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Tarragona, Lleida y Badalona arrancan el año con los presupuestos en el aire

Los alcaldes de ERC de las dos capitales de provincia no han podido aprobar las cuentas tras el rechazo de los comunes

Dos ciclistas pedalean por delante del edificio histórico del Ayuntamiento en la plaza de la Vil.la, en Badalona. / CARLES RIBAS
Dos ciclistas pedalean por delante del edificio histórico del Ayuntamiento en la plaza de la Vil.la, en Badalona. / CARLES RIBAS

El Parlament cerró el periodo de sesiones el 23 de diciembre con la aprobación de los Presupuestos a tiempo por primera vez en 10 años. El mismo día el Ayuntamiento de Barcelona hacía lo propio. Los dos pactos se cerraron gracias al acuerdo entre Esquerra y En Comú Podem, pero el mismo guion no se ha aplicado en Tarragona y Lleida, ambos con alcaldes republicanos y ahora con los presupuestos en el aire tras la salida de los comunes de sus respectivos gobiernos por diferentes razones. No son las únicas ciudades en esa situación: Guanyem Badalona avisa que no piensa regalar los presupuestos al nuevo gobierno de Rubén Guijarro (PSC) y la alcaldesa de Tortosa, Meritxell Roige (Junts), acaba de perder una cuestión de confianza vinculada a los presupuestos.

De las diez principales ciudades de Cataluña de más de 100.000 habitantes, L’Hospitalet del Llobregat y Santa Coloma de Gramenet, gobernadas por el PSC con mayoría absoluta, aprobaron las cuentas ya hace semanas. Girona, bajo el mandato de Junts, lo hizo ya en octubre. Sabadell, gobernada por el PSC, recabó el apoyo de los ediles del partido de Carles de Puigdemont para aprobar las cuentas más elevadas de su historia. Terrassa y Mataró, dirigida por PSC y comunes, han hecho lo propio.

Esta es la situación en los tres mayores municipios con los presupuestos sin aprobar.

Lleida. El alcalde de Lleida, Miquel Pueyo (ERC), perdió el 27 de diciembre una cuestión de confianza vinculada a las cuentas al reunir de los 27 votos posibles, 12 a favor —los de su equipo de gobierno, de ERC y Junts—, 13 en contra —PSC, PP y ediles no adscritos— y dos abstenciones —comunes—. El reloj se ha puesto en marcha y las cuentas quedarán aprobadas automáticamente el día 28 de este mes salvo que la oposición presente una moción de censura y prospere un alcaldable alternativo. “Descartamos que pase porque la oposición ideológicamente es muy diferente. Hemos perdido dos meses”, lamenta Jordina Fraixanet, segunda teniente de alcalde de Lleida, que apunta que el mecanismo de la moción de confianza lo empleó en su día por primera vez Ada Colau, alcaldesa de Barcelona.

Fraixanet conviene que en Lleida se ha producido una situación dispar en contraste con Barcelona donde ERC apoyó las cuentas a cambio de las de Govern. “Nosotros, y hablo como ERC, somos los que decimos que queremos presupuestos en todas partes y los cumplimos”, dice admitiendo que en la política municipal se suman a veces otras cuestiones como la falta de confianza y en este caso considera que injustificada. David Cid, dirigente de los comunes, señaló hace unas semanas a EL PAÍS que la voluntad del partido era cerrar ese acuerdo como en Barcelona o en la Generalitat pero que no fue posible. Fraixanet aclara que han archivado el expediente del complejo comercial Torre Salsas, que en su día provocó la salida del gobierno de los <CF1000>comunes</CF>. Tras negar que sea un guiño a esa formación, asegura: “Había que seguir un procedimiento pero ese proyecto no lo quisimos desde el primer día”.

Tarragona. El equipo de gobierno del alcalde Pau Ricomà, formado por ERC, Junts y la CUP —12 ediles, a dos de la mayoría absoluta— ha configurado un presupuesto de 168 millones. Los comunes votaron en contra en comisión y juegan un papel clave en el desbloqueo de las cuentas. Su portavoz, Carla Aguilar, ha dejado las negociaciones para después de las fiestas después de que las asambleas de los comunes y Podem votaron por separado y en sentido contrario (a favor y en contra) de los presupuestos.

