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Medidas contra la sequía en Cataluña: “Ahora me ducho cada dos días, pero hay quien llenará su piscina”

Los vecinos de Corbera, uno de los municipios barceloneses con mayor consumo de agua, proponen acciones individuales para paliar la escasez hídrica

Sequia en Cataluña
Instalaciones deportivas de Corbera del Llobregat, uno de los municipios de Barcelona con el consumo más alto de Cataluña, este jueves.massimiliano minocri
Bernat Coll

Mar coge la lechuga, la limpia y la escurre en un cubo para luego regar las plantas de su tienda de comida preparada. Joan rasca a mano los platos de la pescadería-restaurante donde trabaja en vez de usar el chorro a presión de toda la vida. Ana (nombre ficticio) ha reducido el tiempo del masaje capilar que realiza a los clientes de su peluquería. Y Sara directamente se ducha cada dos días en vez de hacerlo a diario como solía.

Los vecinos y comerciantes de Corbera de Llobregat (Barcelona), uno de los municipios con mayor consumo de agua de Cataluña, se preparan para lo que viene después de que la comunidad entrase el jueves en emergencia por sequía. La Generalitat ha ampliado las restricciones de agua al 80% de la población a partir de este viernes, Barcelona incluida, para garantizar en los próximos meses el abastecimiento de los hogares. “Todos hacemos lo que podemos para ahorrar en casa y en el trabajo, pero a la hora de la verdad no sabemos el impacto que tiene todo esto”, coinciden la mayoría de los cerca de 20 vecinos del municipio barcelonés consultados.

La limitación está clara: 200 litros por persona al día. ¿Pero a qué equivalen todos estos litros? “Pues no lo sé”, responde Sara en plena calle comercial de Corbera. No es la única. Los vecinos saben que su pueblo está señalado, que consume demasiada agua (más de 250 litros, según el último informe de la Generalitat), pero desconocen qué deben hacer ni cuál será el impacto de las restricciones en el día a día. “Nos enviaron una carta en la que pedían que ajustáramos el uso del agua, pero no concretaron nada más”, añade Sara.

Las autoridades tenían previsto probar a reducir la presión del agua en las poblaciones con los consumos más altos, pero el mal estado de los sistemas de distribución hidráulica lo ha limitado. Cualquier modificación importante en la presión pone en riesgo el sistema de tuberías, según admiten las mismas compañías de distribución; y el propio Ayuntamiento dedicará un millón de euros para reparar las maltrechas cañerías y evitar seguir perdiendo los miles de litros de agua mensuales que se filtran en un municipio de orografía complicada y con unas 30 urbanizaciones. “Difundiremos las medidas [restrictivas] cuando se deban aplicar […], pero os pido que hagáis todo lo que esté a vuestro alcance para reducir el consumo de agua en vuestros hogares”, ha pedido la alcaldesa de Corbera, Rosa Boladeras (Força Corbera-PSC), a sus conciudadanos. La Generalitat ha establecido reducciones en el uso hídrico en el sector de la agricultura, la ganadería y diferentes industrias, pero no detalla de momento medidas en los hogares.

Ante la falta de concreción, cada uno hace lo que puede. En Ca l’Enric, comercio de comida preparada, tienen poco margen de maniobra. “Si limitan la presión del agua, en vez de tardar dos minutos en llenar media olla, tardaremos cuatro, pero necesitaremos la misma para cocinar”, compara Mar. La idea, dice, es alargar su vida útil y evitar un uso único. “El agua que utilizamos para limpiar las lechugas o hervir la verdura la usamos también para regar plantas porque no le añadimos aceites ni nada”, explica.

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En una de las múltiples peluquerías de la zona comercial del pueblo, los masajes capilares son un poco más cortos. Ana pide no identificar su establecimiento “por incomodidad”, dice, pero si antes enjabonaba un par de veces el pelo a los hombres con calma, ahora lo hace todo un poco más rápido. “El masaje capilar es parte del servicio. A la gente le gusta que le toquen el pelo y el cuero cabelludo, pero por la sequía lo hago un poquito más corto”, plantea.

En cada acción hay tanta buena voluntad como escepticismo. “¿Cuánto ahorramos cerrando el grifo cinco segundos mientras otros llenan sus piscinas?”, cuestiona Sara, vecina de unos 40 años. Explica que hace tiempo que ha cambiado sus hábitos para consumir menos. En vez de ducharse cada mañana, lo hace cada dos días: “Un día me ducho por la noche; al cabo de dos días, por la mañana; y al día siguiente, por la noche otra vez. Ya no es cada 24 horas sino 36. ¿Es algo, no?”. Sin embargo, siente el agravio de ver que algunas piscinas se rellenan cuando no deben. “Hace unos días una mujer famosa que vive en el pueblo (no da pistas de su identidad) me dijo mientras compraba que por mucha sequía que haya, ella llenará la suya. Me quedé de piedra. Yo me ducho cada dos días y ella llena su piscina. Es increíble”. ¿Y se penalizarán las malas praxis? “¿Cómo las descubren?”, repregunta Sara antes de irse y pedir la mejor solución posible: “¡Que llueva de una vez, por favor!”.

Reducción parcial en Terrassa

Terrassa, la cuarta ciudad más poblada de Cataluña, puso en marcha una prueba piloto en noviembre y redujo la presión en dos barrios de la ciudad, con una población de unos 5.000 habitantes. “Fue una reducción mínima para asegurar el buen funcionamiento de las calderas y no perjudicar las casas”, apunta Patricia Reche, concejal de Medio Ambiente y Ciclos del agua. El resultado, una reducción del 5%. Desde la empresa pública Taigua —la ciudad municipalizó la gestión del agua en 2018—, el jefe del área de Infraestructuras, Pere Mora, asegura que la prueba se realizó en aquellas zonas donde todavía había margen para reducir la presión sin afectar a la población.

La reducción se mantendrá en estos barrios —no se informa de cuáles son para evitar quejas infundadas—, pero se descarta ampliar la medida al resto de la ciudad. “Tenemos la presión muy ajustada, no podemos reducirla sin crear una afectación, y ello significaría dejar sin agua a la gente”, admite Mora. El Ayuntamiento defiende que está haciendo los deberes y que en el último año ha reducido el global del consumo un 5% y que las cifras actuales se sitúan en 96 litros por persona y día consumidos a nivel doméstico, y 176 a nivel general (incluyendo sectores comercial, industrial y municipal). El ahorro de litros logrado durante el año pasado proviene básicamente de haber dejado de regar y de la reparación de fugas.

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Sobre la firma

Bernat Coll
Periodista centrado actualmente en la información sanitaria. Trabaja en la delegación de Catalunya, donde inició su carrera en la sección de Deportes. Colabora en las transmisiones deportivas de Catalunya Ràdio y es profesor del Máster de Periodismo Deportivo de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.

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