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Juegos Olímpicos de Invierno 2030: así avanzan las ciudades candidatas

La propuesta de Sapporo va un paso por delante, aunque el desgaste de las relaciones con el COI durante la pandemia le resta méritos

La suiza Priska Nufer durante un descenso en las pistas de Cortina d'Ampezzo, donde se celebrarán los Juegos Olímpicos de Invierno de 2026.
La suiza Priska Nufer durante un descenso en las pistas de Cortina d'Ampezzo, donde se celebrarán los Juegos Olímpicos de Invierno de 2026.Alessandro Trovati (AP)
Bernat Coll

Sapporo (Japón) va un paso por delante. La candidatura japonesa llega a la fase decisiva del proceso de selección de la sede de los Juegos Olímpicos de Invierno del 2030 con una candidatura avanzada que le sitúa con cierta ventaja respecto al resto de proyectos. Salt Lake City (Estados Unidos) y Vancouver (Canadá) ofrecen unas estructuras de primer nivel, aunque no cuentan con el proyecto totalmente asegurado. Barcelona-Zaragoza, por su parte, seduce al Comité Olímpico Internacional (COI) con una propuesta alternativa que situaría los Pirineos en el mapa olímpico siempre que supere el bloqueo político. El organismo internacional prevé anunciar su elección entre el primer y el segundo trimestre de 2023, y no descarta elegir las sedes de 2030 y 2034 a la vez.

EL PAÍS analiza el estado de los cuatro aspirantes junto a Ander Mirambell, pionero del skeleton en España, y aún en activo a los 39 años, y Enric Truñó, regidor de deporte, turismo y Juegos Olímpicos de Barcelona (1979-1998) y comisionado de la candidatura Barcelona-Pirineus 2022.

Sapporo. Es la propuesta actualmente más sólida a ojos del COI. La candidatura se construyó con vistas a los Juegos del 2026, pero el terremoto de Hokkaido de 2018, que dejó más de 40 fallecidos, obligó al gobierno nipón a cambiar las prioridades para centrarse en reconstruir las zonas afectadas. La organización quiere utilizar “la mayoría de infraestructuras deportivas actuales”, según admitió a EL PAÍS el exjefe de la candidatura, Ryosuke Suzuki, y que acogieron parte de los Juegos de 1972. El Comité Internacional ve en la propuesta nipona una garantía porque queda poco trabajo pendiente: no depende de ningún resultado electoral, referéndum o acuerdo político.

En su contra juega el recuerdo de Tokyo 2020, marcado por la pandemia. La cita tuvo que posponerse hasta verano del 2021 y aquello creó tensiones entre el COI y el comité organizador por la manera de gestionar la crisis. Si bien deportivamente el certamen salió adelante, algunos miembros del Comité Internacional admiten entre pasillos que no guardan un gran recuerdo de sus relaciones con el gobierno nipón por su complejidad.

Tampoco ayuda la proximidad de las dos citas: nueve años de diferencia. El COI prefiere repartir los Juegos por diferentes continentes y países antes de regresar a un territorio que acaba de ser sede. En todo caso, existen precedentes contemporáneos que minimizan esta cuestión: Estados Unidos albergó los Juegos de Verano de 1996 (Atlanta) y los de Invierno de 2002 (Salt Lake); y Pekín (China) fue sede de verano en 2008 y de invierno en 2022. Mirambell, en todo caso, reclama abandonar Asia: “Los dos últimos Juegos de Invierno han sido en Corea (2018) y en Pekín; y los de Verano también han estado en tenido protagonismo con Pekín (2012) y Tokyo (2020). Es necesario mantener la rotación continental”.

Salt Lake City. Llega a la carrera como la renacida. A principios de año trasladó al COI su intención de priorizar los Juegos del 2034 ante la proximidad de Los Ángeles 2028. Sin embargo, ante la incertidumbre general, ve con buenos ojos la posibilidad de albergar la cita de 2030 porque no necesitaría grandes modificaciones. Fue sede de los Juegos del 2002, y construye la actual candidatura a partir de las mismas infraestructuras. “Tienen las instalaciones a punto y están bien mantenidas”, señala Truñó. Mirambell, sin embargo, avisa que el Park City de Utah, el recinto que acoge el circuito de boblseigh y los saltos, requiere una readaptación. “La parte de la frenada del circuito ha quedado corta y tienen que poner colchones de seguridad”, señala el bajador, “y el trampolín ya tiene unos cuantos años”.