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El desencuentro se incubó en verano cuando los comunes, que habían aupado a la alcaldía a Ricomà para romper el empate a siete ediles con el PSC, abandonaron el gobierno al aplicar aquel la vía amplia incorporando a Junts y la CUP. Los republicanos empezaron hace días a negociar con el PSC pero estos rompieron las conversaciones, dice ERC, sin motivo aparente. “Tarragona necesita hacer piña”, dijo Xavier Puig, portavoz del gobierno. Y apunta sobre los comunes: “Queremos aprobar las cuentas este año y no el próximo”.

Los comunes elaboraron un plan con 83 medidas (les aceptaron el 40%) y pedían aumentar el 20% el gasto social (calculan que se queda en el 17%). Aguilar aclaró ayer que siempre han dicho que están dispuestos a seguir negociando y que si hay una nueva propuesta volverán a consultar a las bases.

Badalona. El socialista Rubén Guijarro alcanzó la alcaldía en noviembre tras la moción de censura contra Xavier García Abiol por su implicación en Los Papeles de Pandora al descubrirse que figuraba como apoderado de una firma en un paraíso fiscal. Guanyem facilitó el relevo. El equipo de gobierno, formado por PSC, ERC, comunes y Junts, presentó el proyecto de 346 millones y las negociaciones han empezado. “No tenemos prisa. No vamos a poner palos en la rueda pero no daremos cheques en blanco. No las aprobaremos si o si”, avisa Toni Flores, portavoz del grupo, que sí que apoyó la aprobación del plan de reactivación con una inversión de cinco millones para superar la pandemia.

Guanyem quiere que el alcalde, que gobierna en minoría, sea consciente de que solo falta año y medio para finalizar el mandato. “Pedimos hechos tangibles para mejorar la vida de las personas y no macro proyectos no realizables”, dice lamentando que el Ayuntamiento ha cerrado estos días los servicios sociales y bibliotecas. “Nada ayuda”, dice explicando que el propio alcalde mostró su sorpresa con esa decisión. Guanyem reivindica el mantenimiento de los equipamientos y ampliar la inversión en vivienda social, pendiente de ejecutar. Y avisa ante una posible tentación del gobierno de pactar con el PP: “A ver cómo lo explican. Que pregunten a la ciudadanía sino quiere más gasto en las áreas que pedimos”.

Girona, la primera ciudad en aprobar los números

Girona fue posiblemente la ciudad más madrugadora a la hora de aprobar las cuentas siendo patente la importancia que tiene saber sumar complicidades para aprobar las cuentas. Un espaldarazo difícilmente imaginable hace unos meses sirvió a la alcaldesa Marta Madrenas (Junts per Catalunya) para hacer prosperar los presupuestos: el cabeza de lista de Ciudadanos se alineó con dos partidos independentistas en el feudo de Carles Puigdemont. La abstención del edil Daniel Pamplona, de la formación naranja, pese a haber sido expulsado del partido, permitió a la alianza de Junts y ERC sellar las cuentas. Y la luz verde llegó cuando al calendario aun le quedaba recorrido. En un pleno extraordinario celebrado el 25 de octubre, Madrenas desencalló un presupuesto que se eleva hasta los 132 millones, un 7,4% más que el actual, prorrogado de 2020.

De entrada, no parecía tenerlo fácil la dupla Junts-ERC. Los votos afirmativos de los 13 ediles del gobierno empataron con 13 votos en contra de la oposición. Los cupaires de Guanyem Girona alegaron que el proyecto no atiende a las necesidades que ha hecho aflorar la pandemia. El PSC esgrimió un argumento similar. Las cuentas queron, por tanto, a expensas del edil desterrado de Cs. Su abstención permitió a la alcaldesa usar el voto de calidad para romper el empate. Las ordenanzas fiscales prevén un aumento del IBI del 7,8% y un 3% de las tasas.


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