El gol fue de Cruyff y la foto de Rafa
Han pasado tantas cosas en 25 años que conviene actualizar el relato del Barça en su 125 aniversario
Aquella fotografía del gol imposible, la del escorzo de Johan Cruyff ante la sorpresa de Miguelito Reina y sin que la pelota tapara tampoco la cara de asombro de Domingo Benegas en el Barcelona-Atlético de Madrid del 23 de diciembre de 1973, pasó a la posteridad con la firma de Horacio Seguí cuando en verdad fue tomada por su hermano Rafa. Aunque su obra es tan ingente como acreditada, especialmente reconocida en el mundo del atletismo y en los Juegos Olímpicos, sobre todo desde Barcelona’92, la figura de Rafa Seguí nunca se había vinculado al gol único que marcó el as volador, hasta que 49 años más tarde Horacio ha reconocido mediante un documento que la icónica imagen fue captada por su hermano en el Camp Nou.
Así fue contado por Rafa a la agencia EFE, que confirmó la noticia con fuentes próximas al propio Horacio, y ha denunciado también a los distintos medios que últimamente trataron el retrato, como es el caso de EL PAÍS, que publicó una crónica el pasado 12 de febrero con el título La foto imposible del álbum de Horacio. “Yo, desde el año 1974, le voy diciendo que la fotografía es mía y nunca me ha hecho caso. Ha mentido”, afirma Rafa, cuya versión ha sido corroborada también por el testimonio de Antonio Campañá. Horacio y Rafa trabajaban juntos por entonces, ambos acudieron al partido y no habría habido litigio si la fotografía se hubiera firmado siempre con el nombre de Seguí o Germans Seguí y no se hubiese personalizado finalmente en Horacio.
Nada nuevo si se tiene en cuenta el ejemplo que siguieron familias como los Pérez de Rozas o los Brangulí. A ojos de los redactores, los fotógrafos han sido siempre muy suyos, raros a veces en sus acuerdos y al mismo tiempo solidarios y en ocasiones anónimos, porque hasta hace poco se citaba a la agencia y no necesariamente al autor: se firmaba EFE sin más y no EFE/Alberto Estévez. Mi mirada periodística cambió desde que tuve la fortuna de aprender de Carlos y Emilio Pérez de Rozas -mi capitán y redactor jefe en El País- y de Agustí Carbonell, un fuera de serie que consiguió que cortara líneas del texto ya escrito para dar más grandeza a sus innovadoras imágenes sobre los partidos del Barça seleccionadas con un diseñador único llamado Lluís Bosch.
Rafa Seguí ya andaba entonces por el periódico como colaborador y, sin embargo, nunca pensé -ni se comentó - que era el autor del gol imposible del Flaco. A pesar de que la instantánea era propiedad de su hermano, Horacio tampoco se daba importancia cuando se le preguntaba por el enfoque y el momento de la jugada, como si el azar hubiera jugado a su favor y nada hubiese tenido que ver su condición de fotógrafo del Barça y de la familia Cruyff. Incluso utilizaba la expresión “tuve chiripa”, antes de admitir que estaba equivocado cuando sostenía que la foto era suya, en contra del criterio de su hermano, que acabó por revelar el equívoco después de sentirse ultrajado durante su pleito con Horacio. Ahora se impone corregir el equívoco a petición de Rafa.
La tarea llevará su tiempo porque la foto está muy extendida e ilustra escenarios tan visitados como la Fundación Cruyff y sobre todo el museo del FC Barcelona. La directiva del club azulgrana, reunida en Montserrat el pasado 26 de abril, nombró precisamente a David Carabén como comisionado para el 125 aniversario del club, que se celebrará en 2024, y ha creado también una comisión denominada de la memoria histórica del Barcelona, presidida por la vicepresidenta institucional Elena Fort y que cuenta como miembros con los historiadores Josep Maria Solé i Sabaté y Carles Viñas; Xavier García Luque, redactor de La Vanguardia y uno de los periodistas más documentados y que más ha escrito sobre el Barça; y Josep Bobé, autor del libro Quan no érem ni onze.
David Carabén ya dirigió el programa Recorda Míster de Barça TV y es hijo de Armand Carabén, el gerente que en tiempos del presidente Agustí Montal fichó a Johan Cruyff. El padre Armand no solo fue decisivo para que el profeta del gol recalara en el Camp Nou y no en el Bernabéu, sino que organizó los actos del 75 aniversario en 1974. Al hijo Carabén le corresponde retomar un hilo histórico que tuvo su punto álgido en el Centenari de 1999. Hay que actualizar el relato azulgrana, además de cambiar el autor de la foto de Cruyff, porque en los últimos 25 años han pasado muchas cosas, tantas que aquel club victimista tan bien definido y explicado por Manuel Vázquez Montalbán pasó a gobernar el fútbol hasta la caída del presidente Josep Maria Bartomeu.
Alcanza con repasar, por ejemplo, los episodios vividos durante el contencioso Pep Guardiola—José Mourinho y en especial las ruedas de prensa de ambos antes y después de la ida de las semifinales de la Champions de 2011 disputada en el Bernabéu y ganada por los azulgrana con dos goles de Leo Messi. Las acusaciones del técnico portugués hacia la influencia del Barça sobre los poderes fácticos para justificar la derrota autentificaron de alguna manera la denuncia histórica azulgrana del trato de favor que, a su entender, recibía siempre el Madrid. El estilo del Barça pasó a competir con la mística del Madrid. Ninguna figura ha despertado más animadversión en el madridismo que la de Guardiola, derrotado con el City en su visita del miércoles a Madrid.
El contencioso invita de alguna manera a los historiadores azulgrana a contrastar y contextualizar la obra y dimensión del Barça. David Carabén parece plenamente consciente de su tarea: “Es un inmenso orgullo y una gran responsabilidad aceptar el encargo del club que llevo en el corazón y, a la vez, una oportunidad para explicar a todo el mundo aquello que da sentido al més que un club, su identidad deportiva, institucional y simbólica”, afirma. “Me emociona hacer de alguna forma lo que hizo mi padre para el 75º aniversario, cuando repensó la entidad en unos tiempos de cambio (…). ¡Dedicaré los mejores años de mi vida!”, añade Carabén, licenciado en Ciencias Políticas y también cantante, guitarrista y compositor del grupo Mishima.
Los aniversarios invitan a dimensionar la vida de los mejores clubs y deberían ayudar también a contar la verdad en tiempos de mentiras, días en que el dominio del relato es más importante que el marcador, jornadas donde la tecnología es utilizada a menudo de manera tan partidista por los medios de comunicación que hace buena la discutida tradición oral de los aficionados al fútbol, y naturalmente también a los del Barça. Ahora, después de casi 50 años, se ha sabido incluso que el gol imposible de Cruyff no era de Horacio, como todo barcelonista afirmaba, sino de Rafa Seguí. Nadie duda en cualquier caso de que fue gol y de que el gesto de Cruyff causó tal asombro que Reina y Benegas se quedaron con la boca abierta en el Camp Nou.
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