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Los apuros de Junts y del PSC por la investidura del Gobierno allanan el examen a Aragonès en el Parlament

El ‘president’ afronta el Debate de Política General en una posición de debilidad por falta de apoyos, pero poco hostigado por la oposición

Pere Aragonés Cataluña
Pere Aragonès, en la reunión semanal del Gobierno catalán, el 19 de septiembre.Andreu Dalmau (EFE)
Marc Rovira

Con una larga intervención de Pere Aragonès —está previsto que el president hable durante más de dos horas— da comienzo este martes en el Parlamento de Cataluña el Debate de Política General, una cita anual que pasa revista a la acción de gobierno y que concede a la oposición la posibilidad de fiscalizar el rumbo que fija la Generalitat. El debate lo tiene todo para ser un quebradero de cabeza para Aragonès y sus consellers, amparados por una magra mayoría de 33 escaños sobre 135, pero el agitado contexto político le sirve a Esquerra para sacudirse el agobio. Toda la atención de la política catalana está puesta en el Congreso de los Diputados y tanto Junts como el PSC, llamados a ser los principales acusadores de Aragonès, se han concentrado en las negociaciones por la investidura del presidente del Gobierno.

”El cumplimiento del plan de gobierno es muy bueno”, señalan fuentes de la Presidencia de la Generalitat. La semana pasada el president y sus consejeros prepararon el terreno para el debate, apuntando que, hasta ahora y a falta de un año y medio para que termine la legislatura, la ejecución de su hoja de ruta alcanza el 58,5% de los objetivos previstos. “No nos supeditamos a otras agendas”, indican desde el Govern, pero, sin embargo, se admite que “el debate llega en una semana informativamente densa”. Su examen anual en el Parlament llega con el alivio que le procura saberse desplazado de la diana. En su tercer Debate de Política General, el jefe del Govern se explicará a partir de las 10 de la mañana, con lo que arrancará su discurso un poco antes de que el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, empiece a intervenir en el debate de investidura en el Congreso. El interés que acapara la votación de Feijóo, presumiblemente infructuosa, condiciona el ritmo de lo que acontece en el Parlament y Aragonès ve en el calendario el aliado que no ha encontrado en la cámara catalana.

Junts no puede disparar contra la estrategia negociadora de Esquerra en Madrid sin miedo a que el relato termine volviéndose en su contra. Y el PSC asume que, para que el líder del partido pueda avanzar, mejor no ponerle piedras en el camino. Aragonès defenderá el trabajo hecho, sus detractores aseguran que ese punto lo puede resumir en cuestión de segundos, y apelará a asuntos de política patriótica para alargar su intervención. Pese a que planteará demandas sobre el referéndum y la autodeterminación, Esquerra concentra su relato en torno a la amnistía. Ahí neutraliza el choque con Junts y con el PSC.

“Es el primer debate tras la salida de JxCat del gobierno, en octubre del año pasado”, recuerdan desde el Parlament, un dato que sobre el papel debería implicar una prueba de resistencia para el Govern monocolor de Esquerra. En la práctica, ni el PSC (33 diputados), ni tampoco Junts (32 escaños) parten con la intención de acorralar a Aragonès. En el caso de los socialistas, pese a que Salvador Illa asegura poder actuar con plena autonomía en Cataluña y sin depender de lo que manden los jefes de Madrid, la operación que afronta el PSOE para atar la reelección de Pedro Sánchez es de tal envergadura que se evita generar molestias a los posibles socios. Y, en la suma de alianzas para alcanzar la mayoría en el Congreso, los siete diputados de Esquerra tienen un papel fundamental.

Junts, por su parte, no suele dejar pasar ninguna oportunidad para desgastar a Esquerra y al Govern, pero el partido que comanda Carles Puigdemont está ahora más focalizado en alcanzar un buen acuerdo con el PSOE y Sumar por la investidura. El interés por aparecer como el actor útil del independentismo ha condicionado la pugna encarnizada que mantienen Junts y Esquerra. Permanece fresco en la memoria de los republicanos el desafío que lanzó Albert Batet (Junts) en el Parlament a Pere Aragonès, durante el Debate de Política General del año pasado, retando al president a presentar una moción de confianza. Aquello marcó el principio del fin del gobierno de coalición de ERC y Junts y acentuó las disputas entre ambos partidos.

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Las direcciones de ambas formaciones coinciden en que, más allá de la complacencia que pueda dar erosionar la imagen del contrincante, el verdadero rédito electoral lo sacará el partido que sea capaz de exhibir ante el electorado independentista un mayor botín procedente de la negociación por la investidura. La portavoz de ERC, Raquel Sans, insistió este lunes en que “la amnistía se da por descontada” y aseguró que ya se ha producido un intercambio de “documentos” con el Gobierno para diseñar ese perdón legal a los encausados del procés. Sans calificó estos textos como de “carácter técnico”, y afirmó que “la parte política ya está resuelta”. Pero ahí no termina todo para ERC: “Sánchez no tiene garantizados los votos necesarios; llega el momento de la negociación de verdad, la fase de resolución del conflicto”, dijo Sans, y recordó que los republicanos han puesto sobre la mesa sus condiciones: “Un referéndum es la propuesta más democrática para resolver el conflicto político, incluye a los del sí y a los del no”, avanzó la portavoz de Esquerra, y sobre esa idea abundará este martes el discurso del president.

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