Manel Dueso desembarca en el Teatre Nacional de Catalunya con ‘Jambo Bwana’ una comedia negra sobre la sororidad
Tres amigas se reúnen para afrontar la agresión sufrida por una de ellas en la nueva creación del irreductible autor y director


El autor, director y actor Manel Dueso, uno de los creadores más personales, inquebrantables e irreductibles de la escena catalana, desembarca en el Teatre Nacional de Catalunya (TNC) en las dos primeras de sus tres facetas con Jambo Bwana, una comedia negra sobre la sororidad, la relación solidaria entre mujeres en el contexto de lucha por sus derechos y contra la violencia de género. En la pieza, tres amigas se reúnen antes de Navidad para afrontar la agresión que ha sufrido una de ellas y vivir un catártico fin de semana de excesos. El encuentro con un hombre negro, un senegalés llamado Samba, llevará la historia por rumbos inesperados.
A las tres amigas las interpretan Montse Germán (Lola), Antònia Jaume (Laura) y Àurea Márquez (Àgata) y a Samba el actor Usu Tambadou. El espectáculo, con música original de Bárbara Granados, se representa en la Sala Petita desde el 17 de diciembre al 11 de enero.
En la presentación del montaje la directora del TNC, Carme Portaceli, se felicitó de tener en la programación a Dueso, con el que les une entre otras muchas cosas haber estudiado juntos en el Institut del Teatre, y destacó que una obra sobre tres mujeres y en la que además aparecen las vísperas de Navidad y una buena acción en un momento dado, “nos interesa”.
Manel Dueso (Sabadell, 72 años) apuntó “la dificultad de hablar sobre el montaje de una obra de teatro que has escrito tú mismo” y explicó “el largo recorrido” de su creación: la comenzó en 2014, estuvo a punto de estrenarla en el Lliure, se la frenó la pandemia y finalmente la ha reescrito muchas veces, introduciendo cambios en cada ocasión. Desgranó el argumento, aunque sin desvelar los giros que sorprenderán al espectador. “Son tres amigas que se conocen desde el instituto y se citan en el apartamento de una de ellas en una urbanización en las afueras de un pueblo para hablar tres días antes de Navidad. Una de ellas ha sufrido una agresión de género muy violenta y necesitan hacer algo, una venganza, una brutalidad, un no sé qué, quemarlo todo. Pero esa intención inicial deja paso progresivamente a otras cosas”. Dueso ha aprovechado para recordar las escalofriantes estadísticas de violaciones, que se producen cada día, y que, ha señalado, junto a las de otras agresiones y maltrato componen un panorama terrible. En la obra, al final, “por algo que no podemos explicar”, se encuentran a ese personaje venido de Senegal.
La obra, pese a su planteamiento inicial, es una comedia que apela a “ser amable con el otro a pesar de las diferencias”. Dueso, que se considera afortunado de ser “un contador de historias”, la ve como un cuento, pero de los de antes, en los que pasaban cosas terribles y Caperucita era acosada por el lobo, aunque luego el argumento te llevaba a otro sitio. “La vida es un cuento finalmente”, sentenció el autor y director. “El teatro que me gusta no es muy convencional ni en la forma ni en el contenido”, continuó. “Exige un trabajo fuera de lo normal, ni mejor ni peor, distinto, y querer hacer teatro, llenar el mundo de magia y poesía, encontrar las líneas emocionales de los personajes no desde lo racional sino desde el corazón y las tripas. No se trata de romper coches a mazazos como hacia La Fura, basta la intensidad que te pueden transmitir los personajes”.
“Ágata es la mujer que ha sufrido la agresión pero Laura y Lola son también mujeres rotas, con heridas, que viven situaciones difíciles”, apuntó Márquez. Entonces aparece Samba, “ese personaje que nos sirve de espejo, nos transforma y nos hace ver que pese a todo haya que mirar hacia adelante”.

Dueso explicó que Samba es un inmigrante llegado en patera a Canarias y que tiene cosas que esconder pero también la capacidad de ayudar a otros que sufre. Y dejó está reflexión vital: “Si buscamos caminos, es mejor que no se nos pudra la vida sino que se nos flambee”.
Del título, Jambo Bwana, dijo que viene de la canción, ya muy famosa mucho antes de El rey león y su hakuna matata. Explicó que es un gran amante del África negra, adonde ha viajado muchas veces. “Aquí tenemos un lío con lo de la negritud, pero lo importante no es la terminología. Yo quiero explicar que podemos convivir aunque seamos negros o mzungos, blancos, como me llamaban a mí”.
De la intrigante dedicatoria que le ha puesto a la obra Dueso, “a mi amigo de Gambia, Samba, a quien un árbol se lo comió”, el autor aclaró: “Cuando mi hermano pequeño quedó tetrapléjico estuvo ingresado en la misma habitación del Hospital Vall d’Hebron que un inmigrante que trabajaba talando árboles en Sant Hilari hasta que le cayó uno encima y quedó también tetrapléjico. Nos veíamos en aquella habitación que compartimos durante meses, nos divertíamos mucho pese a la situación, y aquí le hago un pequeño homenaje. Cuando le dieron el alta marchó a Gambia y allí murió por la falta de atención de la sanidad de su país”.
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