El independentismo exhibe en la calle su división y crispación en el aniversario del 1-O
El ‘expresident’ Carles Puigdemont rechaza un nuevo referéndum y reivindica al Consell per la República para lograr la independencia
El independentismo ha mostrado este sábado su desunión y crispación en las calles de Barcelona en la celebración del quinto aniversario del referéndum del 1 de octubre de 2017. La división abierta en el gobierno de la Generalitat, tras la crisis política entre ERC y Junts de esta semana, ya ha llegado a pie de calle. Hasta el punto de que, en la efeméride del referéndum, la que fue presidenta del Parlament y líder del movimiento, Carme Forcadell, ha recibido un abucheo generalizado mientras nuevos dirigentes de la derecha soberanista, como la expresidenta del Parlament Laura Borràs, observaban la escena con una sonrisa en los labios. Ha habido tiempo también para promesas, y mientras la ANC ha anunciado que organizará una “gran conferencia nacional” para debatir sobre la independencia a partir de febrero, el expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont -que ha sido ovacionado- ha rechazado la propuesta de ERC de un nuevo referéndum. Por videoconferencia, Puigdemont ha reivindicado al Consell de la República como herramienta para coordinar la estrategia independentista.
Ha sido precisamente el Consell per la República, la organización presidida por Puigdemont y que en principio cuenta con el apoyo de todas las fuerzas independentistas para conseguir la república catalana, la convocante de la concentración que ha aglutinado a 11.000 personas, según la Guardia Urbana, en el Arc del Triomf de Barcelona. Al acto, en el que han colaborado Òmnium, ANC, AMI, la Intersindical y la Cámara de Barcelona, estaban convocadas todas las fuerzas independentistas, pero era evidente entre los asistentes que los miembros de ERC no eran bienvenidos. Miles de independentistas esperaban a sus líderes en el Arc del Triomf. La mayoría de los presentes por encima de los 50 años y ataviados con banderas y pulseras independentistas han esperado a que llegaran los líderes, tanto los políticos como los que no lo son. Han aplaudido al actor Toni Albà, al cantante Lluís Llach y a otros como Albert Donaire, el líder de Mossos por la Democràcia, o al joven que caminó con una urna del 1 de octubre hasta la casa de la república donde vive Puigdemont en Bruselas.
ERC sabía que no era bienvenida en el lugar y ha optado por mantener un perfil bajo. Han acudido el consejero de Educación, Josep González Cambray, o la portavoz de los republicanos, Marta Vilalta, que ha recibido algún que otro silbido. Eulàlia Reguant y otros miembros de la CUP han entrado en la zona VIP sin pena ni gloria. El momento triunfal se ha reservado para la expresidenta del Parlament, Laura Borràs, y para el hasta hace dos días vicepresidente del Govern, Jordi Puigneró, cesado por el presidente, Pere Aragonès, en la última crisis entre los socios del Govern.
El acto ha comenzado con un discurso de Carme Forcadell, recibida con gritos y silbidos. La líder independentista, vinculada a ERC, y que pasó tres años en prisión por el 1 de octubre, no salía de su asombro y se la veía compungida mientras veía como los suyos le gritaban. Al otro lado, en la zona vip de la concentración, el diputado de Junts, Joan Canadell, y la propia Borràs se reían, a veces poco disimuladamente, mientras Forcadell trataba de terminar el discurso. Forcadell ha admitido ante el público el enfado que ella misma siente por la situación política actual, pero ha recetado unidad al movimiento independentista: “Dejemos de pelearnos, de lamentarnos. Olvidemos los reproches y trabajemos juntos por una nueva oportunidad”.
En el acto, que ha durado hora y media, ha intervenido la presidenta de la ANC, Dolors Feliu, quien ha anunciado la propuesta de su entidad de llevar a cabo una “gran conferencia nacional” por la independencia, que organizará encuentros por toda Cataluña el próximo mes de febrero para debatir y resolver dudas sobre el camino hacia la independencia. Feliu ha sacado pecho por la influencia de su entidad sobre la política catalana, ya que ha asegurado que la última manifestación por la Diada “hizo mover” a los partidos independentistas, que se habían “quedado en el inmovilismo”. “Mirad cómo están ahora, lo habéis hecho vosotros”, ha dicho, y ha ironizado sobre lo que puede durar el Govern, al insinuar que puede terminar rompiéndose “pasado mañana”.
El presidente de Òmnium Cultural, Xavier Antich, que ha sido abucheado por los manifestantes, ha destacado que “el 1-O no fue improvisado: se llegó allí después de un ciclo de organización, movilización y empoderamiento”. Antich ha pedido “un nuevo marco para abrir un nuevo ciclo para el país” en el que, ha dicho, se acumule más fuerza para culminar la independencia. También ha recibido silbidos el presidente de la Asociación de Municipios por la Independencia, Jordi Gaseni, especialmente cuando ha pedido un acuerdo en el independentismo para “evitar que se rompan los puentes”, a lo que el público ha clamado: “¡Govern dimisión!”.
No ha sido hasta la participación de Puigdemont por videoconferencia desde Bruselas, que los silbidos se han terminado y han dado paso a aplausos, emoción, y silencio atento. Puigdemont ha rechazado la estrategia de Aragonès de un nuevo referéndum, y ha reivindicado la votación de hace cinco años: “Es válido y no hay que volverlo a hacer. Votar ya hemos votado”, ha reiterado. El expresidente ha afirmado que “a la única mesa a la que hay que estar encadenados” es a la mesa de diálogo entre partidos y entidades independentistas, y ha reivindicado el Consell per la República, la plataforma que él dirige, como el punto de coordinación de la estrategia del independentismo, ya que, según Puigdemont, el Govern no puede hacer ese papel.
Al final, el público ha entonado Els Segadors, el himno de Cataluña. Para casa a esperar cuanto dura el Govern de formaciones independentistas.
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