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trabajo
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Las políticas públicas y la concertación social, motor del cambio de modelo productivo

Es necesario dar continuidad a unos acuerdos exitosos para la economía española y la catalana, y, sobre todo, para la mayoría social: la clase trabajadora

Un trabajador en la factoría de la multinacional francesa Alstom.
Un trabajador en la factoría de la multinacional francesa Alstom.Alejandro Garcia (EFE)

Los datos de la EPA evidencian la buena salud del mercado de trabajo, con datos históricos de empleo que superan los 21 millones de personas ocupadas y con la tasa de paro más baja de los últimos 15 años (11,60%). Como es natural, todo el mundo habla de ello.

Sin embargo, se habla menos del tipo de empleo que se está creando. En los últimos años, desde el segundo trimestre de 2019 hasta el segundo trimestre de 2023, se han creado 1.165.400 puestos de trabajo, mayoritariamente cualificados o muy cualificados, y en sectores de valor añadido.

Si observamos los sectores donde más empleo se crea, constatamos que las actividades sanitarias, con 265.100 puestos de trabajo, encabezan la lista, seguidas de las actividades profesionales científicas y técnicas, con 197.500, la información y la comunicación, con 146.100 y educación, con 115.600. Un 62,1% del nuevo empleo se genera en sectores de valor añadido, trabajos asociados a mejores salarios y a mejores condiciones salariales.

La evolución del empleo en cantidad y calidad se debe básicamente a las políticas públicas de los últimos años, impulsadas por los fondos Next Generation de la Unión Europea, con fuertes inversiones en la reindustrialización verde y digital, que en España han conllevado un importante impacto en sectores como la automoción, la energía, las infraestructuras y la salud.

Estos fondos y las políticas públicas que los han impulsado han venido acompañados de una intensa agenda de diálogo social y concertación entre patronales, sindicatos y Gobiernos. En España, los acuerdos de contratación y estabilización del empleo público han abierto la oferta pública a cientos de miles de trabajadores y trabajadoras. El sector público, maltrecho en los años de la austeridad letal como gestión de la crisis financiera, es un motor de creación de empleo en nuestro país. La pandemia nos mostró sus carencias, y corregirlas, además de una necesidad urgente para garantizar los derechos de ciudadanía, significa un impacto muy importante en la creación de empleo de calidad.

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La reforma laboral, pactada en el diálogo social, ha provocado un intenso proceso de crecimiento de la estabilidad en el empleo, multiplicando por cuatro la contratación indefinida, arraigando los compromisos entre empresarios y trabajadores en la actividad en las empresas, apostando por la productividad, la flexibilidad interna y la formación, y mejorando la cualificación de los puestos de trabajo.

En Catalunya, la renovación del Pacto Nacional por la Industria y los acuerdos en el marco del Consejo Rector de la Agencia Pública de Formación y Cualificación Profesionales de Catalunya han supuesto un impulso para sectores industriales como el tecnológico, el energético, el alimentario, la movilidad y la salud, entre otros, que aceleran el crecimiento del empleo con 3.742.781 altas en la Seguridad Social y la reducción de la tasa de paro hasta el 8,4 %. La Cámara de Comercio publicaba en un informe que el 65 % del empleo que se crea en Catalunya es de alta cualificación.

El cambio de modelo productivo ha empezado a producirse, y en relación con la calidad del trabajo, se está orientando en la buena dirección. Así se aprecia en los indicadores del mercado de trabajo, tanto por la cantidad como por la calidad del empleo. Las fórmulas aplicadas desde la acción pública y la concertación social han sido un motor para dicho cambio. Es necesario dar continuidad a unas políticas exitosas para la economía española y la catalana, y, sobre todo, para la mayoría social: la clase trabajadora.

Impulsar la inversión pública en el modelo productivo, fortalecer los servicios esenciales como la salud o la educación y los servicios sociales, y fomentar la estabilidad y la participación de los trabajadores en las empresas mejora la competitividad de la economía del país y mejora la vida de millones de personas.

En estos momentos de negociaciones y propuestas políticas para conformar mayorías para investir a un presidente del Gobierno, debería hablarse de estos indicadores, de esta realidad. Dar recorrido a políticas económicas, laborales y sociales exitosas en una nueva legislatura fortalece al eje progresista en las coordenadas derecha-izquierda. Hacerlo con una mirada plurinacional, con los valores de las diferentes culturas, lenguas y derechos nacionales, hará de España tierra de fraternidad.

Los derechos sociales de la mano de los derechos nacionales, como defendía Cipriano García.

Javier Pacheco es secretario general CC OO de Catalunya.

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