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El Govern se conjura para superar el Debate de Política General pese a la fractura entre ERC y Junts

La celebración de los cinco años de referéndum inconstitucional del 1-O se ofrece como un nuevo punto de choque en el seno del independentismo

Camilo S. Baquero
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès (segundo desde la izquierda), durante su visita a Tarragona, el pasado sábado, para evaluar los daños causados por las lluvias de los últimos días.
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès (segundo desde la izquierda), durante su visita a Tarragona, el pasado sábado, para evaluar los daños causados por las lluvias de los últimos días.Jordi Bedmar (EFE)

Si no hay un giro drástico de última hora, ERC y Junts lograrán salvar el Debate de Política General que comienza este martes en el Parlament. El Govern se garantiza la continuidad pese a las relaciones turbulentas de la coalición, pero se trata de una mera prueba superada dentro de una gincana cada vez más complicada. Ante la imposibilidad de lograr, de momento, la quimérica unidad independentista, la apuesta ahora pasa por buscar fórmulas que alarguen la convivencia dentro el Ejecutivo. Las próximas casillas para poner a prueba a los socios incluyen los actos de celebración del quinto aniversario del referéndum inconstitucional del 1-O; los pactos presupuestarios a lado y lado del Ebro y unas elecciones municipales que no pocos ponen como la fecha de caducidad del Gobierno que preside Pere Aragonès.

Que las cosas están encarriladas lo demuestra el cambio de tono de la formación de la presidenta suspendida del parlamento catalán, Laura Borràs, en los últimos días. En las filas de Junts se insiste (y se insistirá en el debate) en que los republicanos no cumplen con los principales ítems del eje nacional de Acuerdo de Gobierno. Pero la severidad del ultimátum se ha ido diluyendo y continúan las conversaciones multilaterales sobre el órgano que debe diseñar la hoja de ruta independentista, la coordinación de acción en el Congreso o el alcance de la mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat. La matización más fuerte vino de la propia Borràs, en una entrevista en TV3 hace una semana, y que aseguró que el debate no era un límite. “Mostrará hacia donde se dirige el curso político”, apostilló.

En ERC creen que esos puntos de discrepancia deben tratarse sin una cuenta atrás en marcha y alejados del foco mediático. La portavoz de ERC, Marta Vilalta, agradeció este lunes que ya no se lancen ultimátums, pero advirtió, sin especificar, de que habrá quien quiera que el debate se convierta en “el escenario de una división”. En las filas republicanas siempre vieron la consulta a las bases sobre la continuidad de la coalición de Govern que propuso la sucesora de Carles Puigdemont y la subida de tono antes de la Diada como una manera de cubrir los conflictos internos de Junts. Pero por mucho que lo denuncien, eso no salva al Govern de verse salpicado por todo ello.

Desde el verano, Aragonès había anunciado que al debate llevaría una propuesta “amplia e inclusiva” para avanzar hacia la independencia y que pasa por forzar al Gobierno a celebrar un referéndum acordado. Se trata de una propuesta que busca ir más allá del independentismo pero que, de alguna manera, podría incluir algún guiño al ala más pragmática de Junts para justificar que no es necesario celebrar la consulta prometida. Sería una de las posibles pistas de aterrizaje para superar la prueba autoimpuesta por los de Borràs, pero con la relación entre socios demasiado deteriorada para augurar una legislatura completa.

Fuentes de la vicepresidencia de la Generalitat, en manos de Jordi Puigneró (Junts), aceptan que el número dos del Govern ya conoce las líneas generales del discurso de Aragonès, pero insisten en que es la propuesta del jefe del Ejecutivo. Se trata también de un contenido que podrá ser respondido dialécticamente en el debate, si bien, de momento, en ERC no tienen intención de que se convierta en una propuesta de resolución a votar en la Cámara autonómica.

Vilalta también ha abogado este lunes por que la cita que abre el curso político parlamentario en Cataluña sea “una oportunidad para mostrarnos útiles a la ciudadanía”. Aragonès aprovechará la vitrina del Debate para presentar medidas para afrontar las consecuencias de la inflación, a las que destinará 300 millones de euros. El panorama económico de los próximos meses preocupa en el Govern y, más allá de las peleas entre (y en los) partidos, y existe la voluntad por avanzar lo máximo posible en la agenda sectorial.

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Ese avance tiene en el pacto presupuestario su prueba de fuego. Salvado el Debate de Política General, la carrera por tener las cuentas de la Generalitat listas para el 1 de enero de 2023 será la nueva pelea. ERC y Junts ya han chocado públicamente porque se le dé juego al PSC como posible socio en esa votación clave (el consejero Jaume Giró defiende la jugada, mientras que el líder de ERC, Oriol Junqueras, reniega de esa posibilidad). Y con la aspiración a coordinar el voto de las fuerzas independentistas catalanas en el Congreso en el punto de mira, cada paso de las negociaciones de ERC con el Gobierno será hurgado por Junts. Con todo, la próxima casilla en la gincana será este sábado. Los actos de conmemoración del referéndum del 1-O tiene más de simbólico que otra cosa, pero en un momento en que la sensibilidad independentista está a flor de piel, cualquier movimiento será leído en clave de confrontación. Cada partido celebrará su acto y habrá uno unitario, en el Arc de Triomf de Barcelona, convocado por el Consell de la República.

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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

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