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Los críticos en ERC buscan revivir las corrientes internas en pleno pulso con Junqueras

La dirección se abre a buscar un encaje a la petición que también ha hecho el colectivo del entorno de Joan Tardà

Camilo S. Baquero
El presidente de ERC, Oriol Junqueras, el pasado sábado en el Consell Nacional de su partido.
El presidente de ERC, Oriol Junqueras, el pasado sábado en el Consell Nacional de su partido.Toni Albir (EFE)

Ya con todas las enmiendas a la hoja de ruta sobre la mesa, la nueva dirección de Esquerra Republicana tantea cómo será el camino para votarla en marzo. Hasta ahora, el foco se lo han llevado las que buscan acotar el mandato del tándem Oriol Junqueras -Elisenda Alamany, pero son otras, las que quieren revivir tras 14 años las corrientes internas, las que darán un debate inesperado. Una vía que los expertos ven como un sano ejercicio de democracia interna corre en ERC el riesgo de convertirse en una herramienta para alargar el pulso dentro de un partido dividido. Con todo, la cúpula está abierta a negociar una propuesta salida tanto desde entornos afines como desde los promotores de las candidaturas derrotadas por el exvicepresident.

La ley de partidos políticos establece que estos han de contemplar “fórmulas de participación directa de los afiliados”. Uno de esos caminos, por ejemplo, es la constitución de grupos de militantes reconocidos por las direcciones de los partidos y que, pese a compartir el ideario general de la formación, quieren un espacio para exponer matices y participar del debate interno. En el Partido Socialistas Obrero Español (PSOE) y Junts per Catalunya, por ejemplo, contemplan esas corrientes internas. Irónicamente, fue con la llegada de la presidencia de Junqueras (2011) cuando esa vía desapareció de los estatutos de ERC, donde figuraba desde 2001. Él y su exnúmero dos, Marta Rovira, tenían entonces la ardua tarea de recoser un partido devastado tras la batalla fratricida entre Josep Lluís Carod Rovira y Joan Puigcercós.

“La existencia de corrientes generan miedo en los partidos porque es una manera en que se visibilizan las diferencias internas y el electorado castiga el disenso”, considera Miguel Pérez-Moneo, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Barcelona. “No deberían ser una caña que rompa el partido, sino una manera de facilitar el proceso dialéctico. Aceptar que hay un espectro de ideas pero salvando la unidad del partido”, explica.

La primera parte del Congreso de ERC, derivada del cisma entre Junqueras Rovira, dejó claras dos cosas. Por un lado, la crítica de la militancia sobre las carencias del debate interno y, por el otro, el abismo entre las diferentes sensibilidades y que el triunfo del tándem Junqueras-Alemany no logra aún recoser. “Las corrientes son un mecanismo para evitar también eso de que el ganador se lo lleva todo”, recuerda Javier Astudillo, profesor de Ciencia Política de la Universitat Pompeu Fabra.

Varios ex integrantes Nova Esquerra Nacional y Foc Nou (las listas derrotadas por Junqueras)- y del colectivo Àgora Republicana -del entorno de Joan Tardà- confirman que batallaran por revivir las corrientes. El texto más etéreo es el que comparte el exportavoz republicano en Madrid: en una nota de prensa, sin detallar el redactado, apunta a fomentar el debate interno “en positivo”, “creando y regulando” esa vía. “Garantizar la coexistencia y expresión de las diferentes corrientes de opinión”, pide por su parte Foc Nou, estableciendo mecanismos para “asegurar su representación, visibilidad y participación en los espacios de debate y decisión”.

La más perfilada es la propuesta de Nova Esquerra. Los de Xavier Godàs habían descartado inicialmente ese camino pero ahora rectifican. Proponen un apoyo mínimo del 3% de la militancia para poder configurarse como corriente de debate (240 firmas, si se da por bueno el censo de diciembre). La enmienda aclara que estos grupos “no podrán tomar decisiones contrarias a las resoluciones y posicionamientos del partido” y tendrán garantizada una silla en el Consell Nacional. Además, podrán auto organizarse y tener acceso, por ejemplo, a los medios de comunicación internos.

La propuesta contrasta con los términos que en 2001 figuraban en los estatutos de ERC y que jamás se llegaron a desarrollar reglamentariamente, según confirman exaltos cargos de la formación. Tenían que tener como mínimo 50 militantes y contarían con “figuras de participación en los congresos y en los órganos del partido”. “Las corrientes de opinión tendrán que respetar en todo caso la Declaración Ideológica de ERC y las resoluciones de los congresos como límite a sus tesis”, decía la disposición adicional.

Fuentes de la dirección republicana afirman estar abiertas a transaccionar las propuestas. Sobre la mesa hay flecos importantes, como por ejemplo la representatividad territorial. El PSOE, por ejemplo, determina que para constituirse, se necesita el aval de un 5% de militantes “pertenecientes, al menos, a cinco Federaciones Regionales o de Nacionalidad [distintas]”. Judith Toronjo, secretaria de organización de Junts, explica que en su partido, las tres corrientes -izquierda, socialdemócrata y liberal- cuentan con sillas tanto en la Ejecutiva como en el Consell Nacional. “Esos espacios ideológicos ayudan a enriquecer los debates y tienen posibilidad de proponer nombres para las listas”, agrega.

El debate en ERC se alargará hasta marzo, con una maratónica agenda de congresos comarcales o regionales y asambleas sectoriales. Hasta el 4 de ese hay plazo para debatir allí las enmienda a los tres documentos congresuales y, en caso de no haber transacciones posibles con la dirección, esas objeciones llegan vivas a la gran reunión de Martorell, los días 15 y 16.

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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.
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