Dos meses sin noticias de Matilde Muñoz, desaparecida en Indonesia
Los Mossos d’Esquadra solicitarán la tarificación de sus llamadas y el movimiento de sus tarjetas bancarias


Con su grupo de amigas, Matilde Muñoz, de 72 años, mantenía una relación fluida. Estuviese en Tailandia, en la India o en Indonesia, uno de sus últimos destinos predilectos. Ella iba informando de sus peripecias y de sus planes. “Pero desde primeros de julio, no contestaba a nada. Ni por un lado, ni por otro”, relata Olga Marín, una de las mujeres del grupo, que conoció en Tailandia a Matilde, y con la que coincidía en sus viajes por Asia. Lo último que sabían es que estaba alojada en un hotel en la isla de Lombok, en la zona costera de Senggigi. Ya preocupadas, decidieron publicar en el muro de Facebook de Matilde que si alguien sabía algo de ella les avisase. Ante la negativa, el 28 de julio, su amiga presentó una denuncia por su desaparición en Sant Feliu de Guíxols (Girona).
Mientras Olga acudía a la comisaría más cercana que encontró (está veraneando en el pueblo de la Costa Brava), un sobrino de Mati ―como la llaman sus amigos― denunciaba tres días después en Alcalá de Henares (Madrid) que no sabía nada de su tía. “No nos conocíamos, pero le dijeron que ya había una denuncia por su desaparición y nos pusimos en contacto”, explica la mujer, que ha asumido el trato con la prensa después de organizarse a través de un grupo de WhatsApp de amigos y familiares. Tanto los Mossos d’Esquadra como la Policía Nacional han judicializado el caso, y mientras se dirime en quién recae la investigación, los Mossos ya tienen previsto pedir al juzgado de Sant Feliu de Guíxols la tarificación de las llamadas desde el móvil de Matilde, así como los últimos movimientos de sus tarjetas bancarias, según fuentes policiales.
Pero la clave para averiguar qué pasó el 1 de julio, la última vez que se tienen noticias de Matilde, en Lombok, la tiene la policía de Indonesia. Los agentes del país asiático abrieron una investigación el 13 de agosto, después de que la Embajada española les solicitase ayuda por carta. Desde entonces, han confirmado que Matilde no ha salido del país, según informó la agencia Efe, pero todavía no han interrogado a nadie. Ahora los agentes han pedido el número de IMEI del teléfono de Matilde a la policía española para tratar de geolocalizar su móvil, según confirma Olga, que lamenta la tardanza en la búsqueda de su amiga. “¿Cómo es posible que dos meses después encuentren en el vertedero del hotel parte de sus pertenencias?“, se pregunta, sobre el hecho de que el domingo pasado, 24 de agosto, los propios trabajadores del establecimiento hallasen su mochila y demás pertenencias tiradas en la basura.
Matilde, jubilada y sin hijos, hace años que pasa buena parte del año viajando. Son un grupo de cinco amigas, que acostumbran a trabajar medio año, y con lo que ganan se pasan el otro medio por Asia, donde quedan y se ven. Nacida en Ferrol (Galicia), Matilde tiene su casa en Mallorca, que acostumbra a alquilar para cubrir los gastos y seguir recorriendo el mundo. “Había sido azafata de vuelo, también profesora de yoga y de inglés”, explica a través de mensajería de Facebook Arturo Jorge Suárez. El hombre, afincado en Londres, se casó en 2004 con Matilde, pero hace años que están distanciados. “He acudido a los consulados de España y de Indonesia aquí, en Londres, pero no tienen información”, lamenta, mientras pide ayuda a través de las redes sociales.
Hasta ahora, quienes más saben de las últimas horas de Matilde antes de desaparecer son sus amigas, que han unido la información parcial que tenía cada una de ellas. Saben que en mayo estaba en Sumatra, que después viajó a Malasia y que finalmente se instaló en Senggigi, en la isla de Lombok. El 24 de julio había quedado con una de las amigas, pero ya no se presentó. “Estaba claro que algo había pasado”, lamenta Olga, que se queja de que la policía no haya buscado activamente a Matilde. Lo poco que saben lo han averiguado por sus propios medios.
Entre todas, comprobaron que Matilde no contestó a ninguno de sus colegas ni amigos desde al menos el 1 de julio, pero el teléfono siguió recibiendo los mensajes de WhatsApp hasta el 5. El día 7 de julio, una de sus amigas y su marido con el que tenía previsto verse en Lombok acudieron al hotel donde sabían que se alojaba, el Bumi Aditya. Y allí la recepcionista les dijo que no la veían desde el 2 de julio, aunque había pagado hasta el 20 de ese mes. Incluso les enseñó un mensaje enviado desde el número de Matilde el día 6, cuando ya no respondía a sus amigos, que decía que había partido por una cuestión urgente a Laos y que regresaría en dos semanas. “Es raro, porque comentaba las cosas con todo el mundo”, explica su amiga, sobre esa rara urgencia para viajar a Laos de la que nadie tenía idea. El mensaje, además, no parecía escrito por ella: “Estaba en inglés, con muchas faltas, y Mati no cometía faltas en inglés”, indica su amiga.
“Nuestra teoría es que pasa algo en el hotel”, sentencia Olga. “En redes vimos informaciones de que habían atracado a gente”, añade, sobre la seguridad del establecimiento, con el que este diario ha tratado, sin éxito, de contactar. A todo ello, Olga se queja de la lentitud en la difusión del caso de la desaparición de Matilde. “Desde que yo denuncio, tardan 21 días en poner la alerta en Interpol”, lamenta, sobre las notificaciones amarillas que da la agencia internacional para localizar a personas desaparecidas. Y añade otra retahíla de despropósitos en el caso, como que la policía inspeccionase la habitación errónea. “Matilde estaba en la 107 y los del hotel les llevaron a la 110″, se queja. Por todo ello, reclama que las autoridades españolas se desplacen hasta allí para descubrir donde está su amiga, de la que hace prácticamente dos meses no saben nada.
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