Colau sigue sin resolver el problema de suciedad pese a su plan de choque
Los vecinos critican la falta de eficiencia y continuidad en el servicio municipal
Los barceloneses llevan años denunciando que la limpieza es uno de los problemas más graves que sufre la ciudad. En verano de 2021 la alcaldesa Ada Colau admitió que la ciudad estaba sucia y puso en marcha el plan Cuidem Barcelona. El próximo mayo hay elecciones municipales y la primera edil aspiraba a tener el tiempo suficiente para resolver el problema antes de los comicios. Colau primero marcó 100 puntos —diez en cada distrito— y envió un ejército de operarios a limpiar, repintar, señalizar, pavimentar, reforzar el alumbrado, podar arboles y cuidar el alcantarillado y el patrimonio artístico. Luego se ampliaron esas actuaciones a 350 puntos.
En febrero, la alcaldesa presentó la nueva contrata de limpieza —que todavía no ha llegado a todos los barrios—, los nuevos vehículos y los nuevos contenedores. Tenía meses por delante y todo iba encauzado. Ha pasado un año desde aquellas primeras intervenciones de limpieza y EL PAÍS ha visitado alguno de los primeros puntos sobre los que se desplegó toda una infantería de operarios: el Pou de la Figuera, la plaza de Santa Madrona, la plaza Roja o la Rambla del Poblenou.
La imagen es muy similar a la del año pasado: contenedores desbordados, basura en el suelo, grafitis y, en definitiva, suciedad. La percepción de que la limpieza es un grave problema no ha cambiado y cada vez falta menos para mayo de 2023.
“Las limpiezas que hicieron es como cuando te pones en casa a barrer y metes la porquería debajo de la alfombra”, así de contundente se muestra Fili Bravo, presidente de la asociación de vecinos de Ciutat Meridiana. Bravo asegura que hay tantas quejas de los vecinos que han llegado a crear una comisión de limpieza en su barrio. “Hay latas, ratas, jabalís volcando papeleras, rompiendo bolsas y dejándolo todo fatal y sin que nadie venga después a arreglarlo. Vemos a mucho personal de limpieza, pero no sabemos qué hacen. Cada vez que llueve se nos llenan las escaleras de arena y la gente resbala sin que nadie barra”, lamenta Bravo. “Somos el último barrio de Barcelona; aquí ni siquiera han llegado los nuevos contenedores”, concluye.
En el centro de la ciudad la situación no es mucho mejor. Hace unos meses dentro de la Asociación Vecinal Casc Antic nació un grupo que se ha bautizado como Prou Incivisme. Asun Justo es miembro de este colectivo: “Una situación como la actual no la hemos vivido nunca. Hay un problema grave, pero además hay más operarios limpiando de los que ha habido nunca. Es un problema de incivismo, pero creemos que la solución no puede ser solo la sanción. Aquí hay calles donde no hay contenedores y se deja la basura en la puerta. Lo que no puede ser es que esas bolsas estén allí desde las nueve de la mañana, pasen los perros, orinen encima, las rompan…”.
El 19 de octubre de 2021 el concejal de Emergencia Climática, Eloi Badia, se trasladó hasta la Rambla Prim donde decenas de operarios estaban pintando y limpiando uno de los tramos que había sido seleccionado entre el primer centenar de puntos del Cuidem Barcelona. Badia convocó allí a los medios de comunicación pero Enrique Navarro, vicepresidente de Airenet una coordinadora vecinal preocupada por la contaminación, también se acercó. Navarro recriminó públicamente al regidor que aquella intervención solo se estaba realizando de cara a la galería.
Casi un año después, el vicepresidente de Airenet no ha cambiado de opinión.: “Recuerdo que uno de los operarios pintaba una farola, pero solo lo hizo hasta donde le llegaba la mano. Este Gobierno intenta mejorar pero no lo consigue”, señala Navarro sobre la impotencia municipal. “Ha habido un cambio del servicio de limpieza, pero no se ha implementado en todos los barrios. Además —prosigue—, parece que el Ayuntamiento no sabe lo que son las tijeras de podar y mucho de los problemas que tenemos con los roedores es simplemente por cómo tenemos las zonas verdes”.
Abdón Florencio es un histórico líder vecinal de La Marina. Lleva meses revisando las calles dentro y fuera de su barrio y concluye: “De los 100 puntos que anunciaron no se ha mantenido ninguno. Además, este año por la mañana tenemos mucha presencia de palomas y por las noches cucarachas y ratas que parecen conejos. No hay mantenimiento y hay mucho incivismo”.
Defensa municipal
En el Poble Sec hace pocas semanas que llegó la nueva contrata de basuras y según Sergi Gázquez, de la asociación de vecinos del barrio, la limpieza incluso ha empeorado. “Esperemos que se arreglen. Las limpiezas puntuales de hace un año no se han vuelto a hacer. Lo único que ha funcionado es intentar modificar algunas conductas incívicas de los sin techo que abandonaban todo en plena calle”, asegura.
El Ayuntamiento admite que los planes de choque fueron puntuales. Un portavoz del consistorio asegura que en las zonas donde la nueva contrata de limpieza empezó a funcionar en marzo el plan de choque acabó en febrero, pero que en los distritos donde comenzará este septiembre los planes de choque acabaron agosto. Pese a las críticas, el portavoz mantiene que el comité de seguimiento de Cuidem Barcelona asegura que el “plan ha funcionado” y concluye: “Los indicadores muestran que se ha mejorado la percepción del mantenimiento integral de los espacios y se valora muy positivamente las acciones llevadas a cabo. También se ha incrementado el porcentaje de la ciudadanía que asocia la suciedad de algunos puntos al incivismo y se reduce la percepción de que se debe a la falta de limpieza”.
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