La discordia entre Aragón y Cataluña pone en riesgo los Juegos de Invierno

Nadie se fía de nadie entre los gobiernos de Cataluña y Aragón. El futuro de la candidatura de los Juegos Olímpicos de Invierno 2030 depende del acuerdo entre dos ejecutivos que se observan con desconfianza y muestras de hartazgo mutuo. Cualquier movimiento del proyecto olímpico es analizado con lupa y el mínimo chispazo genera un incendio. El último, por el anuncio el pasado viernes de la Generalitat sobre la elección de la ex esquiadora Mònica Bosch como “coordinadora del proyecto de candidatura olímpica Pirineus—Barcelona”. El gobierno aragonés acusó al independentismo de “intolerante, supremacista y excluyente” y de “arruinar y boicotear” una iniciativa “de desarrollo” para el Pirineo al entender que la Generalitat va por libre. “La posición del Gobierno de Aragón [respecto a la candidatura] está fuera de toda duda. Lo que no está nada claro es la posición de la Generalitat”, aseguró ayer el presidente de Aragón, Javier Lambán. El choque pone en riesgo el futuro de la candidatura, que sufre la tercera gran grieta en ocho meses por las desavenencias entre los ejecutivos.

Fuentes del Departamento de Presidencia de la Generalitat defienden que Mònica Bosch, actual presidenta de la Federación Catalana de Deportes de Invierno, debe convertirse en la portavoz del proyecto en la comunidad y coordinar el equipo técnico catalán que trabaja mano a mano con el equipo técnico de Aragón en la candidatura. Estas mismas fuentes niegan que su incorporación pretenda coordinar todo el proyecto, sino únicamente desde la óptica catalana. El gobierno de Aragón no lo entiende así y considera que el anuncio “unilateral” de la Generalitat “incumple flagrantemente las condiciones establecidas por el Comité Olímpico Español (COE)”. Lambán insistió en reclamar al Gobierno una decisión definitiva: “Con las condiciones que está planteando la Generalitat, no habrá Juegos”.

El Govern admite estar “sorprendido e incrédulo”, por lo que considera una reacción “tan virulenta”. El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y Lambán participan estos días en la Conferencia de Presidentes Autonómicos y el jefe del Ejecutivo de Aragón no cerró la Puerta a encontrarse con el president. “Estoy dispuesto a reunirme con cualquiera. No tengo ningún problema desde el punto de vista personal con Pere Aragonès, pero mi paciencia se ha agotado”.

El conflicto pone en jaque los planes del COE, que tenía previsto exponer el proyecto públicamente en tres o cuatro semanas y consolidarlo tras muchos meses de inestabilidad. Una de las cuestiones que más irrita a Lambán es el término “Pirineos-Barcelona” que la Generalitat sigue utilizando. Esto ya distanció a los dos gobiernos cuando Aragonès usó esta nomenclatura en su carta dirigida al Comité Olímpico Internacional (COI), en julio de 2021. Aquel fue el primer gran bache. El presidente de Aragón tildó entonces a la Generalitat de “desleal” y reivindicó una candidatura “al 50%”, algo que el gobierno catalán rechazó de nuevo el pasado mes de enero al entender que el proyecto nace en Cataluña en 2010 y cuenta con el aval del COI desde 2018, antes de la entrada en escena de Aragón. Aquello llevó a Lambán a plantar a Aragonès pocas horas antes del encuentro previsto en Balaguer (Lleida), a finales de enero.

Las diferencias en el lenguaje político ponen en riesgo el trabajo técnico de ambas comunidades, que tienen avanzado el proyecto deportivo. Cataluña acogería las disciplinas de esquí alpino y hielo; y Aragón asumiría las pruebas de fondo y algunas de hielo. “El problema de la candidatura es puramente político”, lamentan altos responsables del COE. El presidente de Aragón remarcó que “se reserva la oportunidad de plantear una alternativa” para albergar los juegos si el Gobierno y el COE no plantean “una salida”.