Un juez de Barcelona autoriza a un alumno a ir a clase sin mascarilla por salud

El consejero de Educación de la Generalitat, Josep González-Cambray, afirmó este viernes que la Administración garantizará la asistencia a clase de un alumno menor de edad a quien un juez ha autorizado a no llevar mascarilla por razones de salud. Un juez de Barcelona ha autorizado a un niño a no llevar mascarilla en clase porque su familia ha acreditado que el uso de esta protección contra el coronavirus le causa perjuicios como cefaleas intensas, vómitos y trastornos neurovegetativos.

“El derecho a la educación está por encima de todo”, defendió el consejero durante la presentación del nuevo curso en Barcelona. González-Cambray aseguró que el año pasado ya hubo alumnos catalanes que asistieron a clase sin mascarilla por motivos de salud. El también presidente del Consorcio de Educación de Barcelona recordó que el uso de la mascarilla es una decisión “100% sanitaria, de carácter individual pero que afecta a la colectividad”. Por ello, recordó que si no hay una indicación por motivos médicos, los grupos deben llevar mascarilla en clase; y si algún alumno no puede, “se analizará el grupo de clase para garantizar que no haya transmisión del virus”.

En el caso conocido este viernes, el juez de Barcelona concluye que, acreditados los perjuicios que la mascarilla causa en el menor, el interés particular del menor reconocido en el ordenamiento jurídico debe prevalecer frente al interés general del resto de compañeros y del profesorado, que “con el uso obligatorio de la mascarilla dentro del centro escolar, se encuentran protegidos al entrar en contacto con él”.

Sobre las novedades del curso que comienza, el consejero y el teniente de alcalde de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Barcelona, Jordi Martí, dieron cuenta de las cifras en los 444 centros educativos de ciudad: pueden resumirse en que habrá menos alumnos, pero las mismas clases, de forma que se reducirán las ratios. Además, habrá más profesores (295) y ocho nuevos centros, de los que cuatro son concretados que se adscriben a la red pública.

En total hay 174.000 alumnos, menos por la caída de la curva demográfica: 36.000 en infantil (2.000 menos), 80.000 en primaria (2.000 menos) y 57.000 en la Educación Secundaria Obligatoria (1.200 menos). En continuidad con la tendencia que se rompió hace dos años, por tercer curso hay más inscritos en P3 en los centros públicos que en los concertados, el 52,6%. Martí señaló que estas cifras demuestran que “se consolida la apuesta por la pública” en la ciudad.

Este segundo curso presencial pero en pandemia también ha aumentado un punto, hasta el 13%, el alumnado con vulnerabilidad reconocida por motivos socioeconómicos y culturales. Asciende al 67% de alumnos matriculados en la escuela pública y al 33% en la concertada.

En Barcelona se ha experimentado un aumento de la demanda de plazas de Formación Profesional (FP) este verano: ha habido un 27% de incremento en las preinscripciones en grados medios y un 22% en los grados superiores.

Los responsables de educación también explicaron que durante el verano se han realizado obras de mejora en 154 centros de Barcelona, con un coste de 32 millones de euros. En 36 de los centros las obras todavía no han acabado.