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El día que Trapero dijo ‘no’ al juez

El ‘major’ de los Mossos relata, como testigo en un juicio, su enfrentamiento con el instructor del caso Macedonia de corrupción policial

Un momento da entrevista al Mayor de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero en TV3.
Un momento da entrevista al Mayor de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero en TV3.
Jesús García Bueno

Josep Lluís Trapero ha regresado este miércoles a una sala de vistas para declarar como testigo por un caso antiguo que, mucho antes del referéndum del 1-O, a punto estuvo de costarle la imputación. Trapero ha relatado, por primera vez, su enfrentamiento con el juez que instruyó el caso Macedonia, una presunta trama de corrupción policial que ha acabado en poca cosa, pero que tuvo consecuencias de largo alcance para los Mossos d’Esquadra: desconfiado, el magistrado llegó a ordenar el registro del complejo Egara, la sede central de la policía.

El caso Macedonia se juzga estas semanas en la Audiencia de Barcelona. Su origen se remonta a una operación antidroga de mayo de 2009. La Guardia Civil detuvo a un traficante con 54 kilos de cocaína; más tarde, resulta que había mucha menos droga de la que se dijo. El titular del juzgado de instrucción número 1 de Barcelona, Joaquín Aguirre, creyó haber topado con corrupción policial y encomendó a los Mossos d’Esquadra una investigación que dejó a 15 guardias como investigados.

Trapero era entonces jefe de la División de Investigación Criminal (DIC) de los Mossos. En un momento dado, el juez Aguirre pidió a Trapero que redactara un atestado solicitándole la intervención de 16 miembros del Equipo contra el Crimen Organizado (ECO) de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil. Pero el major se negó. “Puede pasar, tristemente, que haya un policía corrupto. Pero 16 y todos relacionados con la misma operación es poco creíble”. Si quería escuchar las conversaciones de los guardias, el juez debería ordenárselo por escrito. “Se quedó mirando el techo… y se acabó la reunión”, ha contado Trapero, recientemente destituido por el Govern como máximo responsable del cuerpo.

La negativa irritó al juez, que empezó a dudar… de los Mossos. Apartó del caso a la unidad anticorrupción y puso en su lugar a la de asuntos internos. Todo se envenenó con la presencia, como acusación particular en la causa, del pseudosindicato ultra Manos Limpias, que indicó que los Mossos habían estado ocultando llamadas clave con Manuel Gutiérrez Carbajo, un viejo confidente policial también dedicado al tráfico de drogas. Por esas supuestas relaciones no contadas llegó a ser imputado el jefe de Anticorrupción de los Mossos, Antoni Salleras, y cinco subordinados, que finalmente fueron exculpados antes de que acabara la investigación.

En su declaración hace unos días, también como testigo, Salleras atribuyó a Manos Limpias haber hecho aflorar en el juez la idea (falsa) de que habían protegido al confidente Carbajo. El mando policial detalló lo que es una de las tesis que ha sobrevolado sobre el caso Macedonia todos estos años: que fue una venganza por la operación que los Mossos habían desarrollado contra importantes mandos del Cuerpo Nacional de Policía por corrupción en torno a los macroburdeles Riviera y Saratoga, de Castelldefels. “Los abogados de Manos Limpias lo habían sido del Saratoga”, dijo. La información aportada por el confidente fue clave en aquella operación.

Durante muchos meses, el juez tuvo también en la mira a Josep Lluís Trapero, que para entonces ya era comisario jefe de los Mossos. Trapero no llegó a ser citado como investigado. El juicio llega 11 años después de los hechos que se investigan. En el banquillo de los acusado se sientan 17 personas pero únicamente un mando policial, el subinspector de los Mossos Josep Ranea, por aceptar regalos de la trama corrupta.

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Entre los acusados está, por tráfico de drogas, Gutiérrez Carbajo. Tanto Salleras como Carbajo han afirmado que no sabían que se dedicaba al tráfico de drogas. Ambos dijeron que trataron con Carbajo por encargo de la fiscalía para colaborar en el caso Riviera-Saratoga. Trapero expresó sus “dudas” y el “Poco interés” del confidente, con el que reconoce que mantuvo decenas de llamada; muchas de ellas, sin contenido relevante sino para “mantener el contacto”. Trapero ha señalado que fueron víctimas de maniobras de descrédito.

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.

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