El Hospital Clínic empieza a trasladar la actividad privada fuera del centro tras años de quejas
La Sindicatura de Greuges de Barcelona pidió en 2018 evitar la convivencia de los servicios privados de Barnaclínic con los públicos en las mismas instalaciones, pero la oferta de pago en el hospital se mantiene
Barnaclínic iniciará este 2024 su traslado del hospital Clínic. La entidad privada del centro sanitario, que ofrece una cartera propia de servicios de pago en las mismas instalaciones que el hospital público, trasladará a lo largo de este año las consultas externas a otros edificios para reducir la convivencia entre la sanidad pública y la privada en el Clínic, según ha podido saber EL PAÍS. Los primeros servicios en trasladarse fueron oftalmología, que ya opera en el barrio de Tres Torres de Barcelona; y odontología. “El compromiso es trasladar todas las consultas externas antes de final de año”, admiten fuentes del Clínic. Los movimientos llegan seis años después de que la Sindicatura de Greuges de Barcelona denunciara que la oferta de Barnaclínic “impedía” dedicar “íntegramente” las instalaciones del centro a “beneficiarios de la sanidad pública”.
El proceso de dispersión avanzará a medida que el centro encuentre espacios externos en el barrio o construya de nuevos; pero no hay plazos para reubicar las 16 camas postoperatorias de la clínica privada. “El compromiso del hospital es ir externalizando Barnaclínic, pero las camas y los quirófanos seguirán siendo los del Clínic hasta que no se encuentre una nueva ubicación. Pero lo acabaremos haciendo”, remarcan desde el hospital.
La presencia de Barnaclínic ha sido como una piedra en el zapato del sector público por las injerencias de la sanidad privada en unas instalaciones que dependen del Ayuntamiento de Barcelona, la Universidad de Barcelona y el Departamento de Salud. La clínica nació el año 2000 con la intención de “ayudar a la sostenibilidad económica del Clínic y potenciar el talento de los profesionales”, pero a lo largo de estas dos décadas ha generado un debate sobre el uso de los recursos públicos (el Clínic) para fines privados (Barnaclínic). La entidad privada defiende que parte de los beneficios repercuten en el propio hospital a través de un alquiler y de la inversión en equipamiento nuevo; y que los médicos que en condiciones normales irían a otra clínica privada tiene la opción de emplear en el mismo centro. “La clínica paga un alquiler al Clínic que repercute en la mejora de las propias instalaciones que también utiliza el ámbito público”, defienden desde Barnaclínic. Entre 2018 y 2022 la entidad abonó 22,8 millones al Clínic por el uso de sus instalaciones, según datos facilitados por el hospital. Sindicatos y plataformas, en cambio, alertan de una “parasitación y privatización” de la sanidad pública.
Existe cierto hermetismo sobre la realidad de Barnaclínic entre los propios trabajadores. “Aquí la gente no quiere hablar porque ya la ve bien su existencia. El personal trabaja por la mañana en la parte pública y por la tarde pasa consulta en Barnaclínic”, explica un delegado de un gran sindicato. Incluso representantes de la plataforma Resistència Clínic, que denunció ante la Sindicatura de Greuges de Barcelona el uso inadecuado de los servicios públicos por parte de la entidad privada, rechazan hablar. “Tenemos miedo de las represalias”, justifican. El exconsejero Boi Ruiz admitió en 2015 que más de 500 sanitarios del Clínic tenían vinculación con el brazo privado del centro.
La Sindicatura de Greuges de Barcelona alertó en un informe de 2017 que la actividad privada “desplazó” pacientes de la sanidad pública al atender a sus usuarios en franja pública; y advirtió en 2018 al Ayuntamiento sobre “la permisividad en la existencia de una sociedad mercantil sanitaria que utiliza las instalaciones de un hospital mantenido con dinero público”. A pesar de que el exconsejero de Salud, Toni Comín (entonces en ERC) anunció en 2017 un cambio jurídico de Barnaclínic para adaptarse a los requerimientos de la Sindicatura, la entidad privada sigue operando como sociedad anónima y con un funcionamiento similar al de entonces.
La relación público-privada del centro llevó en 2014 a la patronal Associació Catalana de Centres de Salut (Aces) a demandar a Barnaclínic por competencia desleal, al entender que no se beneficiaba de los recursos públicos, pero la justició avaló su actividad. La propia patronal insistió en 2018 al considerar que el modelo de Barnaclínic “perjudica gravemente a los centros sanitarios privados al aprovechar instalaciones, equipamientos y profesionales del sector público para realizar actividad privada”.
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