Decolonial y colectiva: así será la mirada del Macba en 2023
El museo cierra el año con 210.000 visitantes, con la voluntad de derribar barreras con el público y anunciando la creación un espacio de libre utilización para los vecinos del Raval
¿Se puede mirar a un museo como un conjunto de relaciones sociales y no como a un edificio hermético aislado del mundo? ¿Se puede romper el marco institucional del museo desde la propia institución? ¿Cómo se establecen nuevos diálogos culturales y sociales desde allí sabiendo que, históricamente, ha sido un aparato que ha legitimado el desequilibrio social? Despejar las dudas que plantean estos interrogantes será la hoja de ruta del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba) en 2023. Así lo ha defendido su directora, Elvira Dyangani Ose, al presentar las citas y actividades del espacio para los próximos meses. “Un plan de ruptura de la ideología moderna e histórica” que pasa por siete exposiciones monográficas (Bouchra Khalili, Nancy Holt, Laura Lima o Steegmann Mangrané, entre otros); un proyecto de investigación a largo plazo sobre las formas de colectividad y de activismo (Creación Colectiva); el fichaje del arquitecto sevillano Santiago Cirugeda y Alice Attout (Recetas Urbanas) para ofrecer un espacio de libre utilización para los vecinos del Raval (Jardín Ambulante) y un programa de estudios independientes (PEI) para estudiar las prácticas decoloniales con la colaboración de la Akademie der Künste der Welt de Colonia y de La Colonie de París.
“Tenemos dos líneas transversales clave: la mirada decolonial y atender a cómo los artistas dialogan con la memoria colectiva para introducir constelaciones dentro de los relatos”, ha resumido Dyangani al presentar ante la prensa qué sucederá en el MACBA en los próximos meses. Y lo ha hecho rodeada de algunos de los nuevos artistas que se incorporan al fondo del museo (Pedro Torres, Ignasi Aballí, Amalia Pica, Laia Estruch o Regina Gimenez, entre otros), cuyas obras se relacionan con otras obras existentes en esos fondos en Preludio. Intención Poética, una exposición que toma su título del libro homónimo del poeta y filófoso Édouard Glissant y que se podrá ver de forma gratuita en jornadas de puertas abiertas entre el 14 y el 18 de diciembre. Allí se han reunido a 88 libros de artista y 127 obras de casi un centenar de creadores para establecer lo que Dyangani ha etiquetado como “una desarticulación de la dramaturgia del museo”.
Un acercamiento para favorecer espacios comunes en los que se dialoga y cuestiona el propio espacio expositivo. Así pasa en la instalación Updated (1977) de Pep Durán —que pide pisar y transitar por ella, incluso agachándose, para provocar la capacidad de intervenir dentro del discurso artístico—, o la singular pieza Una pared (2022-2024), de Luz Broto, que atravesará el edificio Meier y dará la bienvenida al público, mutando durante dos años. La exposición también indaga en el revisionismo histórico, poniendo el foco en la España colonial y poscolonial que ofrecen dos obras de Daniela Ortiz (Español, este es el oro que comes y Estado-Nación, donde se recoge el pasado esclavista de Barcelona) y de Nuria Güell, que en Ayuda Humanitaria (2008-2013) creó un proyecto sobre cómo “el amor se había convertido en el pasaporte de la ilusión de la libertad” en el que convocó una especie de concurso público en el que se ofrecía como esposa al cubano que le escribiera la carta de amor más bonita del mundo. El ganador, elegido por un jurado de tres prostitutas, viajaría a España para casarse con ella, conseguir los papeles y después divorciarse, para repartirse a medias después la venta de la obra de arte en sí.
En Intención poética también hay espacio para reflexionar sobre la feminidad y los roles de género, donde destaca la adquisición del mural Frase d’Or: ella té molts noms, de Dora García (2020) o Nada reiterada (2005-2008), de Mar Arza, donde la artista ha recortado y vaciado el texto de Carmen Laforet de 1944 sobre la opresión y asfixia femenina y ha impreso las 87 páginas de la novela dejando algunas palabras estratégicas a la vista para reiterar ese vacío existencial de la posguerra.
