ERC busca apoyos a los Presupuestos catalanes con su abstención en los de la Diputación de Barcelona
Los republicanos apelan a la responsabilidad de tener cuentas en un momento de crisis e invitan a Junts y PSC a hacer lo propio en la Cámara
La Diputación de Barcelona, donde el PSC y Junts comparten Ejecutivo, ha aprobado este viernes sus cuentas para el próximo año y que ascienden a una cifra récord de 1.241 millones de euros. Los Presupuestos elaborados por el Gobierno que lidera la socialista Núria Marin han recibido también el apoyo de En Comú Guanyem y de Tot por Terrassa. Ciudadanos, PP y ERC han optado por la abstención, si bien los republicanos han aprovechado la situación para escenificar que se aplican a sí mismos lo que piden a PSC y Junts en el Parlament: que se voten los Presupuestos de la Generalitat aunque no sean al 100% compartidos, pues la coyuntura económica pide responsabilidad.
“No son los Presupuestos que habríamos hecho pero ponemos en valor del Gobierno de llegar a acuerdos y responder a las demandas de los Ayuntamientos”, ha defendido el líder de la bancada republicana, Dionís Guiteras. Los 16 diputados provinciales del grupo se han decantado por la abstención como respuesta a tres informes negativos presentados por la Intervención y que, según Guiteras, implicarán que al menos tres millones de euros terminen como remanente de tesorería en lugar de ser invertidos de manera directa. No se trata en todo caso de un cambio de cromos.
Marín ha logrado que las cuentas más expansivas en la historia de la institución obtuvieran un total de 22 votos a favor y las 29 abstenciones. El total de 1.241 millones de euros implican un crecimiento de 4,28% respecto al ejercicio actual (27 millones de euros adicionales). Unos 154 millones provienen de remanentes de tesorería y el resto de ingresos propios y transferencias de otras Administraciones. La Diputación de Barcelona atiende a 311 municipios de la provincia, muchos de ellos de pequeña envergadura y sin la capacidad económica para responder a servicios vitales como el mantenimiento de vías o de espacios deportivos.
De ahí que el grueso del gasto (83%) vaya destinado a precisamente solventar las necesidades de los Consistorios pequeños. Pero situaciones sobrevenidas como la crisis desatada por la guerra en Ucrania han añadido problemas, encarecido muchas materias primas, además de la energía. La Diputación ha tenido que hacer números para intentar mejorar esa situación y las cuentas prevén cuatro millones de euros adicionales (un 55% más que la partida actual) para compensar la subida de la factura de los suministros.
Desde las filas de los republicanos insisten en que los desacuerdos con el Ejecutivo que preside Núria Marín (y que la propia líder de Junts, Laura Borràs, considera antinatural y aboga retóricamente por finiquitarlo) son múltiples pero que en este debate en particular precisamente se impone la necesidad de dar seguridad a los pequeños municipios. En las votaciones de los dos años anteriores, ERC había votado a favor de las cuentas y, antes, se había abstenido. Su posición de este viernes no es por tanto extraña, pero sí se ha notado la intención de mandar un mensaje sobre lo que pasa con los Presupuestos de la Generalitat.
Desde que se rompió el Ejecutivo catalán, el pasado mes de octubre, ERC ha insistido en que su voluntad es pactar esas cuentas con sus exsocios de Junts, la CUP (que se ha autodescartado) y En Comú Podem. Poco a poco se ha ido abriendo al PSC, que inicialmente rechazaba de plano, pero la negociación avanza muy lentamente. Desde el primer momento, el propio president Pere Aragonès se ha instalado en el discurso de la responsabilidad. Según él, la ciudadanía no entendería que la oposición no se arremangue. Las bancadas del Parlament critican que se le pida un ejercicio de fe ciega, especialmente de un Ejecutivo que solo tiene 33 diputados de 135. Para que salgan las cuentas, además de los votos de los comunes, es indispensable que arrimen el hombro o los socialistas o los juntaires.
El pasado miércoles, en la sesión de control en el Parlament, se hizo evidente de nuevo el choque por las negociaciones y Aragonès volvió a usar la carta de la responsabilidad. “En sus manos está decidir si, además de abandonar el Govern, abandonará las necesidades de los catalanes que se llevará a votación en este Parlament”, le respondió al jefe de filas de sus exsocios, Albert Batet. La decisión de abstenerse en las cuentas de la Diputación de Barcelona le permite ganar autoridad moral en la negociación, que espera que esté lista “en las próximas semanas”
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