El Museo del Arte Prohibido cierra provisionalmente sus puertas tras una protesta sindical
El detonante de la huelga y las protestas convocadas son la rescisión del contrato con la empresa subcontratada MagmaCultura y las malas condiciones de los trabajadores en la sala
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La decisión del Museo de Arte Prohibido de rescindir el contrato con una de las empresas que tiene subcontratada, Magmacultura, ha desencadenado el conflicto con el sindicato Solidaridad y Unidad de los Trabajadores (SUT). La huelga indefinida y las protestas organizadas desde este miércoles 26 de febrero ante el museo, ubicado en la casa Garriga-Nogués del Eixample de Barcelona, han obligado a cerrar provisionalmente sus puertas al público.
El conflicto entre el museo fundado por el empresario Tatxo Benet y la empresa cultural MagmaCultura empezó cuando el 22 de enero primero decidió rescindir el contrato hecho que afectaba a siete trabajadores. Fue entonces cuando estos recurrieron al sindicato SUT y, junto con otras dos empresas subcontratadas dedicadas a la atención al cliente, Silicia Serveis Auxiliars SL y Palacios y Museos, convocaron la huelga indefinida el 11 de febrero. Según el sindicato, los trabajadores de MagmaCultura deberían ser subrogados por el museo, “así lo recoge el convenio aplicado”, pero según el museo estos trabajadores deberían ser reubicados en otros equipamientos culturales que tienen contratados los servicios de la empresa.
Los motivos de la protesta tienen que ver con las condiciones en que trabajan los trabajadores en atención al cliente. Según denuncia el SUT, “mientras el museo controla con precisión la temperatura y humedad a que están expuestas sus obras, los trabajadores y trabajadoras de carne y hueso de todas las subcontratas están obligados a estar en posiciones expuestas a corrientes de aire en invierno, sin climatización, sin ropa de abrigo adecuada en invierno, pero con americana en verano y a aguantar hasta nueve horas de pie. Todo pone de manifiesto que, para el Museo de Arte Prohibido, los trabajadores son incluso menos que meros objetos. Es contra estos abusos que se empezaron a organizar los trabajadores de las tres subcontratas y a poner sobre la mesa todas las problemáticas laborales. De momento, la actuación del museo se ha basado en intentar continuar adelante ignorándolas”. El SUT ha publicado una tabla reivindicativa de nueve puntos, con demandas como la climatización adecuada, sillas ergonómicas y de rotación, descansos efectivos de 20 minutos, consolidación de la jornada o el fin de contratos temporales.
Fuentes del museo desmienten algunas de las acusaciones. Afirman que los trabajadores de MagmaCultura no trabajaban en jornadas de nueve horas, sino de cuatro y media. También aseguran que las posiciones que ocupaban los trabajadores de la empresa eran móviles y no estáticas, que se les garantiza equipamiento especializado, y que “siete de los nueve puntos son responsabilidad de MagmaCultura y no del museo”. El museo, que afirma haber recibido “coacción e injuria” durante los piquetes de estos días, ha cerrado sus puertas indefinidamente al público “para preservar la seguridad”.
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