Un hombre niega haber violado a otro en un cuarto oscuro de Barcelona: “En ningún momento me dijo ‘no”
La Fiscalía pide cinco años de cárcel por la presunta agresión sexual en una discoteca gay
José Fernando M. no se explica cómo, un mes después de haber tenido relaciones sexuales con otro hombre en el cuarto oscuro de una discoteca gay de Barcelona, recibió una notificación para declarar por una presunta agresión sexual. Casi cuatro años después de los hechos, el hombre, de 40 años, se ha sentado este jueves en el banquillo de los acusados para negar con aplomo haber violado a Daniel (nombre ficticio). “En ningún momento escuché la palabra ‘no’ ni noté que me empujara o que fuera reacio”, se ha defendido.
La madrugada del sábado 26 de enero de 2020, Daniel y un amigo entraron en la discoteca Arena. La sala, una de las históricas del Gayxample barcelonés, cuenta como la gran mayoría de los clubs orientados a ese público con un cuarto oscuro, un espacio que posibilita mantener relaciones sexuales de forma anónima. En ese habitáculo con poquísima iluminación coincidieron con José Fernando M. “Él me cogió del brazo y yo me dejé llevar hasta la pared. Empezamos a tocarnos y a besarnos inmediatamente y tuvimos sexo oral”, ha contado el acusado sobre su encuentro con Daniel. Hasta ahí, sus relatos coinciden: fue una relación consentida y fortuita.
La discrepancia en el relato surge a la hora de describir la penetración que siguió a esos tocamientos. El acusado sostiene que penetró analmente a la víctima con su pleno consentimiento. Daniel alega, en cambio, que se negó a mantener relaciones porque ninguno de los dos tenía preservativo e insiste en que José Fernando empleó la fuerza para penetrarle contra su voluntad. “No quiero, no quiero, no quiero”, insistió la víctima, según el relato de la Fiscalía. El ministerio público, que pide cinco años de cárcel para José Fernando, asegura que la supuesta víctima llegó a colocar su mano en la zona anal para evitar la agresión.
A petición de su abogada, Ester García, y de la fiscal, Daniel ha declarado protegido detrás de un biombo (para evitar el contacto visual con el acusado) y a puerta cerrada, lo que ha impedido conocer su testimonio de primera mano, salvo a las partes. Su relato, sin embargo, consta resumido en la acusación de la Fiscalía: sostiene que llegó a propinar un empujón a José Fernando y que, cuando éste eyaculó, se marchó al baño para lavarse. Unos minutos más tarde, admite, habló de nuevo con su supuesto agresor y accedió a darle su número de teléfono. Esa misma noche, la víctima acudió al Hospital Clínic, donde fue explorado, y denunció la agresión dos días después.
José Fernando ha relatado con detalle su versión del episodio en el cuarto oscuro, que en total duró unos 20 minutos. A preguntas de la fiscal, Alexandra García Tabernero, ha admitido que entrar en un espacio como ese no implica aceptar todo tipo de prácticas sexuales, pero ha insistido en que la relación con el denunciante fue consentida. Ha afirmado que en ningún momento hablaron del preservativo (“uno se deja llevar más por la excitación, por el momento que está viviendo”) y ha insistido en que ambos siguieron adelante. “Él se dio la vuelta y se puso de espaldas a mí para la penetración. En ningún momento escuché que dijera ‘no’. Si hubiera escuchado un ‘no quiero’ o un ‘no me gusta’… No hizo ningún gesto ni se apartó”. La fiscal ha topado con los ‘noes’ del acusado a todas sus preguntas sobre la presunta agresión sexual. “En ningún momento sentí que hubiera un rechazo por su parte. Durante la penetración estaba igual que yo, excitado, estábamos bien”.
La denuncia causó al acusado “sorpresa”, sobre todo porque aquella noche se despidió de Daniel y de su amigo “con toda amabilidad”. “Hablamos de seguir conociéndonos fuera. Nunca en mi vida, con la edad que tengo, ni aquí ni en mi país he tenido problemas, soy una persona tranquila”. “¿Por qué ha podido inventarse ante la policía que usted le violó?”, ha preguntado la fiscal. “Yo quisiera saberlo”, ha respondido él. Unos días después de los hechos, el acusado envió a Daniel un mensaje de audio. “Hola niño, no sé si no te llegan los mensajes o qué, me gustaría hablar un poco contigo”. Preguntado por el motivo de ese mensaje, ha dicho que el chico al que conoció en Arena le había parecido “agradable” y quería seguir conociéndole. Daniel nunca respondió.
La denuncia de la víctima fue inicialmente archivada a los pocos meses de presentarse. Pero la Audiencia de Barcelona obligó a reabrir el caso porque una exploración psicológica concluyó que Daniel padecía estrés postraumático y ansiedad, y que ese trastorno era una secuela “de la agresión sexual denunciada”. Por la naturaleza del lugar donde ocurrió la agresión (un cuarto oscuro) y por el perfil de la víctima (las denuncias por violación en el colectivo de hombres homosexuales son muy escasas), el caso de Daniel tiene pocos precedentes, coinciden fuentes judiciales.
A falta de otras pruebas indiciarias más allá del informe pericial, su testimonio será clave para que los magistrados dicten sentencia. En la sesión de este jueves ha declarado también el amigo de la víctima. Éste ha relatado que vio cómo Daniel se giraba un par de veces durante la penetración y que, una vez acabado el acto sexual, “salió disparado del cuarto oscuro en dirección al guardarropa”, por lo que pensó que “había pasado algo”.
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