ERC aparca ahora su incorporación al Gobierno de Collboni para centrarse en los Presupuestos

La entrada de Esquerra Republicana al Gobierno en minoría de Jaume Collboni en el Ayuntamiento de Barcelona ya “no está sobre la mesa”. Elisenda Alamany, flamante secretaria general de ERC y líder de la formación en la capital catalana fue así de enfática, el pasado martes, cuando se le preguntó por una opción que ella llevaba meses abanderando y que estaba pendiente de ser refrendada por la militancia. El giro de guion, explican varias fuentes consultadas, obedece a un coctel de difícil digestión: se está solo a seis meses del ecuador del mandato, entrar en el Ejecutivo riñe con la dureza que la nueva dirección de ERC quiere imprimirle a sus relaciones con los socialistas e implica una operación de riesgo para las posibilidades de que Alamany llegue a la alcaldía en las próximas elecciones. ERC, por lo pronto, pone la negociación presupuestaria como punto al cual dedicarle todos los esfuerzos y entiende que la nueva líder y portavoz también adquirirá protagonismo a través de sus nuevos roles en el partido.

Alamany anunció ayer, en una entrevista al programa Bàsics, de Betevé, que si bien no renuncia a condicionar de todas las maneras posibles la acción de gobierno de Collboni (el socialista tiene 10 de 41 concejales; ERC, cinco), la idea de entrar al Ejecutivo vuelve a la casilla de salida. “Yo me encargué de aterrizar el debate [del EJecutivo de coalición], de socializarlo en los casales del partido. Ese trabajo de tendrá que volver a hacer, para ver dónde estamos y el partido no está en un momento tranquilo para tener esa discusión”, aseveró.

La estrategia, por tanto, se orienta ahora a presionar por la vía presupuestaria y la presentación, también ayer, de la propuesta del hub del catalán para impulsar la creación de contenidos digitales fue hasta cierto punto la puesta de largo del cambio de guion. El “baile de los Presupuestos”, aseguró la jefa de filas de ERC en una atención a medios, " no ha comenzado porque, según ella, el gobierno no ha explicado su propuesta para la ciudad”, pero dio a entender que este centro de producción de contenidos jugará un papel importante en esa negociación.

“La prioridad ahora son los Presupuestos. Primero eso y ya, después, hablaremos”, asegura una fuente de la formación republicana. El pacto para entrar al Gobierno llegó a estar tan maduro, en el verano pasado, que incluso se dio el paso de convocar el congreso de las bases de la Federación de Barcelona para que lo refrendara. Pero ese importante paso quedó enredado entre la batalla interna entre junqueristas y roviristas por la dirección del partido, y en el difícil sándwich de las elecciones catalanas adelantadas y las europeas. El espacio seleccionado para el cónclave se quedó pequeño, una movilización que mostró el malestar de una parte considerable de la militancia hacia ese acuerdo.

Pese a que en la campaña para elegir la nueva dirección de ERC Alamany siempre insistió en que la última decisión era de la militancia, también daba a entender que la idea de entrar al Gobierno de Collboni seguía viva. El pasado verano, de hecho, ya se había pactado el reparto de cargos. Collboni reservaba para la jefa de filas de ERC la tenencia de alcaldía del área de turismo y promoción económica y el concejal Jordi Castellana estaba llamado a estar al frente de las carpetas de derechos sociales y lengua catalana. En el fondo, estaba la idea de poder condicionar a los socialistas y darle visibilidad a Alamany de cara a la próxima contienda electoral.

Sin embargo, la delicada situación por la que pasa el partido de Oriol Junqueras ha hecho reescribir parte del guion. Una voz autorizada del partido en Barcelona no descarta el pacto sino que cree que hay que esperar “el mejor momento” para ungirlo. Lo cierto es que ahora ERC tiene que esperar hasta mediados de marzo para cerrar su congreso, con la aprobación de las ponencias estatutarias y políticas sobre la mesa, y hasta que eso no suceda será muy difícil tomar una decisión como la de la incorporación en el Ejecutivo de Collboni.

La inestabilidad sigue sin abandonar el partido. Ayer, los cercanos a la exsecretaria general del partido, Marta Rovira, agrupados en la candidatura congresual de Nova Esquerra Nacional, anunciaron que no participarán en el equipo redactor de los borradores de las ponencias que deben aprobarse en la fase final del congreso. Con este gesto pretenden seguir marcando distancias con la candidatura ganadora, de Junqueras y Alamany. Precisamente, el papel de Alamany, como número dos del partido, será clave para intentar apaciguar las aguas. Abrir el frente Barcelona en este momento sería no solo una inmensa sobrecarga sino una segura fuente de desgaste. El solo riesgo de tener que someterse a una votación de tal calado podría erosionar su autoridad en un momento clave.

El problema es que el calendario juega en contra de los planes de entrar al Gobierno municipal. En el verano se llegará al ecuador del mandato y, un año después, se abriría el baile preelectoral. El propio Collboni, que ya había insinuado que este inicio de año sería límite para dar entrada a ERC al Ejecutivo, también tendría sobre la mesa la reflexión sobre si le compensa o no tener un socio por tan poco tiempo, a sabiendas de que tendría, además, que desmarcarse en algún momento prudencial en víspera a las elecciones. En esa operación, aunque sin nada que hacer, afectaría a los comunes. Una ERC dentro del Ejecutivo les dejaría todo el terreno de la izquierda para poder armar su campaña.

En la decisión de Alamany de entrar al Gobierno municipal pesaba mucho el ganar presencia mediática, para poder estar en mejor forma si lograba hacerse con la candidatura de los republicanos. Según el último barómetro del Ayuntamiento, el 56% de los encuestados no le conoce, frente al 17% de los que dicen desconocer a Collboni. Entrar al Ejecutivo era una forma riesgosa de reducir esa distancia. De momento, su elección como portavoz de ERC le da cada lunes la vitrina de la rueda de prensa semanal del partido.