El cruce de hostilidades entre los independentistas complica la negociación por la investidura de Sánchez
Los ataques entre Junts y Esquerra por los réditos de los tratos con el PSOE alimentan las críticas del independentismo civil
La tan reivindicada unidad del independentismo se les escurre entre las manos a Junts per Catalunya y a Esquerra Republicana y se anuncian turbulencias para consensuar la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. Tras negociar por separado la Mesa del Congreso, ambos partidos independentistas plantearon demandas coincidentes a la coalición progresista y los 14 diputados, 7 de Junts y 7 de ERC, avalaron el nombramiento de la socialista Francina Armengol para presidir la Cámara baja. Mirándose de reojo, compartieron vítores y aplausos por el reconocimiento del uso del catalán en el hemiciclo. También están de acuerdo en no acudir a la ronda de consultas que va a hacer el Rey. Sin embargo, de puertas hacia fuera, han activado una descarga de reproches cruzados que sabotea el pretendido frente común para poder negociar desde una posición más reforzada la investidura del presidente del Gobierno. En medio del alboroto, la Assemblea Nacional Catalana (ANC) ha aprovechado la atención que genera la cercanía de la Diada del 11 de septiembre para criticar la estrategia de las dos principales formaciones independentistas y alimentar la idea de una candidatura al Parlament en competencia con los partidos tradicionales. “Facilitar la constitución de la Mesa activamente es entrar en el juego de aquellos que nos quieren súbditos”, ha manifestado la ANC, principal órgano de agitación del independentismo.
La habitual competencia entre Junts per Catalunya y Esquerra Republicana por evaluar quién hace más por el independentismo ha subido de intensidad con la disputa por discernir quién da menos por el Gobierno de España. La negociación por la Mesa del Congreso ha desplazado la riña catalana a Madrid y ha avinagrado más la relación entre los exsocios en la Generalitat. “Amigos de Junts, bienvenidos a la política de los independentistas de ERC”, ha manifestado en Twitter el exdiputado al Congreso Joan Tardà. “Negociar es la vía. En Esquerra hace tiempo que picamos piedra. Muchas veces en solitario y recibiendo ataques muy duros”, ha subrayado Raquel Sans, portavoz de ERC. El expresidente catalán Carles Puigdemont, huido de la justicia en Bélgica, replicó el viernes acusando de “arrogancia” a quienes dicen que “Junts ha vuelto al redil y ha entendido de qué va esto de la política”.
El choque dentro del independentismo trastabilla el plan para apaciguar las tensiones y tejer un frente común que facilite abordar la negociación de la investidura de Pedro Sánchez. En las semanas previas, incluso se cebó la perspectiva de que la Diada de este año pudiera ser una jornada de reencuentro, después de que el año pasado Esquerra, con el president Pere Aragonès al frente, renunciara a participar en la manifestación y se ausentara de varios actos populares del 11 de septiembre en Cataluña como medida de protesta. El partido republicano alegó sentirse señalado por sus tratos con el PSOE, una alianza que facilitó la concesión de los indultos a los políticos condenados en el juicio por el procés y que propició la reforma de los delitos de sedición y malversación en el Código Penal.
Junts per Catalunya ha seguido divulgando que ERC apoyó a Sánchez durante la legislatura pasada “a cambio de nada”, y varias voces del partido defienden ahora, tras el pacto con el PSOE por la Mesa, que la ganancia lograda por Junts por avalar a Armengol no admite comparación. “No somos todos iguales”, ha tratado de sintetizar la presidenta de la formación, Laura Borràs. “Parece que un día de confrontación inteligente da más resultados que dos años de mesa de diálogo”, ha manifestado Jordi Puigneró, exvicepresidente de la Generalitat.
La gresca entre partidos marca el arranque de los sondeos por la investidura. Esquerra Republicana, que los últimos días quedó apartada del foco por la negociación llevada a cabo entre el PSOE y Carles Puigdemont para lograr el apoyo de Junts, elevó el viernes el tono de sus propuestas. La diputada Teresa Jordà, de la máxima confianza de la cúpula del partido, aseguró que van a exigir una ley de amnistía para los implicados en la causa del referéndum del 1 de octubre y que ello será una “línea roja” de la negociación, a diferencia de lo que pasó en el acuerdo para constituir la Mesa.
Jordà quiso dejar claro en una entrevista en RAC1 que sin una ley de amnistía no habrá investidura de Pedro Sánchez porque es una condición inexcusable. La dirigente republicana afirma que su partido ya ha hablado del asunto con el PSOE y avanza que los socialistas no pueden limitarse a permitir la tramitación de la ley, sino que tienen que acabar por apoyarla. En los acuerdos para hacer presidenta del Congreso a la socialista Francina Armengol no aparece el concepto de la amnistía, pero sí el de la “desjudicialización” del conflicto político catalán. Ahora ERC quiere que se concrete que esta desjudicialización implica también la amnistía, es decir, que se paralicen los juicios pendientes y se borren los antecedentes por los delitos vinculados al proceso independentista. La amnistía y el referéndum son dos de las condiciones que se desarrollarán “en la segunda fase de la negociación”, insistió. Jordà ha añadido que también plantearán cuestiones como el traspaso a la Generalitat del servicio de Rodalies, los trenes de Cercanías de Cataluña.
También el presidente catalán, Pere Aragonès, ha querido desvincular el pacto con el PSOE para la Mesa del Congreso de las conversaciones para una posible investidura de Sánchez. Aragonès avanzó el viernes que esta segunda negociación será “larga y compleja”. Desde la órbita de Junts también ha querido delimitar el terreno de juego Puigdemont. Como viene siendo habitual, el líder independentista se expresó a través de Twitter. Aseguró que nadie puede dar por hechos los votos de Junts porque sería un error pensar que el partido “ha vuelto al redil” por sus acuerdos del jueves. También insistió en criticar a quienes han ninguneado a Junts los últimos años y aseguró que la realidad de su partido “no es exactamente como la habían pintado”.
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