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Los dos lugares más ruidosos de Barcelona: una plaza ‘fiestera’ y una esquina con mucho tráfico

El ocio nocturno y la circulación de vehículos son las dos principales fuentes de contaminación acústica de la ciudad

Clara Blanchar
Ambiente nocturno en la plaza del Raspall del barrio de Gràcia de Barcelona, en una foto de archivo.
Ambiente nocturno en la plaza del Raspall del barrio de Gràcia de Barcelona, en una foto de archivo.Carles Ribas

“No poder dormir, no poder escuchar la tele en tu propia casa… por un ruido que te invade, que no es tuyo. El sábado, que hubo fiesta otra vez, miraba en la página web de los sonómetros y no bajaba de 95 decibelios”. El indicador supera en 45 decibelios el máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), de noche, son 55. Quien no pudo dormir y habla, harta de noches de fin de semana en vela, es Marité Alonso, vecina de la plaza del Raspall del barrio de Gràcia. Es el punto de Barcelona que soporta el mayor índice de contaminación acústica de la ciudad, según revela la exposición Shhh… fruto de la investigación de alumnos del Master de diseño y datos, de la escuela universitaria Elisava, realizada con datos públicos de todos los sonómetros de la ciudad en 2022. La investigación ha demostrado, analizando estos aparatos de la ciudad en los últimos cinco años, que el 90% de los de la ciudad supera los niveles recomendados por la OMS.

Volviendo a la plaza del Raspall, Marité Alonso reprocha al Ayuntamiento autorice fiestas de “alto impacto”, algunas vinculadas a asociaciones del barrio o el Ateneu La Barraqueta (que gestionaba el bar Resolís, ahora cerrado pero que en breve reabrirá, explica un portavoz de la entidad), una vez al mes, según lo acordado con el distrito, pero durante todo el día: actos que, a veces comienzan por la mañana y acaban de madrugada. Con música sin parar. Y no siempre con limitadores de decibelios. De día, el Raspall es un pequeño oasis de silencio. Los miércoles echan allí la mañana abuelos de la residencia de la calle de Siracusa y sus empleadas. Lo confirma Loreto, de la farmacia: “Incluso por la tarde estamos tranquilos, aunque haya movimiento, ahora han puesto una terraza y estamos más acompañados”.

Tras dos años pidiéndolo al distrito, los vecinos consiguieron que les instalaran un sonómetro que constata lo que ya sabían: unos picos tan elevados, coincidiendo con fiestas en verano, que sitúan el enclave como el más ruidoso de la ciudad en la media anual del todo el día (82db, cuando el máximo recomendado es 65db) y en la media de la franja nocturna (77db frente a 55db). Con todo, la situación este año ha mejorado porque solo se autoriza una fiesta al mes, por lo que es previsible que la contaminación acústica se rebaje. Desde La Barraqueta, el mismo portavoz señala que las fiestas en la plaza “nunca son entre semana y siempre tienen permiso, horario y el control del sonómetro y limitadores de decibelios”. “Son picos máximos”, apunta sobre los datos, “no constantes, como puede ser el tráfico, sino puntuales”. “Responde al uso de un espacio público que entra en la normalidad, fiestas vinculadas al tejido asociativo y popular, es cuestión de encontrar un equilibrio”, concluye.

El concejal del distrito de Gràcia, Eloi Badia, admite que los datos de 2022 “tienen picos muy altos coincidiendo con las fiestas, que es lo que este año se ha reducido. Y no se permite la música amplificada todo el día”. Badia admite que no todas las actividades tienen limitadores de sonido, un aparato que puede ser que esté en otra actividad del distrito. Pero considera que “una fiesta nocturna al mes es sostenible en cada plaza del barrio, por eso se reparten”.