Dar visibilidad a los conflictos
El Macba apostará en 2023 por poner sobre la mesa los conflictos sociales que nos atraviesan en sus exposiciones temporales. La artista marroquí afincada en Berlín Bouchra Khalili llegará en febrero con Entre círculos y constelaciones para investigar y reflexionar sobre el habla y la memoria colectiva, además del estreno europeo de The Circle (2013), una de sus videoinstalaciones sobre el legado del Movimiento de Trabajadores Árabes y los grupos de teatro vinculados al mismo en la Francia de los 70. El 30 de marzo se exhibirá Laura Lima. Balé Literal, que tras presentarse en las calles de Río de Jareino en 2019 llegará al Macba para ofrecer nuevas formas de plantear una retrospectiva.
La crítica sobre la transformación de la jerarquía del hombre sobre la naturaleza llegará en abril con Corpus Infinitum, un proyecto de la filósofa Denise Ferreira da Silva y el cineasta Arjuna Neuman donde las obras utilizan el apego y las maneras de entender el mundo multiespecie para reflexionar sobre la descomposición del mundo. En junio será el turno de Nancy Holt. Inside Outside, una retrospectiva para enmendar el olvido sobre una figura clave en la escena neoyorkina del land art que nunca obtuvo el reconocimiento de sus coetáneos masculinos.
En octubre convivirán las exposiciones de Lydia Ourahmane, la artista argelina formada en Goldsmiths que vive entre Barcelona y Argel y reflexiona sobre la espiritualidad y la geopolítica contemporánea a través de la escultura, el vídeo y las piezas sonoras y la de Daniel Steegmann Mangrané. Esta será la primera retrospectiva del estado español del barcelonés que se estableció en Rio de Janeiro hace más de 15 años y que explora las relaciones entre ser humano y naturaleza con un lenguaje estético cercano al neo-concretismo. Noviembre será el momento de Revista Visual, que indagará en la formación del colectivo Film Vídeo Información (FVI) en la Barcelona de los 70, integrado por autores de cine experimental y vídeo.
Un espacio libre en el Raval
Más allá de lo expositivo, destaca la voluntad de acercar posiciones en el debate sobre el espacio público y la relación del museo con su entorno. Dyangani Ose ha anunciado la creación de Jardín Ambulante, “un espacio comunitario y de corresponsabilidad” que se pondrá en marcha esta temporada a través de reuniones con vecinos y entidades afines en el barrio para, según ha explicado la directora del Macba, “romper con las dinámicas establecidas en el museo y subvertirlas para introducir el deseo del otro”. Un proyecto de integración que trabajará con Recetas Urbanas, el proyecto de arquitectura de guerrilla de Santiago Cirugeda, conocido por impulsar el urbanismo responsable.
El anuncio llega tras las protestas por la futura ampliación del museo en la plaça dels Àngels. “Estamos atentos a cómo los vecinos viven este proceso. Queremos trabajar con aquellos que no se sienten interpelados por el museo y ofrecer un espacio de diálogo”, ha destacado Dyangani Ose, haciendo hincapié en que la pretensión del Macba es la de poder llegar a ser “radicalmente públicos”.
Los hombres van menos al Macba
Con 210.000 visitas a 30 de noviembre de 2022 y esperando cerrar el año con 230.000 visitas, el perfil de visitante del Macba es el de una mujer entre 20 y 39 años, local (el 60% de los visitantes lo son) y que acude sola o acompañada por una o dos personas.
El presupuesto del museo aumentará un 21% en 2023 y se situará en 12.831.366 euros, de los que 10.981.444 provienen de las administraciones públicas que conforman el Consorcio Museu d’Art Contemporani de Barcelona y 1.849.922 previstos de ingresos propios.
Puedes seguir a EL PAÍS Catalunya en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.