Junts y ERC se blindan para preparar el choque de las municipales
Las dos formaciones independentistas, socias en el Govern, suben el volumen de sus reivindicaciones
Puede que la campaña oficial para las próximas elecciones municipales no empiece hasta mayo del próximo año, pero en Cataluña las dos principales formaciones independentistas y socias en el Govern, Junts y ERC, han dado esta semana señales de que ya están en campaña. Después de la pausa estival marcada por la suspensión como presidenta del Parlament de Laura Borràs tras aplicársele el reglamento de la Cámara, ambas formaciones han mostrado su estrategia para los próximos meses, lo que aumenta la presión sobre el débil equilibrio que da continuidad al Ejecutivo catalán.
Tras meses de suspense, Junts finalmente ha exhibido el botón nuclear que sería someter a sus militantes la continuidad en el Govern que lidera el republicano Pere Aragonès. Desde que en mayo pasado Carles Puigdemont anunció que no seguiría en la presidencia del partido que había fundado, Borràs dejó claro que su propuesta para reemplazarle incluiría que los afiliados pudieran decidir sobre si el partido debía seguir en el Gobierno de la Generalitat o no. La idea se fue diluyendo con el tiempo, pero se condicionó al resultado de una revisión del cumplimiento de los objetivos del pacto que permitió reeditar la coalición independentista tras las últimas elecciones autonómicas.
El resultado de esa evaluación llegó sorpresivamente hace una semana y aún no son claras las consecuencias del ultimátum de tres (ahora dos) semanas a Aragonès para que cambie el rumbo en la apuesta independentista hacia una vía más de mayor confrontación con el Estado. Los intentos de separar al Govern de la lucha partidista cada vez parecen tener menos posibilidades de salir adelante, especialmente porque el calendario de Junts coincide con la celebración del Debate de Política General en el Parlament. Allí, los de Borràs quieren que el cambio de rumbo quede sobre el papel en forma de alguna propuesta de resolución.
ERC, sin embargo, sigue insistiendo en que ahora hay que profundizar en la vía del diálogo y no da ninguna señal de querer modificar su plan. Aragonès ha repetido en varias ocasiones en la última semana que hará una propuesta “inclusiva”, más allá del independentismo, para lograr su objetivo de conseguir un referéndum acordado con el Gobierno sobre la independencia. Nada indica que esa fórmula sea lo que Junts pretende obtener en el debate parlamentario.
“Así no se puede seguir”, resumían los principales líderes de Junts cuando trataban de justificar el ultimátum dado a Aragonès. Con todo, consejeros de ese partido como Josep María Argimon (Salud) o Jaume Giró (Economía) insisten en la necesidad de tener presupuestos aprobados para un ejercicio en que las previsiones económicas no pintan muy bien. También pesa el hecho de que la mitad de los 300 altos cargos y personal de confianza del Ejecutivo son de Junts. Estos cargos están más alejados de un hipotético adelanto electoral porque su estabilidad económica depende de la existencia del Govern.
Junts quiere subir los decibelios de su discurso independentista en un momento que tampoco está siendo fácil para ERC. Aunque ambos partidos tienen claro que las elecciones municipales serán un escenario de batalla importante y la política cotidiana será el centro del debate, la bandera secesionista también tendrá peso y hay una pelea abierta por quién la enarbola con más fuerza. Los de Borràs no han dudado en usar las críticas de los republicanos a cómo la ANC celebrará la Diada de este año (cuyo color será el negro) para intentar desgastarles. Aragonès anunció que no acudirá a la manifestación. De ahí que, aunque en un principio también llamó la atención, los republicanos se muevan internamente para cerrar cualquier brecha. El mismo lunes en que Junts anunció el ultimátum, por la tarde, la Ejecutiva del partido de Aragonès decidió adelantar la fecha de su próximo congreso, que en teoría se tenía que celebrar en 2023. Se hará por partes. Este noviembre se votará una nueva dirección, y al año siguiente se reescribirán las hojas de ruta política y organizativa.
Oriol Junqueras y Marta Rovira (huida de la justicia en Bélgica), anunciaron su voluntad de repetir respectivamente como presidente y secretaria general de la formación en la misma carta en que se explicaban las fechas del proceso congresual. Son cargos que ocupan desde 2011. Es un movimiento que muestra un cierre de filas ante la labor de Aragonès y la de Gabriel Rufián en el Congreso, como dos cabezas visibles. Como siempre, solo una voz crítica se dejó oír: la del Colectivo 1-O: “Que desde la Dirección del partido se diga ahora cuál será el resultado denota una falta de respecto al voto de la militancia”.
Rovira ha pedido este domingo acelerar la mesa de diálogo en otoño para lograr acuerdos antes de final de año ante la dificultad de hacerlo en 2023, debido a la celebración de elecciones municipales y generales. “Es imprescindible que en los próximos meses haya avances importantes”, ha afirmado en una entrevista en Europa Press.
La dirección de ERC cierra filas ante su hoja de ruta y Junts agita la bandera independentista. Las cartas ante una pugna por ser la mayor fuerza municipal en Cataluña, que los republicanos estuvieron a punto de quitarle a sus rivales hace cuatro años y que sigue con la gran incógnita de qué pasará en la capital catalana. Junts sigue sin aclarar si será Xavier Trias el candidato, mientras que ERC teme que cualquier movimiento descabalgue sus opciones con Ernest Maragall.
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