Barcelona, la capital ‘bollomami’
Unas 90.000 personas participan en la marcha del orgullo LGTBI por el Paralelo, aunque también hubo celebraciones en otras poblaciones
Bajo el lema “Lesbianas visibles y poderosas”, miles de personas desfilaron este domingo por la avenida del Paralelo, entre las Tres Xemeneies y la plaza de Espanya, para celebrar la fiesta del orgullo LGTBI+ en la capital catalana. Para esta edición, los organizadores han querido poner el foco en la reivindicación de las lesbianas y de ahí que las piezas publicitarias que invitaban a los eventos de esta semana incluyeran el hashtag #bollomami, un juego de palabras entre el último trabajo de la artista catalana Rosalía y el término bollera, despectivamente utilizado para referirse a las lesbianas: todo un ejercicio moderno de reapropiación del insulto como forma de resistencia. Según la Guardia Urbana, unas 90.000 asistieron a la cabalgata o a la fiesta posterior en la avenida de María Cristina.
Además de la presencia de representantes políticos del Ayuntamiento de Barcelona y de la Generalitat, el pregón ha sido leído por varias lesbianas. En él han recordado el estigma y la paradoja de las etiquetas, pues estas, defienden, son “necesarias hasta que el reconocimiento sea real y efectivo. [Las lesbianas] desobedecemos al sistema patriarcal por el solo hecho de existir”. “Una bollomami es lesbiana, te lo parezca o no”; “Dos bollomamis no son tu fantasía sexual” o“Una bollomami no es el ‘hombre’ de ninguna relación”, son tres de las piezas con que este año invitaban a los actos, todos con fotos de vecinas de la ciudad, y con que se ha querido dar visibilidad y al mismo tiempo hacer pedagogía. Aprovecharse del concepto de Rosalía, aceptan en la organización, ayuda potenciar el mensaje con un toque de ironía y actualidad.
La apuesta por el mensaje reivindicativo de este año ha marcado profundamente también la programación de estas dos semanas, y especialmente la del escenario ubicado en Maria Cristina, donde la fiesta se ha extendido hasta las dos de la mañana. El cartel estuvo dominado por mujeres, como La Zowi, Jimena Amarillo, el cuarteto Ginebras, Marta Sango y Rocío Saíz, entre otras. El mundo eurovisivo también ha estado presente en la fiesta: el pasado sábado el plato fuerte fue WRS, representantes de Rumania en la pasada edición y que han hecho a toda la plaza cantar “Hola, mi bebé-bé / Llámame, llámame”.
La vuelta a la normalidad tras la pandemia no ha hecho que la organización del Pride y otros colectivos que trabajan en la defensa de los derechos LGTBI+ aparcaran sus diferencias por un día para marchar juntos. La jornada había comenzado con la noticia del tiroteo en un bar gay en Oslo, donde murieron dos personas y 20 más quedaron heridas. El colectivo La Crida LGTBI había anunciado la semana pasada que se desmarcaba del Pride y haría su propia marcha, pues consideran que la del Paralelo está muy mercantilizada. “Nos sentimos herederos de la primera manifestación de liberación en Barcelona en el año 1976 y seguimos su hilo rosa por los derechos del colectivo de clase obrera”, había asegurado hace unos días uno de sus portavoces. Su manifestación ha sido entre la plaza de Universitat y la plaza de Sant Jaume.
Desde 2008, la celebración por el día del Orgullo ha ido extendiéndose más allá de la reivindicación duramente política y sus organizadores han apostado por darle músculo para que se haga un huevo en la agenda de los Pride internacionales. Sus organizadores creen que deja un retorno económico de 70 millones de euros a la ciudad durante las dos semanas. Pese a los esfuerzos, la fiesta sigue siendo eminentemente local.
Los días de conmemoración de la revuelta de Stonewall (un bar gay de Nueva York en donde en 1969 los clientes se enfrentaron con la policía por las redadas y los ataques) siguen siendo una herramienta importante para ganar visibilidad en un momento del auge de ciertos discursos de odio, vinculados a la extrema derecha. En este semestre, según los datos del Observatorio contra la Homofobia (OCH), los incidentes o actos contra el colectivo LGTBI han crecido un 34% si se comparan con ese mismo periodo del año pasado. No todos, sin embargo, terminan siendo denunciados ante la policía. El Parlament está actualmente tramitando una ley trans catalana.
Roquetes celebra el primer orgullo de las Terres de l’Ebre
Barcelona, sin embargo, no ha sido la única población catalana en salir a la calle. La celebración, por primera vez, ha llegado también este sábado a las Terres de l’Ebre. Ha sido en Roquetes (Baix Ebre, Tarragona, 8.159 habitantes) un hito que parecería menor pero que ha significado un importante esfuerzo de las asociaciones LGTBI+ de los alrededores. El ambiente en el patio de la escuela Marcel·lí Domingo, donde se ha celebrado la fiesta tras una rúa por la ciudad, lo corroboraba: integrantes del colectivo de Roquetes y de distintos pueblos de alrededor, y drags ataviadas con vestidos ceñidos y grandes plumas, coincidieron con vecinos del pueblo, desde abuelos curiosos sentados a la fresca y mirando el espectáculo, hasta familias con hijos en primera fila, o jóvenes que no se querían perder una fiesta.
“La idea partió de un colectivo de Mora, que querían hacer un orgullo en el Ebro. Lo querían hacer en Tortosa, como es lógico, pero no pudieron, así que nos llamaron. Hemos estado preparándolo un año y les hemos dicho que se queden aquí, porque es muy buena idea”, ha explicado el alcalde de Roquetes, Ivan Garcia, antes de enfundarse unos tacones y participar en una carrera. “Lo que queremos es que el colectivo pueda celebrarlo aquí, en su pueblo y su comarca, y que no tengan que ir a la capital para sentirse cómodos”, señala.
El alcalde, de ERC (lo es desde febrero, cuando el anterior, Paco Gas, renunció para “no entorpecer” el final del mandato, por si la justicia vuelve a citarlo por la causa del 1-O) ha aplaudido que mucha gente del pueblo haya seguido la rúa, aunque admite que una celebración como la del orgullo “cuesta bastante, sobre todo en un pueblo”. “Pero si nos han de criticar por esto, prefiero que así sea y no que nos critiquen por no hacerlo”, ha remachado.
Roger Font, director de Okay Produccions y organizador de la fiesta, reconoce las dificultades que hay para el colectivo LGTBI+ fuera de las grandes ciudades. “Hay mucha homofobia dentro de las casas, y poder celebrarlo en el pueblo es muy simbólico. Además, llevábamos pensando en ello desde antes de la pandemia, así que había muchas ganas de fiesta”, ha dicho.. Sentadas en una mesa al final del patio, Anna, Maricin y Cati miran de lejos el espectáculo de La Mega Pubilla, la maestra de ceremonia. “Está bien pero da pena porque la gente del pueblo o de comarcas no se integra mucho”, dice una, a lo que otra añade que pese a todo, hay ganas de celebrar: “Las novedades siempre cuestan, pero creemos que cualquier fiesta va bien, sobre todo tras la pandemia”. Informa Josep Catà
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