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El curioso caso del lector que deja pagado un libro de Georges Perec en librerías de Barcelona el día de Sant Joan

Un lector anónimo regala cada 23 de junio ‘La vida instrucciones de uso’ en distintos locales de la ciudad

Libro Georges Perec
El ejemplar de 'La vida instrucciones de uso' de Georges Perec en la librería Calders de Barcelona, horas antes de ser entregado a un cliente aleatorio.
Rodrigo Marinas

La librería Calders de Barcelona recibió un cliente inusual días antes de la víspera de Sant Joan. “Alguien joven, de entre 20 y 30 años”, explica su empleada, Carolina Moreno, cuando le vendió un ejemplar de La vida instrucciones de uso de Georges Perec (1936-1982), a quien Roberto Bolaño definió como “el novelista más grande de la segunda mitad del siglo XX”. Este lector le confesó que antes de cada 23 de junio compra en una librería de la ciudad el mismo ejemplar del escritor parisino con unas instrucciones muy precisas: regalarlo a un cliente que aparezca por el local poco antes de las ocho de la tarde de ese día.

“Es 23 de junio de 1975 y cayeron las ocho de la tarde. Sentado delante de su puzzle, Bartlebooth acaba de morir”. Así relata Perec en el capítulo 99 las últimas líneas que concluyen esta obra publicada en 1978. El periodista Juan Tallón conoce a este lector acérrimo del autor parisino, que prefiere mantener su anonimato. El autor ya contó que este lector anónimo realiza desde hace años este regalo para fantasear con que toda la ciudad celebra a Perec y la muerte de su protagonista durante esta festividad que marca el inicio del verano.

Tallón también desveló que este personaje, nacido en Bélgica en los años ochenta, se crio en Barcelona y estudió humanidades en París, donde una profesora le descubrió este título de 700 páginas. La historia de Perec recorre la vida de distintos inquilinos de un piso de la capital francesa; de todos ellos, el donante anónimo se sentía particularmente identificado con la pareja que empieza a descubrir la ciudad con sus primeros salarios a los 24 años.

En los nueve años de historia de Calders, nunca habían visto nada parecido. “Como mucho, ha venido a veces un padre y ha dejado el libro comprado para que lo venga a buscar su hijo”, relata Isabel Sucunza, una de las tres socias fundadoras. “Nunca había visto una cosa tan sistemática por amor a un libro. Como si él mismo se hubiera montado el homenaje a Perec”.

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Sucunza admite que le encanta este autor marcado por la experimentación literaria a través del grupo Oulipo: “Me gustan mucho sus juegos de palabras y las normas absurdas. Hicimos una presentación cuando Adrià Pujol tradujo Eclipse al catalán: es una novela donde no aparece la letra a en ningún momento”. La librera asegura que Perec tiene un grupo de discípulos fieles repartidos por la ciudad. Muchos más que este amigo invisible que no espera otro regalo a cambio.

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