La latitud de Salt Lake, al norte de los Estados Unidos, es otro punto a favor. Las condiciones climáticas en invierno garantizan una buena calidad de la nieve y del hielo, apunta Truñó, por lo que los deportes de invierno están “muy arraigados en el territorio”.

El COI, en todo caso, sabe que detrás de los organizadores de los eventos deportivos en los Estados Unidos existen estructuras económicas de capital privado que observan los Juegos y los macroeventos deportivos con un interés principalmente lucrativo. “En Estados Unidos no verás nunca al presidente Joe Biden actuar en favor de conseguir la cita. Los empresarios son quienes tiran del carro”, ilustra una fuente del COI. En el actual contexto de reparación olímpica, con el comité internacional interesado en dejar atrás las sombras de corrupción de principios de siglo a través del programa Agenda 2020, y de acercarse a los cánones de sostenibilidad que exigen las nuevas generaciones, el organismo sabe que el proceso de organización puede alejarse de la idea olímpica más pura. La proximidad con Los Angeles 2028, donde se celebran los Juegos de Verano, también limita su elección.

Vancouver. Su futuro pasa por los resultados de las elecciones municipales de la ciudad, el próximo mes de octubre. El debate político plantea la necesidad o no de celebrar un referéndum que avale una candidatura basada en el éxito de los Juegos del 2010. “Es quizás la candidatura con el proyecto técnico más preparado”, analiza Mirambell, que participó en la última cita olímpica canadiense. “Tendrán que invertir muy poco porque las instalaciones son buenas”, insiste. El clima invernal y el interés social, donde los deportes de invierno son casi cotidianos, refuerzan la iniciativa.

La manera de trabajar del equipo canadiense también gusta al COI, que entiende que no tendría que relacionarse tanto con del sector privado y garantizaría un modelo más sostenible. “Vancouver hizo un esfuerzo brutal para reducir la huella medioambiental en 2010 y ser especialmente sostenible”, apunta Truñó, que viajó aquel año a la cita olímpica con el exalcalde de Barcelona, Jordi Hereu, padre del proyecto matriz Barcelona-Pirineus 2020, para conocer el modelo canadiense. “Los canadienses tienen inquietudes sociales y actualmente buscan reparar el impacto que sufrieron las primeras naciones (indígenas). Todo esto gusta al COI”, entiende el exregidor de Barcelona.

Barcelona-Zaragoza. El desacuerdo político ha llevado la candidatura al límite, a pesar de contar con el aval del COI desde 2018. El proyecto de Pirineos 2030 es el más diferente al resto, y seduce al organismo internacional con dos ideas: la primera, situar los Pirineos en el mapa internacional. “Al COI le interesa incorporar nuevas cordilleras a la familia olímpica”, interpreta Truñó. Fuentes del COI admiten que la propuesta de dinamizar el territorio a través de los Juegos es precisamente uno de los objetivos de la Agenda 2020.

La segunda idea es seguramente la más importante y, a la vez, la que parece más difícil de ejecutar. El presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco, presenta la candidatura como una herramienta de unión territorial y social tras el procés; y el COI ve con muy buenos ojos poner de acuerdo a la Generalitat de Cataluña y el Gobierno central a través de los Juegos. Lo que no esperaba el COE es que a quien debía convencer era al gobierno de Aragón, que en las últimas semanas ha puesto la candidatura patas arriba al considerar “injusto” el reparto avalado por el resto de las administraciones. La última propuesta ofrece a Aragón un nuevo reparto para que todos los valles del Pirineo aragonés estén representados, a cambio de que el patinaje pase a Barcelona, algo que el gobierno de Lambán rechaza de nuevo.

Las discrepancias inquietan a Mirambell. “Muchos de los políticos que intervienen en la negociación estarán retirados en 2030. Que se pongan de acuerdo por el bien común”, pide. Blanco fijó el 20 de mayo como fecha límite para desbloquear el acuerdo, lo que catapultaría las opciones catalano-aragonesas después de que fuentes del COI admitieran hace unos días a EL PAÍS que las disputas internas habían “restado credibilidad” al proyecto. Si el COE consigue su objetivo, deberá esperar a los resultados del referéndum que se celebrará en el Pirineo catalán el próximo 24 de junio para avalar la propuesta.

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Sobre la firma

Bernat Coll
Periodista centrado actualmente en la información sanitaria. Trabaja en la delegación de Catalunya, donde inició su carrera en la sección de Deportes. Colabora en las transmisiones deportivas de Catalunya Ràdio y es profesor del Máster de Periodismo Deportivo de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.

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