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Agricultura
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Los levantamientos de la tierra

Han plantado sus tractores en el centro de Barcelona para que sus realidades se escuchen. Han insistido en cómo sienten el olvido de partidos políticos, de gobiernos y de buena parte de la sociedad

Tractores en el paseo de Gràcia de Barcelona, la pasada semana.
Tractores en el paseo de Gràcia de Barcelona, la pasada semana.Albert Garcia
Jordi Mir

Justo hace un año, dos películas llegaban a los Goya como ganadoras del año 2023: As bestas y Alcarràs. Centradas en el mundo rural, en controversias y malestares del campo actual. Acercan a la mayoría de la sociedad un mundo que casi no conocemos. Ni Sorogoyen ni Simón romantizan el campo, tampoco lo demonizan. Muestran diferentes realidades que en demasiadas ocasiones se nos escapaban. Algo parecido pasa con las movilizaciones agrarias a las que estamos asistiendo estos días.

¿Revuelta payesa o tractorada nacional? ¿Agroindustria o agricultura familiar? ¿La tierra para quien la trabaja o explotación laboral? ¿Acabar con los pesticidas o levantar sus prohibiciones? ¿Agricultura ecológica y regenerativa o hacer que la intensiva lo sea cada vez más? ¿Apostar por la gran distribución o por la venta directa? ¿Soberanía alimentaria o comercio internacional? ¿Mundo patriarcal o sin pastoras no hay revolución? ¿Movilizarse contra el gobierno de la Generalitat o inaugurar la exposición dedicada a los 50 años de Unió de Pagesos con el president Aragonès? En las movilizaciones de estas semanas en Europa, España y Catalunya, coinciden personas y colectivos con posiciones diferentes, incluso contrarias, sobre algunas de estas disyuntivas.

Han plantado sus tractores en el centro de Barcelona para que sus realidades se escuchen. Han insistido en cómo sienten el olvido de partidos políticos, de gobiernos y de buena parte de la sociedad. Hasta el punto de considerar un éxito la escucha en el Palau de la Generalitat por el president y el conseller del ramo, y en el Parlament por los partidos con los que han querido reunirse, todos con la excepción de VOX y el PP. Dos partidos que en el conjunto de España buscan intensamente capitalizar la movilización y los malestares del campo.

Toda movilización con apoyos en el conjunto de la sociedad logra despertar una lucha por su capitalización. Los partidos se arriman a los sectores movilizados para intentar utilizarlos en beneficio propio, por intereses partidistas, en contra de otras opciones políticas o gobiernos. La movilización en Cataluña ha conseguido, por ahora, reconocimiento, un logro tan intangible como imprescindible para el fortalecimiento de las propias posiciones y avanzar hacia los objetivos que se planteen, y compromisos respecto de pagos que llegan con demasiado retraso, burocracia y restricciones hídricas.

La agricultura y la ganadería en Cataluña forman parte de los sectores más afectados por la sequía. Estas medidas acordadas pueden ser necesarias, pero están lejos de ser suficientes para hacer frente a malestares expresados y existentes. La crisis por la sequía y la crisis en el campo pueden ser enfrentadas una contra la otra o verse como dos realidades que se podrán superar siguiendo un nuevo camino. El camino al que apuntan los levantamientos de la tierra que se están produciendo en diferentes países, particularmente en Francia, que ahora nos llegan también en forma de libro (Alzadas por la tierra, Descontrol, 2023). Necesitamos debatir y actuar, desde lo local a lo internacional, sobre el modelo de alimentación y producción en el tiempo de las crisis climáticas.

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