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Las quejas por el aumento de más de mil terrazas en Barcelona llegan al Defensor del Pueblo

El Ayuntamiento defiende que las sillas y mesas representan un “equilibrio” entre el empleo en la restauración y el descanso de los vecinos en los barrios

Clara Blanchar
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Terraza de un bar instalada sobre una tarima en calzada, en la calle de Nou de la Rambla, este martes.Albert Garcia

La proliferación de nuevas terrazas de bares y restaurantes en Barcelona ha llegado al Defensor del Pueblo, que cita las quejas de varias asociaciones de vecinos en el informe de 2022, presentado esta semana. La ciudad ha ganado casi 1.200 licencias de terrazas desde 2019, antes de la pandemia: de 5.330 ese año a 6.501 este mes de enero, un 22% más. Son 4.170 mesas más (hasta 28.216, un 17% de aumento) y 25.610 sillas más (hasta 116.270, un 28%), según los datos que el propio Ayuntamiento facilitó al Gremio de Restauración. Este martes, la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, ha cifrado las actuales terrazas en 6.375 (5.700 antes de la pandemia), las mesas en 29.800 y las sillas en 114.056. En un baile de cifras difícil de entender, la Federación de Asociaciones Vecinales de Barcelona (FAVB), ha calculado, a partir de datos municipales abiertos, que el aumento de licencias entre 2019 y 2022 ha sido de 2.284, un 62%.

Sanz ha celebrado que durante este mes desaparecerán las controvertidas vallas de hormigón amarillas instaladas en la calzada para ampliar terrazas durante la pandemia (las vallas Jersey), porque están siendo sustituidas por tarimas homologadas por el consistorio. En el balance final de ampliaciones de terrazas por la pandemia, la teniente de alcalde ha precisado que de las casi 3.700 que pidieron los restauradores, 2.900 pidieron ser regularizadas y 1.100 se han mantenido. Este año, y por cuarto ejercicio consecutivo, el gobierno de la alcaldesa Ada Colau ha mantenido la bonificación del 75% en la tasa que pagan bares y restaurantes por las terrazas. La rebaja se implantó en 2020, durante la desescalada de la fase más dura de la pandemia, y se ha mantenido, lo que ha provocado fricciones entre los dos socios del Gobierno, los comunes y el PSC, históricamente más proclive a las exigencias de los restauradores.

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Terraza habilitada durante la desescalada de la pandemia en la calle de Dos de Maig de Barcelona, en una imagen de archivo.Albert Garcia (EL PAÍS)

El Defensor del Pueblo cita el caso de Barcelona en su informe 2022 junto a las ciudades de Madrid y Bilbao, donde entidades y ciudadanos también han alertado, sintetiza sobre las molestias, de “los altos niveles de ruido que soportan los vecinos, la invasión del espacio público que conllevan las terrazas, las aglomeraciones de personas y la acumulación de basura y suciedad”. Sobre la capital catalana explica que ha solicitado un informe sobre la aplicación y cumplimiento de la nueva ordenanza de Terrazas. Pide al Ayuntamiento que valore los resultados obtenidos en relación a los objetivos, qué plan de inspecciones tiene el consistorio para hacer cumplir la ordenanza, cuántas denuncias por ruido y molestias recibe y qué medidas y sanciones ha impuesto.

La Federación de Asociaciones Vecinales de Barcelona (FAVB) ha sido una de las entidades que más ha denunciado en los últimos años la proliferación de terrazas y también el incumplimiento por parte de bares y restaurantes: por tener más mesas de las que les correspondían o por abrir más horas del horario permitido. Hace solo dos semanas, la entidad tachaba de “inaceptable” el incremento de “licencias, mesas y metros cuadrados ocupados”. Y señalaba que “la nueva ordenanza ha facilitado e incrementado la masificación de terrazas en la ciudad, que aseguraba que “tiene una densidad el triple que la de Madrid”. “Es urgente una reconsideración de la Ordenanza [lo pide desde 2017], en especial respecto a las terrazas en calzada”, afirmaba la FAVB alertando del conflicto de ruido que puede suponer la consolidación de las ampliaciones que se hicieron en pandemia. La federación de entidades arremetía contra las quejas que durante años ha expresado el Gremio de Restauración y aseguraban, según sus cálculos obtenidos de los datos municipales abiertos, hasta finales de 2022, que “han conseguido un 62% más de mesas, lo que no había ocurrido en la historia”. El trabajo de lobby del Gremio ha dado frutos”, lamentaban. “Barcelona necesita una nueva ordenanza de terrazas, respetuosa con los vecinos y que permita unos usos diversos y equilibrados del espacio público”.

Terraza Barcelona
Terraza en la calzada de un bar de la calle de Sardenya de Barcelona, resguardada con vallas de homigón, las controvertidas vallas Jersey, en verano de 2022.Gianluca Battista
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El Gremio de Restauración, por su parte se ha “felicitado por la consolidación de más de mil permisos de terraza provisionales”. La patronal ha celebrado que en cinco distritos las solicitudes resueltas favorablemente superan las denegadas: Sarrià-Sant Gervasi, Horta-Guinardó, Nou Barris, Les Corts y Sants-Montjuïc. En cambio, ha lamentado que “una parte de las denegaciones se debe a una interpretación incorrecta de la ordenanza”.

Al ser preguntada por las denuncias de la FAVB y las congratulaciones del Gremio, la responsable de Urbanismo se ha limitado a comentar los datos sobre la legalización de las terrazas ampliadas en pandemia, que ha recordado que permitieron salvar 1.900 empleos del sector de la restauración: “Una de cada tres es un equilibrio, entiendo que la Federación a parte de valorar las cifras se refiere también al incumplimiento de lo que fija la ordenanza y a la picaresca de quienes amplían mesas u horarios. Igual que la FAVB identifica el conflicto, pido al Gremio que vele por el cumplimiento de la normativa”. Sanz ha asegurado que el Ayuntamiento “conoce donde están las tensiones” y que las terrazas autorizadas representan “un equilibrio” entre barrios donde se ha denegado el 90% de las solicitudes, como en los del distrito de Ciutat Vella o calles del Eixample saturadas como Enric Granados, y otros donde se han concedido el 80%, y ha puesto el ejemplo de Sarrià-Sant Gervasi. “Se trata de compaginar los puestos de trabajo con el descanso en los barrios”, ha concluido.

El Ayuntamiento asegura que ya se han retirado 2.325 bloques de hormigón, 5.550 pilonas y que cuando acaben todas las actuaciones se habrán recuperado 515 plazas de carga y descarga, 3.750 plazas de aparcamiento de motos y 510 de coche.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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