El caso de esta plaza con jaleo frecuente confirma también que una de las dos principales causas de ruido en Barcelona, es el ocio nocturno. La otra es el tráfico: y de nuevo la exposición Shhh… lo apuntala. Porque el segundo punto con más ruido, y el primero en horario de día (74db), fue el año pasado la esquina entre Gran Via y la calle de Girona. Concretamente el número 655 de Gran Via. El sonómetro ya no está, porque Girona se ha integrado en las peatonalizaciones de la Superilla y los decibelios algo habrán caído (porque ahora hay el ruido de las obras). “Aquí había tanto ruido que los vecinos no abrían”, explica Carlos, cartero señalando la finca regia donde había el sonómetro. “El ruido genera estrés, mala leche y violencia en la gente. A mí me pasaba, pero para gestionarlo aprendí meditación y consigo abstraerme”, presume cerca de la jubilación y dándose cuenta de que sí, que su gremio sufre mucho la contaminación acústica.

Gráfico con los niveles de ruido alcanzados en verano que muestran el impacto de las fiestas en Barcelona..
Gráfico con los niveles de ruido alcanzados en verano que muestran el impacto de las fiestas en Barcelona..

Hace un par de semanas, coincidiendo con el Día Internacional de la Concienciación Contra el Ruido, una docena de plataformas vecinales, encabezadas por la Federación de Entidades Vecinales de Barcelona (FAVB), exhibieron frente común para exigir medidas más contundentes contra el ruido en la ciudad, sobre todo el que provocan el tráfico, de día; y el ocio, de noche. Desde diferentes barrios relataron la tortura de soportar de noche la presión sobre el cuerpo que ejercen los decibelios. El Ayuntamiento ha adelantado horario de cierre de las terrazas de algunos encaves “acústicamente tensionados” por el ruido, pero las plataformas vecinales lo ven insuficiente. Recuerdan que cada año hay 130 muertes en la ciudad por enfermedades atribuibles al exceso de ruido, una contaminación que afecta a quienes lo sufren incluso cuando duermen, porque comporta una presión sobre el cuerpo, avisan los expertos. Desde el despacho de arquitectos urbanistas 300.000km/s, que han colaborado en la exposición, alertan de además de la falta de un buen sistema de medición del ruido en Barcelona. “Por ejemplo, los sonómetros se mueven a menudo de ubicación”, lamenta Pablo Martínez. Y recuerda que la exposición Shhh… también muestra que las denuncias de vecinos por ruido se han multiplicado por dos en el último año.

El análisis de los sonómetros también permite ubicar los dos enclaves más silenciosos, los dos en el distrito de Sants-Montjuïc. Son la calle de Burgos (57db de día), detrás de la estación de metro de Mercat Nou, en el barrio de Sants; y la plaza de Joan Pelegrí (59db de media diaria y 50db de noche), en Hostafrancs. La calle de Burgos, pendiente de una reforma urbanística que lleva décadas pendiente, es de casitas bajas: habitadas unas, vacías otras, y alguna ocupada. Por la calle pasan pocos coches y enfrente tiene el cajón de las vías de Sants (las del metro y las de Renfe) y un solar. Así que ruido, poco. Carles, el dueño del KfeNou, también vecino del edificio se queja del ruido de los botellones que se montan en la rambla, sobre el cajón que esconde las vías: “Se ponen con altavoces que parece un concurso a ver cuál suena más fuerte”, asegura sobre las noches de verano. Y reconoce que peor era cuando las vías estaban al desnudo y “había un puente de madera que al pasar los trenes era un escándalo”.

La calle de Burgos del barrio de Sants de Barcelona, el enclave más silencioso de la ciudad en la media que corresponde al horario de día, de 7 a 19 horas, en 2022. Al fondo, el cajón que esconde las vías del metro y del tren.
La calle de Burgos del barrio de Sants de Barcelona, el enclave más silencioso de la ciudad en la media que corresponde al horario de día, de 7 a 19 horas, en 2022. Al fondo, el cajón que esconde las vías del metro y del tren.Albert Garcia

El caso de Joan Pelegrí, el enclave más silencioso en la media de todo el día y en la franja nocturna, los vecinos llegan a la conclusión de que si es tranquila es porque está rodeada de focos de barullo a su alrededor. Núria Martínez señala, mientras sus hijos juegan en el parque, que a pocos metros está el parque de l’Espanya Industrial (con botellones en verano), la plaza dels Països Catalans (una de las mecas de los skaters) o una plaza hacia la calle de Tarragona donde a veces se juntan personas sin techo y también lío.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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