ser evaluados de nuevo a la vista de los cambios del cambio climático y pararse si no son sostenibles”.
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