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Tres años de estudio para proteger las praderas de posidonia

Científicos de Submon analizarán el impacto del fondeo de embarcaciones recreativas sobre esta planta marina en la costa norte de Cataluña

Un investigador estudia una pradera de Posidonia. Imagen cedida por SUBMON
Un investigador estudia una pradera de Posidonia. Imagen cedida por SUBMONSUBMON

Durante tres años, científicos de Submon, entidad dedicada a la conservación, estudio y divulgación del medio marino, intentarán diagnosticar el estado en que se encuentran las praderas de posidonia (Posidonia oceánica) en los campos de boyas de distintos espacios marinos de la red Natura 2000 –red de espacios protegidos más extensa del mundo- de la costa norte de Cataluña. En concreto, se centrará en tres áreas de alta importancia ecológica: el macizo de las Cadiretes, el litoral del Baix Empordà y la Albera. Tras la diagnosis, el objetivo será restaurar y conservar estas praderas para hacer frente al impacto cada vez mayor del fondeo de embarcaciones recreativas sobre esta planta marina, que sirve de hábitat para numerosas especies y es clave para la biodiversidad del Mediterráneo. El proyecto Resilia aborda de manera integral el impacto del fondeo fijo, enfocándose en el diagnóstico de campos de boyas de fondeo, la restauración de las áreas afectadas y la gestión sostenible de las zonas.

Los expertos dividirán el proyecto por años y zonas. En 2025, se actuará en el macizo de las Cadiretes. “Haremos un diagnóstico exhaustivo de las instalaciones de los campos de boyas de fondeo, para ver si los elementos (sobre todo bloques de hormigón) están impactando en la posidonia. Si están encima y deterioran el hábitat, analizaremos qué es mejor, si moverlo y reubicarlo o extraerlo”, explica Andreu Dalmau, responsable del proyecto. Además, apunta que “se instalarán sistemas de fondeo de bajo impacto para recuperar las áreas afectadas, teniendo en cuenta que si no hay suficiente sedimento no se pueden anclar bien”. Le seguirá un estudio detallado de la densidad y cobertura y estado ecológico de las praderas de posidonia, evaluando su recuperación tras eliminar los elementos de fondeo y su evolución en el caso de ser sustituidos por fondeos ecológicos. En 2026, se hará en el litoral del Baix Empordà y, en 2027, en la Albera.

En total, en la costa catalana se autorizaron el año pasado 97 campos de boyas, la mayoría situados en la Costa Brava, excepto 8 en el Camp de Tarragona, 3 en les Terres de l’Ebre y 4 en el Penedès. Se instalaron unas 4.000 boyas de fondeo, un 93′7% del total en el litoral de Girona. El proyecto Resilia, que empezó a finales del año pasado y se prolongará hasta el 2027, se actuará en 3.258,26 hectáreas de los municipios de Tossa de Mar, Santa Cristina de Aro, Sant Feliu de Guíxols, Palamós, Palafrugell, Begur y Llançà. Estos espacios forman parte de la Red Natura 2000 -red europea de espacios naturales que tiene como objetivo hacer compatible la protección de las especies y hábitats naturales y semi-naturales con la actividad humana, promoviendo el buen estado de conservación de los hábitats y especies de interés comunitario- debido a su alta biodiversidad y valor ecológico.

La posidonia es una planta marina endémica del Mediterráneo, -no se encuentra en ningún otro lugar del mundo-, y sus extensas praderas contribuyen a mantener la biodiversidad y los recursos pesqueros y, además, protegen la playa y el litoral de la erosión. Se calcula que más de 400 especies vegetales y 1.000 animales habitan en las praderas de posidonia en algún momento de su ciclo vital y, además, son grandes productoras de oxígeno, ya que capturan y almacenan grandes cantidades de dióxido de carbono (CO₂) atmosférico, y son grandes filtradoras de partículas en suspensión, favoreciendo que el agua se mantenga limpia y transparente.

Es un ecosistema único que está protegido por diversas normativas internacionales y nacionales. A pesar de ello, la acción humana está provocando su regresión. Una de las causas es el fondeo de embarcaciones recreativas, un impacto agravado en los últimos años debido al aumento del turismo y de los deportes náuticos. Para abordar la problemática se han implementado campos de fondeo fijo con sistemas de amarre con boyas ancladas permanentemente al fondo marino, a través de estructuras como bloques de hormigón. Estas instalaciones no siempre se hacen de forma correcta y, en algunas zonas, no se sabe el estado actual de dichas estructuras y las presiones que ejercen sobre las praderas de esta fanerógama.

Dentro del proyecto, los expertos también intentarán detectar o hacer seguimiento a una especie emblemática y endémica del Mediterráneo como la nacra (Pinna nobilis), al borde de la desaparición tras el episodio de mortalidad masiva de 2016 causado por un parásito que ataca su sistema digestivo. Se instalarán colectores de larvas de nacras para intentar reclutar individuos resistentes a los parásitos. Otro de los objetivos es analizar la evolución de la distribución de especies invasoras como la Caulerpa cylindracea, especie presente en las costas del Garraf (Vilanova y Sitges) y extendida por toda la Costa Brava y la Rugulopteryx okamurae, detectada por primera vez en Llançà el pasado verano y actualmente también en Colera y Barcelona.

Resilia, subvencionado por la Generalitat, también fomentará la colaboración ciudadana a través de la plataforma de ciencia ciudadana Minka, involucrando a voluntarios en la recolección de datos y la localización de especies invasoras, nacras y elementos de fondeo abandonados y otros residuos. También promoverá la sensibilización y la educación ambiental, con la creación de una exposición itinerante o charlas en los centros educativos, para involucrar a la comunidad local en la conservación de la posidonia, destacando su importancia y el impacto que provocan las actividades humanas sobre esta especie.

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