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La Crónica
Crónica
Texto informativo con interpretación

Vedetes del periodismo

Recién jubilado tras 30 años como profesor de la UAB, Xavi Giró critica el aumento del ‘yo’ en el oficio

Rebeca Carranco
Xavi Giró, profesor de periodismo de la Universidad Autónoma de Barcelona, recién jubilado.
Xavi Giró, profesor de periodismo de la Universidad Autónoma de Barcelona, recién jubilado.CRISTîBAL CASTRO

Xavi es el único que camina con la mirada al frente y el sombrero de ala ancha perfectamente encasquetado. Son las nueve y media de la mañana. Anda ligero y sonriente. Se nota en los surcos del contorno de los ojos. Abrigo negro, camisa, tejanos, y mochila. “¿Demasiado elegante?”, bromea cuando llega al encuentro. Despega así su conversación burbujeante, que durará más de dos horas. Hemos quedado porque a sus 66 años, Xavi Giró se acaba de jubilar. Atrás deja el oficio de profesor periodista, una profesión que ha ejercido (poco, 10 años), ha enseñado (mucho, 30) y le ha granjeado una legión de discípulos.

“¿Crees?”, pregunto, bajo el rosetón de la iglesia. “Soy ateo”, responde, llenándome la cabeza sin querer de C. Tangana. Caminamos por Sant Cugat del Vallès, donde hace años que vive: de la iglesia al monasterio, pasando por el claustro, hasta la antigua plaza del Ayuntamiento. Xavi nunca se ha escondido. “Soy más rojo que esta chaqueta”, solía empezar su clase de Periodismo Político en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Una sudadera monocromática carmesí, propia de un comunista, trotskista, con nombre de guerra Trixi. “Todo el mundo es una persona política, ya lo decía Aristóteles”, se defiende. Y desde esa óptica, ha enseñado periodismo honesto, útil para entender el mundo, y bien escrito: sin faltas, sin comas entre sujeto y predicado y sin mezclar estilo directo e indirecto. Qué menos.

“He pensado mucho sobre estas cosas” o “es un poco largo”, avisa, ante casi cualquier pregunta. Las sillas metálicas del bar donde hemos recalado no son más cómodas que los pupitres de la Facultad de Periodismo de la Autónoma. En noviembre, se despidió de ellos. El vídeo de su adiós, abrazándose a sí mismo (lo único permitido en la era covid), se ha hecho viral. En 30 años, ha visto pasar alumnos de todo tipo por sus clases. “Siempre he estado contento con ellos. Saben lo que saben. Vienen como vienen”. Pero confiesa que en los últimos tiempos ha detectado el mal del “vedetismo, el yo”. “Las vedetes son vedetes, no son periodistas. El periodismo es una cosa mucho más humilde, más de grupo”, reprueba. “Aquí no hay yo que valga”, remacha, causando dolor preventivo por cuando lea esta crónica.

¿Somos más vedetes los periodistas ahora que antes? “El nuevo periodismo ha hecho mucho daño”, considera Giró, sobre la corriente iniciada por Capote & Co. Casi tanto como Twitter. Ya lo decía una avezada jefa de comunicación: “Influye más tu tuit que tu artículo”. Y para muestra, un botón: por las calles de Sant Cugat, nos hemos cruzado con Jofre Llombart, periodista de Rac-1 ahora en una segunda vida haciendo cosas para la Generalitat. “Tiene más de 35.000 seguidores en Twitter. ¿Y tú? ¿Cuántos tienes?”. En realidad, Llombart reúne a más de 73.000 followers.

El “profesionalista del oficio” es otra de las batallas de Xavi. Esas personas que “se han marcado unas reglas y las tiran adelante, pase lo que pase”, sin tener en cuenta “la repercusión política y social de lo que hace”. Su educación y tacto le impide admitirlo, pero presiento que me ve con un pie metido en el charco del profesionalismo cuando escribo de sucesos, de violencia, de delincuencia. No hay materia más sensible en un mundo racista. Y tarde o temprano, se llega siempre al mismo debate: ¿Hay que informar de la nacionalidad de un delincuente? En su opinión, jamás. Así se crea, dice, la “figura del delincuente inmigrante” que impregna al lector, asegura, alimentando prejuicios racistas.

Xavi recuerda que aprendió periodismo cuando le nombraron jefe de sección en el Diari de Barcelona, cortando los textos de sus colegas. El corresponsal envía casi siempre demasiado largo. Y titula más largo aún. Y que en Estados Unidos, con una beca Fulbright, conoció “la técnica profesional”. Algo tan básico y que parece olvidado por completo: “No puedes decir lo que no puedes demostrar”. Repite que la función esencial del periodismo es “dar conocimientos de cosas necesarias para la vida”. Y eso no es “ni cada 30 minutos, ni cada día”. “Entonces, llenamos con cosas insustanciales, inercias”. Gestión de la información de carril.

Le pregunto por nombres de periodistas insignes de la “Escuela Giró”. De todos, me quedo con uno: Lluís Pellicer. Búsquenlo. Y también quiero saber a qué está suscrito: ”El País, La Directa, Crític, Alternativas Económicas y Viento Sur”. Nos despedimos a contracorazón. “Tenemos que vernos más”, como la típica pareja de amigos, que nunca acaba de encontrar el momento. Después del rato juntos, me quedo con una sensación agridulce, como la salsa. Lo bueno, el mensaje final de Xavi: “Siempre hará falta información, buena información”. Lo malo: ha cerrado la Escuela Giró de la UAB.

Postdata: José Ángel, Blanca, Joan, Carles y Robert también se prejubilan. Igual que el resto de los 34 periodistas de El País. Bien por ellos. Menos bien por los que les echaremos de menos.

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

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