Los problemas económicos abren un nuevo frente en ERC
Los republicanos dejan de recibir más de un millón de euros en subvenciones y casi multiplicaron por diez las perdidas en 2023, pero descartan un ERE
Tras su desplome en las elecciones autonómicas del 12-M, Esquerra Republicana está viviendo una poliédrica crisis interna, que se superpone también con un duro momento económico. El balance de 2023 del partido, trasladado hace poco a la Sindicatura de Cuentas, muestra la difícil situación de las arcas de la formación, que disfrutaba de unas cuentas muy saneadas y a la que los malos resultados electorales de ese año (hubo comicios municipales y generales) y el descenso en militantes le pasa factura. La dirección, de momento, ha descartado presentar un Expediente de Regulación de Empleo pero sí se aplicarán diferentes medidas de control y reducción de jornadas para hacer frente a una situación que hay que gestionar con la cúpula abierta en canal y enzarzada en el debate sobre el futuro del liderazgo. El pasado ejercicio, ERC ingresó 8,8 millones de euros, uno menos que en 2022. El resultado del ejercicio, sin embargo, muestra la pérdida de 3,9 millones, frente a los 418.848 euros del inmediatamente anterior.
El actual ciclo electoral fue nefasto para una Esquerra Republicana que disfrutaba las mieles de su papel central en la política catalana y sus arcas ya acusan ese impacto. Por ejemplo, en las elecciones municipales del año pasado, ERC perdió uno de cada tres votantes y vio perder las alcaldías de Lleida, Tarragona y Sant Cugat del Vallès. En las generales, se dejó casi la mitad de diputados en el Congreso (pasó de 13 a 7) y en el caso del Senado, la debacle fue aún peor: solo pudo conservar tres sillas de las 11 que logró en 2019. Esos resultados no solo implican pérdida de influencia y poder, sino también de ingresos. A esa radiografía hay un aspecto aún pendiente de cuantificar en términos económicos: la caída de 33 diputados a 20 en la Cámara catalana el pasado 12 de mayo.
El partido acabó el pasado ejercicio con 3,5 millones de euros en tesorería, casi cinco millones de los que reportó en 2023. Tiene un patrimonio neto también a la baja, ahora en 7,2 millones. La mayor preocupación está en el cambio en los ingresos. La formación cuenta con tres fuentes de financiación: las cuotas de los afiliados, otra cuota que entregan los cargos con mayores retribuciones públicas y las subvenciones recibidas por las instituciones en las que ERC tiene representación, siendo la del Parlament la más importante. Solo en este último apartado de subvenciones, el partido dejó de percibir el año pasado 1,016 millones de euros, un 13% menos que con respecto a 2022. La mitad de esa pérdida de ingresos (528.667 euros en total) se concentra en Las Cortes. Pese a los malos resultados en las elecciones municipales, es en ese apartado donde el partido logra aguantar. Por ejemplo, los grupos de los cuatro gobiernos provinciales implicaron el ingreso de 175.992 euros, casi 18.000 más que en 2022.
El éxito en las urnas también había dado un empujón considerable a los ingresos derivados por las aportaciones que cada alto cargo debe hacer, cuyo porcentaje está fijado en la carta financiera. Por ejemplo, aquellos con sueldos mayores a 35.000 euros anuales brutos en la Administración han de aportar hasta el 10,5%. Si los sueldos son de hasta 15.000 euros, se aplica un porcentaje del 2,5%. En 2023, por esta vía llegaron 1,224 millones de euros, 66.700 euros más si se compara con el ejercicio anterior.
El dinero que ingresa a cuenta de las cuotas de los afiliados (982.901) también ha caído casi un 5%. ERC cerró el 2023 con un total de 8.504 afiliados. En 2022 contaba con 8.728. Se trata de cifras de contraste particular. Si se compara con 2019, el año álgido del juicio al procés, la caída es pronunciada (había entonces 9.844 afiliados. Pero si la comparación se hace con el histórico de hace de una década (7.790), la formación ha crecido.
El hecho de que 2023 fuera año electoral tuvo claramente un efecto en la cuenta de resultados de los republicanos. El partido se dejó 1,4 millones de euros en la organización de las campañas electorales para las municipales y las generales. Los 2,6 millones que recibió por concepto de subvenciones públicas por las elecciones superan los 4 millones invertidos en la carrera a los comicios. Llaman la atención dos ítems de este apartado del balance, a cuenta de la polémica de los carteles contra Ernest Maragall asociándolo con el Alzheimer. En total se dedicaron 456.878 euros en concepto de “Otra propaganda y publicidad”, diferenciada de a publicidad en medios y exterior, y otros 468.589 euros agrupados en el concepto “otros gastos y servicios electorales”, sin especificar.
El ejercicio 2023 implicó también el crecimiento importante de los gastos de la actividad ordinaria de ERC. Por ejemplo, el gasto en publicidad y propaganda prácticamente se duplicó con respecto a 2022, llegando a los 676.193 euros. Los gastos de “representación” pasaron de 171.614 euros a 419.986 euros. Según ha publicado el diario Ara, la campaña que atacaba a Maragall, candidato republicanos a las municipales, se sufragó mediante una contabilidad B, con facturas a una empresa contratista de ERC llamada Relevance.
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